La infartante Lèa Seydoux y el incombustible Daniel Craig son el testimonio de una manera más abierta e imaginativa de vivir la sexualidad en tiempos donde la experimentación parece ser un camino menos vedado o llamativo
Ciudad de México, 17 de noviembre (SinEmbargo)- Ella trae de cabeza al mundo cinematográfico desde que le plantara batalla al agente 007 en la recientemente estrenada saga 24 de James Bond. Él no se cansa de tener maridos y esposas espontáneos desde que dejara en inactividad a Pierce Brosnan y tomara el relevo a fuerza de una rala cabellera rubia, mucho músculo y grandes dotes actorales.
A la vez, la francesa Lèa Seydoux y el británico Daniel Craig son la imagen de una pansexualidad menos restringida, capaz de encantar a “propios y extraños” en una clara muestra de cómo se ha abierto el paradigma de lo que se considera una “bomba sexual” en el siempre revelador territorio cinematográfico.
En Spectre, ambos subvierten el cliché y gustan tanto a las personas de su sexo como al opuesto, señal –como apunta la sexóloga Lina Pérez Cerqueda en entrevista con SinEmbargo– de una apertura propia de los nuevos tiempos, donde la experiencia sexual representa una apuesta por la diversidad sino en la práctica al menos en la imaginería colectiva.
“La tendencia sexual de una persona es algo definido. Puede gustarte alguien de tu mismo sexo o del opuesto y eso no se elige. Lo que ha cambiado en cierta parte de nuestras sociedades es la experimentación sexual, donde se abre un abanico de posibilidades desde temprana edad”, apunta Pérez Cerqueda, titular de la asociación civil Cuenta Conmigo, en lucha contra la homofobia y a favor de la diversidad sexual incluyente.
El macho puro, la hembra sin matices al servicio del placer masculino, parecen no tener lugar en la saga creada a partir de las historias de Ian Fleming (1908-1964) y de hecho Seydoux, con apenas 30 años, saltó a la fama internacional como protagonista del drama lésbico dirigido por Abdellatif Kechiche, La vida de Adèle.
El cine, como sabemos, no transforma las costumbres sociales de la época, sino que más bien recoge las tendencias y le es fiel a las exigencias de su tiempo con un olfato impecable, una circunstancia que en Spectre consigue llamar la atención.
Daniel Craig, como el dueño de la mayor cantidad de testosterona del condado, es también un hombre tierno y vulnerable capaz de generar mucha atracción entre la comunidad gay, que lo venera.
Y si bien como con ingenio ha determinado The Economist que en la saga a cargo del feliz esposo de la actriz Rachel Weisz hay más martinis que sexo, lo cierto es que tanto el actor británico como su flamante compañera de elenco los esquemas de la seducción no se manifiestan en forma excluyente sino que más bien proponen un universo de posibilidades en el campo de la experimentación sexual.
Y UN DÍA LLEGÓ LÈA SEYDOUX
Léa Seydoux, nieta del productor audiovisual responsable de Pathé Distribution, fue postulada en 2009 como Actriz revelación en los Premios Cesar por su papel en La belle personne, dirigida por Christophe Honoré.
Desde entonces ha trabajado para directores como Quentin Tarantino –Malditos bastardos (2009)- Ridley Scott –Robin Hood (2010)- y Woody Allen –Midnight in Paris (2011)-.
En el Festival de Cannes de 2013 la Palma de Oro fue para la ya mencionada La vida de Adèle, película que ella protagonizaba y que le sirvió de trampolín definitivo, llevándola a ser la imagen de firmas como Prada y portada de Harpers Bazar y Madame Figaro, entre otras.
“Mi personaje en Spectre es una doctora inteligente, muy sensible y humana», contaba la actriz francesa sobre Madeleine Swann, la criatura que cena con el agente secreto James Bond (Daniel Craig) y aparece en una escena de lucha en la nieve y por la noche en Londres.
“Es misteriosa y profunda”, ha dicho de ella el director Sam Mendes.
El periodista Miguel Mora la describió como “la nueva estrella del cine francés, con unos ojos azules impresionantes, mentón amplio, curvas rotundas. Su belleza cambiante, a ratos andrógina, otras veces carnal y sofisticada, acapara las portadas de todas las revistas francesas”.
Léa Seydoux nació en París, tiene siete hermanos y su debut cinematográfico fue con Mes Copynes, de Sylvia Aime. A pesar de que se considera muy tímida, su poderosa imagen concentra hoy las miradas de ese mundo que parece estar dispuesta a conquistar irremediablemente.