Fue cuestión de horas para que el PRI le abriera los brazos a Javier Lozano Alarcón, un hijo pródigo que en 2005 decidió aliarse al PAN, y luego se convirtió en uno de los colaboradores más cercanos, y también polémicos, del Presidente panista Felipe Calderón Hinojosa.
Cinco años antes, en el 2000, ocupó el puesto que hoy tiene en el equipo del precandidato priista José Antonio Meade Kuribreña: fue vocero de la campaña del priista Francisco Labastida Ochoa, quien el 2 de julio de ese año se convirtió en el primer candidato del tricolor en perder la elección presidencial desde la creación de ese instituto político en 1929.
Lozano Alarcón se fue del PRI por un tiempo, pero en realidad nunca lo dejó del todo. Sus propios compañeros en el blanquiazul señalaron –con más insistencia en los últimos meses– que Lozano era cosa aparte, que su agenda era distinta a la del resto de los panistas. Y así lo demostró con sus acciones, declaraciones y votos desde la Cámara de Senadores.
Actualmente está de lleno en la precampaña del PRI y no exento de controversias, un escenario donde se mueve habitualmente pues alimenta pleitos y debates en todos los niveles.
En las próximas semanas se verá si la presencia de Javier Lozano le hará bien a Meade, o terminará entregando los resultados que apabullaron al PRI en 2000, cuando los mexicanos lo echaron de Los Pinos.
Ciudad de México, 18 de enero (SinEmbargo).– Javier Lozano Alarcón acumula, en casi tres décadas de ejercicio político y como funcionario público, una larga cauda de controversias y acusaciones que se derivan de los servicios que ha prestado para los gobiernos federales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y también del Partido Acción Nacional (PAN).
Nacido el 21 de noviembre de 1962 en la ciudad de Puebla, abogado por la Escuela Libre de Derecho, ocupó puestos tanto en los sexenios priistas de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de Léon, como en el de Felipe Calderón Hinojosa, quien el 21 de noviembre de 2006 anunció que Lozano Alarcón se desempeñaría como su titular de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
Hoy, luego de más de un sexenio de militancia panista ha vuelto al redil: desde el 10 de enero pasado es vocero de la precampaña presidencial de José Antonio Meade Kuribreña, candidato del PRI, un cargo que le ha valido críticas de sus ex correligionarios, pero también aplausos del grupo de senadores panistas simpatizantes de Calderón Hinojosa, y ahora también de Meade Kuribreña, ex titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).
No es la primera vez que Lozano es vocero de un candidato presidencial; ocupó ese mismo puesto en la campaña de Francisco Labastida y al mismo tiempo buscó ser Diputado federal. Javier Lozano perdió ambas elecciones.
Sin embargo, la polémica que el actual Senador ha levantado entre políticos, grupos sociales y ciudadanos no le es ajena. En tres décadas, Lozano ha alimentado la controversia y la animadversión de propios y extraños, quienes lo consideran un político «duro entre los duros».
Su carrera inició durante la administración de Carlos Salinas de Gortari, quien a partir de septiembre de 1989, le asignó la Dirección de Autorización y Control del Crédito Externo Privado de la Secretaría de Hacienda, cuando ésta era encabezada por Pedro Aspe Armella. Después se convirtió en coordinador de asesores del subsecretario de Normatividad y Control Presupuestal y posteriormente ocupó el cargo de director general de Normatividad y Desarrollo Administrativo en la Subsecretaría de Egresos.
Luego, con Ernesto Zedillo como Presidente, Lozano llegó a Petróleos Mexicanos (Pemex) para ocuparse como Contralor General corporativo. En enero de 1995, cuando Carlos Ruiz Sacristán era Secretario de Comunicaciones y Transportes, se convirtió en Oficial Mayor y en agosto de 1996 pasó a ser subsecretario de dicha dependencia. Después presidiría, por más de un año [de abril de 1998 a mayo de 1999], la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).
Diódoro Carrasco Altamirano –entonces priista y hoy panista, quien actualmente se desempeña como Secretario General de Gobierno de Puebla–, cuando estaba al frente de la Secretaría de Gobernación (Segob) nombró a Lozano subsecretario de Comunicación Social el 26 de mayo de 1999, en sustitución de Emilio Gamboa Patrón. Ese mismo día, Jesús Murillo Karam fue designado subsecretario de Gobierno y Jorge Tello Peón lo fue de Seguridad Pública. Los cambios se debían a que varios funcionarios de la administración zedillista habían decidido sumarse a la precampaña de Francisco Labastida Ochoa en busca de la candidatura priista a la Presidencia.
En enero de 2000 empezaron a definirse los candidatos priistas a diputados federales y senadores por Puebla. Lozano logró hacerse de la candidatura a Diputado por el distrito 11, por lo que el 29 de marzo de ese año fue sustituido por Gabino Cué Monteagudo –ex priista y luego Gobernador de Oaxaca por una alianza entre el PAN, el Partido de la Revolución Democrática (PRD), Convergencia [ahora Movimiento Ciudadano (MC)] y el Partido del Trabajo (PT)– como vocero de la Segob.
La elección presidencial de julio de 2000 fue la primera que el Partido Revolucionario Institucional perdió desde su fundación en 1929. Labastida fue derrotado y Lozano también perdió en su primera vez que buscó un cargo de elección popular.
Tras el fracaso, encontró un lugar en el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, encabezado entonces por Dulce María Sauri Riancho, como coordinador de Prensa. En su nuevo papel, criticó la estrategia de comunicación de la campaña de Labastida, particularmente la idea del “nuevo PRI”.
“Lo que pasó con el nuevo PRI fue que nos sirvió mucho en la contienda interna, pero luego en la campaña no fue algo que pudiéramos reivindicar o demostrar con hechos, incluso fue contraproducente hablar del nuevo PRI cuando no hubo una renovación al interior del partido para poderlo demostrar ante la sociedad”, declaró el 26 de julio de 2000.
Como su vocero, Lozano fijó la postura del partido ante la posibilidad de que el panista Vicente Fox Quesada, ganador de la contienda presidencial de 2000, incluyera a priistas en su gobierno.
“El CEN del PRI les hace un respetuoso llamado a que, en conciencia, valoren desde un punto de vista ético y político la pertinencia de aceptar dicha encomienda”, dijo el 30 de agosto de 2000. Luego, Lozano cambiaría de posición y aceptaría ser funcionario de un Gobierno panista, el de Felipe Calderón.
Como Secretario del Trabajo de Calderón, Javier Lozano también arremetió en 2012, y en plena campaña electoral, contra el entonces candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto.
“Estamos ante lo peor del PRI, lo más rancio. El nuevo PRI no tiene más que la edad de algunos de sus personajes. De mañas y de trampas tienen las peores del pasado. Inmorales, autoritarias, irresponsables. Espero que la sociedad se dé cuenta a tiempo de quién es quién”, declaró entonces.
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CALDERONISMO Y ESCÁNDALOS
El 1 de diciembre de 2006, el poblano asumió como Secretario del Trabajo y Previsión Social del sexenio calderonista, que sería también donde alcanzó su máxima influencia, y también donde sumó escándalos que, hasta hoy, pesan en el ánimo de políticos y ciudadanos.
Lozano conoció a Calderón en la Escuela Libre de Derecho en 1981. Más de dos décadas después se volverían a encontrar en la Ciudad de México, en marzo de 2003, cuando el primero se desempeñaba como representante del Gobierno de Puebla –encabezado entonces por el priista Melquiades Morales Flores– y Calderón Hinojosa trabajaba en Banobras.
Ese mismo mes Lozano renunció al PRI y empezó a tener contacto con personajes cercanos a Calderón, quienes tiempo después formarían parte de su equipo de campaña en busca de la Presidencia. A la postre Secretario del Trabajo, el hoy Senador se desempeñó como coordinador del “cuarto de guerra” de la campaña de Felipe Calderón y, tras la elección del 2 de julio de 2006, como coordinador del área de Análisis Sectoriales del equipo de transición. Así se convirtió en uno de los nueve integrantes más importantes de dicho grupo.
Un perfil del entonces panista, publicados en SinEmbargo en agosto de 2012, consigna sus escándalos en el sexenio calderonista.
En julio de 2007 fue protagonista del escándalo con el empresario Zhenli Ye Gon, un narcotraficante de origen chino quien acusó a Lozano Alarcón de haberlo amenazado con la famosa frase “coopelas o cuello”. Ye Gon, quien se encontraba prófugo de la justicia en Nueva York por acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, lo acusó de haberlo extorsionado para guardar los 205 millones de dólares que se encontraron en su domicilio; ese dinero, dijo, era para la campaña presidencial de Calderón Hinojosa en 2006, cosa que, por supuesto, Lozano negó.
Como titular del Trabajo también fue el responsable de los conflictos con el sindicato minero, de la requisa de Luz y Fuerza del Centro (LFC), lo que generó el conflicto social con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y de la quiebra de Mexicana de Aviación, entre otros temas que aún generan malestar social.
También, en junio de 2007, se enfrascó en una guerra de declaraciones y cartas con el entonces jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard Casaubón, a quien le exigió aplicar la Ley a los maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que mantenían un plantón en el Zócalo capitalino.
Ya como aspirante al Senado de la República –escaño que alcanzó el pasado 1 de julio de 2012–, el poblano fue el encargado de fijar la posición del PAN frente a las declaraciones del ex Presidente Vicente Fox Quesada, quien abiertamente pidió el voto de los mexicanos para el entonces candidato priista Enrique Peña Nieto.
En un comunicado, Lozano Alarcón no escatimó en calificativos para Fox: lo llamó “miope”, por hablar de déficit de empleos sin considerar la crisis internacional; “irresponsable”, por pedir que se legalicen las drogas sin considerar el envenenamiento en almas y cuerpos que provocaría; “injusto”, al decir que con Felipe Calderón regresó la pobreza; “torpe”, al considerar que la alternancia implica que después de dos gobiernos el partido en el poder se haga a un lado, e “ingrato”, por no defender la permanencia del PAN. Otros de sus adjetivos fueron: “cínico”, “cobarde”, “miserable”, “convenenciero” y “porro” de Peña Nieto.
Además, el entonces titular del Trabajo fue acusado por el dueño y presidente de MVS, Joaquín Vargas, de amenazarlo en febrero de 2011 con “olvidarse” y mandar “a la chingada” el proyecto de la banda 2.5 Gigahertz, si recontrataba a la periodista Carmen Aristegui, quien días antes había lanzado una pregunta sobre el supuesto alcoholismo de Felipe Calderón.
FUNCIONARIO EN LA OPACIDAD
En los 29 años que lleva trabajando en cargos públicos, Lozano Alarcón no ha hecho pública su declaración patrimonial; no puede saberse a cuánto ascienden sus ingresos por esos cargos y por sus negocios privados, tampoco si tiene algún conflicto de interés ni los bienes muebles e inmuebles que posee.
Lo único que el poblano ha compartido es su Licenciatura en Derecho y sus cargos públicos en el PRI y en el PAN, y ahora de nueva cuenta en su alma mater: el PRI.
Nunca, desde su primera declaración que data del año 2007, agregó más datos a su declaración patrimonial. La última que presentó, que data de 2012, es parcial y no contiene información sobre su salario, sus bienes muebles e inmuebles, sus inversiones o0 sus posibles conflictos de interés a pesar de que se ha desarrollado en los últimos 18 años en el terreno público y en el terreno privado.
En 1999, un año después de ocupar la presidente de la Cofetel, abrió la consultoría Javier Lozano y Asociados SC. En su blog www.javierlozano.mx describe que es una empresa «especializada en consultoría orientada a proyectos vinculados con la tecnología y regulación en materia de telecomunicaciones, manejo y estrategia de medios de comunicación».
A la par de la apertura de esa consultora, Lozano fue subsecretario de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación, donde estuvo sólo un año, ya que en la campaña de 2000 fue vocero del PRI y luego de la campaña de Francisco Labastida Ochoa.
La presidencia de la consultoría que lleva su nombre la ocupó de 2001 al 2006, cuando pasó a formar parte del Gabinete de Felipe Calderón Hinojosa, en 2006.
De esta actividad privada, el político poblano también ha omitido información, y no aparece en sus declaraciones.
MÚSICA, TWITTER Y PELEAS
De Javier Lozano se sabe que le gusta ver películas del cómico Germán Valdés Tin Tan. Es aficionado al futbol, y seguidor de las Chivas Rayadas del Guadalajara, aunque cuando puede acude al estadio Cuauhtémoc a ver jugar al equipo de su infancia, el Puebla.
También se ha convertido en un usuario regular de Twitter. Desde su cuenta [@JLozanoA] envía mensajes desde muy temprano, antes de las siete de la mañana, y hasta pasada la media noche; hasta el corte de este perfil sumaba ya más de 249 mil tweets y 364 mil seguidores en esa red social, que le ha servido también como ring para sus famosas batallas.
Una de las más recientes, en diciembre pasado, la dio contra el reconocido actor y director mexicano Gael García Bernal, quien criticó la Ley de Seguridad Interior propuesta por el Gobierno federal y aprobado por los senadores del PRI y del PAN en el Senado. Lozano respondió a Gael que mejor se dedicará a hacer películas, y García Bernal le respondió comparándolo con Donald Trump; esos políticos, dijo, el acto que pretenden hacer política «a puro tuitazo».
El 9 de enero pasado, Lozano Alarcón anunció su salida del PAN –partido al que se afilio en 2005– a través de un video y arremetió contra el ahora ex presidente nacional del blanquiazul, Ricardo Anaya Cortés. Lo acusó de abusar de los recursos del partido ante sus aspiraciones presidenciales.
En Twitter, su red social favorita, se dio una lluvia de críticas, y éstas arreciaron al día siguiente cuando fue nombrado como uno de los voceros de la precampaña priista de Meade.
“No hay un mexicano con mayor experiencia y resultados en la Administración Pública Federal que José Antonio Meade, que ha servido por igual en dos administraciones emanadas de partidos diferentes, siempre con el mismo compromiso y honorabilidad”, dijo Lozano Alarcón tras su nombramiento.
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LAS PERLAS
La Reforma Laboral. Javier Lozano se despidió de la STPS con una legislación que se puso en marcha ya durante la administración de Enrique Peña Nieto.
Lozano trabajó esa reforma de la mano del sector empresarial y del Congreso. No se registró ninguna movilización contundente para detenerla, más que algunas marchas de maestros de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE); el sindicalismo estaba golpeado. Sin embargo, la palabra outsorcing retumbaba ya en todos lados.
La propuesta gubernamental buscó reformar la Ley Federal del Trabajo para que se inserte en un “panorama productivo y competitivo”, según las palabras de Lozano.
El resultado, a seis años de distancia son centros de trabajo que pueden contratar con menos responsabilidades, con contratos temporales, pruebas de aprendiz, les permite despedir con más facilidad y darles menores prestaciones.
Es decir, sí ha permitido crear más empleos formales, con la característica de que estos son precarios.
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Las telecomunicaciones. Con una trayectoria en la que ha estado cerca de las legislaciones y regulaciones del sector de las telecomunicaciones, el Senador es un personaje activo en materia, además por la consultoría que lleva su nombre –y que no incluye en su declaración de conflicto de interés–.
Fue uno de los precursores de la Reforma en Telecomunicaciones a pesar de ser duramente criticado por otros congresistas precisamente por su posible conflicto de interés. Se mantuvo al frente de los trabajos de dictamen de dicha Ley.
Consideró que su aprobación, en 2014, fue “un buen primer paso hacia un andamiaje jurídico que realmente fomente la inversión y la competencia para así facilitar el acceso a la sociedad de la información; una mayor diversidad y calidad de servicios y mejores precios para los consumidores”.
Sin embargo, Lozano ha criticó las atribuciones del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la autonomía de ese órgano y más recientemente, la promulgación de los derechos de las audiencias.
En el año de la aprobación fue señalado de ser parte de la “telebancada” junto con Ninfa Salinas, Luis Armando Melgar Bravo y Juan Gerardo Flores, Emilio Gamboa Patrón y Arely Gómez.
El caso Aristegui. Joaquín Vargas, dueño de MVS Comunicaciones, hizo público un altercado con Lozano en febrero de 2011 en el que el entonces secretario del Trabajo, habría amenazado con mandar “a la chingada” el proyecto de explotación de la banda de 2.5 Gigahertz (GHz) por parte de MVS en caso de que recontratara a la periodista Carmen Aristegui, despedida días antes por haber realizado durante su programa un comentario sobre el supuesto alcoholismo de Calderón.
“El licenciado Javier Lozano inició manifestando que el señor Presidente Felipe Calderón y su señora esposa, estaban enterados de que en ese preciso momento él se encontraba platicando conmigo. A lo largo de la platica, el licenciado Javier Lozano, mencionó textualmente que: ‘hemos encontrado que tu proyecto de la 2.5 GHz, tiene méritos propios, pero si recontratas a la periodista, a tu proyecto se lo lleva la chingada y te olvidas de este Gobierno hasta su último día’”, reseñó Vargas en conferencia.
Zhenli Ye Gon. Fue en 2007, durante una entrevista en la prisión, el empresario chino Zhenli Ye Gon, denunció que Lozano lo había amenazado con la –ahora famosa– frase “coopelas o cuello”.
Ye Gon, quien se encontraba prófugo de la justicia en Nueva York por acusaciones de narcotráfico y lavado de dinero, lo acusó de haberlo extorsionado para guardar los 205 millones de dólares que se encontraron en su domicilio; ese dinero, dijo, era para la campaña presidencial de Felipe Calderón Hinojosa en 2006.
Lozano negó todo y aseguró que demandaría al empresario por difamarlo.
Los sindicatos. Como titular del Trabajo también fue el responsable de los conflictos con el sindicato minero, de la requisa de Luz y Fuerza del Centro (LFC), lo que generó el conflicto social con el Sindicato Mexicano de Electricistas (SME), y de la quiebra de Mexicana de Aviación, entre otros temas polémicos y que aún generan un enorme malestar social.
Javier Lozano participó en la decisión de extinguir Luz y Fuerza del Centro, lo que dejó sin empleo a 44 mil 300 trabajadores.
Luego, en el quiebre de Mexicana de Aviación, de ahí salieron otros 8 mil trabajadores despedidos.
Respecto al sindicato minero, la Secretaría del Trabajo no reconoció el liderazgo de Gómez Urrutia, a pesar de que los trabajadores le anunciaran su intención de realizar un paro. Lozano respondió con una revisión de la documentación del sindicato y la legalidad de la reelección de líder. Finalmente se les negó la toma de nota.
Relación con huachicoleros. En septiembre de 2017, se publicó una foto en la que Lozano aparece en una fiesta con el presunto capo del huachicol en Puebla, Othón Muñoz Bravo, “El Cachetes”, líder detenido el 20 de agosto
En la foto aparece departiendo con el actual Senador del PAN, Javier Lozano Alarcón y el ex Diputado federal Néstor Gordillo. Lozano sentado a la derecha de “El Cachetes” y a Néstor Gordillo frente a él, en la mesa también se encuentra el ex magistrado marinista, Carlos Loranca.
Hace más de 10 años “El Cachetes” fue pionero en la extracción del hidrocarburo en Veracruz y entregó a Los Zetas su negocio ilícito luego de haber sido extorsionado y por temor a que lo asesinaran. Él, junto con su hermano Rodrigo, migraron a Puebla durante el sexenio de Mario Marín Torres y fueron acogidos desde entonces por las familias en el poder.
La amenaza de robar. En enero de 2017, México se enfrentaba al gasolinazo y el debate del salario mínimo entraba a su segundo año de ser un tema permanente. En eso, los salarios de los funcionarios eran un tema que incendió más los ánimos.
Lozano Alarcón se mostró en contra la reducción de su salario y afirmó que es el ingreso de lo que él vivía.
“Yo vivo de esto, esa demagogia de decir con mucho gusto doy la mitad de mi salario, ¿y luego a robar o qué?”.
Y ahí dejó otra de sus famosas frases.
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–Con información de Periódico Central