Además, los autores observaron que los anticuerpos producidos por las células B de memoria son más potentes que los anticuerpos originales, y pueden ser más resistentes a las mutaciones en la proteína del virus que permite la entrada de la célula.
Madrid, 18 ene (EFE).- La inmunidad a la infección por SARS-CoV-2 puede durar al menos seis meses, según un estudio publicado hoy en Nature y realizado con 87 personas que habían sido infectadas por este tipo de coronavirus.
El estudio revela que los niveles de células B de memoria específicas (cuya misión es defender al organismo de futuras agresiones de ese mismo patógeno generando anticuerpos contra el SARS-CoV-2) se mantuvieron constantes durante el periodo de estudio.
Los resultados sugieren que las personas que han estado previamente infectadas con el SARS-CoV-2 pueden generar una respuesta rápida y eficaz al virus si vuelven a exponerse.
El sistema inmunológico humano responde a la infección produciendo anticuerpos que pueden neutralizar específicamente el agente infeccioso.
POTD. Evolution of antibody immunity to SARS-CoV-2. Nature. https://t.co/cA65x2YxEO After recovery from SARS-CoV-2 infection, people can make antibodies that evolve in the months after infection. These abs may be evolving in response to residual viral antigen hidden in the gut. pic.twitter.com/EzrGj4aeLl
— COVID Reference (@CovidReference) January 18, 2021
Se ha demostrado que los anticuerpos humanos contra el SARS-CoV-2 protegen contra la infección en modelos animales.
Los niveles de estos anticuerpos pueden disminuir con el tiempo, pero las células B de memoria, como su nombre lo sugiere, «recuerdan» el agente infeccioso y pueden incitar al sistema inmunológico a producir los mismos anticuerpos al reinfectarse.
Michel Nussenzweig y sus colegas, de la Rockefeller University de Nueva York (Estados Unidos) evaluaron a 87 personas con un diagnóstico confirmado de COVID-19 a 1.3 y 6.2 meses después de la infección con SARS-CoV-2 y encontraron que aunque la actividad de los anticuerpos neutralizantes disminuye con el tiempo, el número de células B de memoria permanece sin cambios.
Además, los autores observaron que los anticuerpos producidos por estas células son más potentes que los anticuerpos originales, y pueden ser más resistentes a las mutaciones en la proteína del virus que permite la entrada de la célula.
Estas observaciones demuestran que las células de memoria B tienen la capacidad de evolucionar en presencia de pequeñas cantidades de antígeno vírico persistente (pequeñas proteínas del virus que pueden ser detectadas por el sistema inmunológico).
La presencia y evolución continuas de las células de memoria B sugiere que las personas pueden ser capaces de producir rápidamente potentes anticuerpos neutralizantes del virus al reinfectarse con el SARS-CoV-2, concluyen los autores.