La iniciativa privada compartió tres mínimos no negociables para el empresariado mexicano en la renegociación del tratado comercial.
Por Gabriela Jiménez
Ciudad de México, 17 de agosto (EconomíaHoy).-Los directivos del Consejo Mexicano de Comercio Exterior (COMCE) Fernando Ruiz Huarte (director general) y Eugenio Salinas (vicepresidente de Negociaciones Internacionales) ofrecieron a la prensa tres mínimos no negociables dentro desde la iniciativa privada mexicana en las actuales negociaciones de una nueva versión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte
ARANCELES Y BARRERAS AL COMERCIO
El principal argumento que ha sostenido Donald Trump para, en un inicio sacar a Estados Unidos del TLCAN y después renegociarlo, ha sido el del déficit comercial que su país mantiene con México y Canadá, pese a que el déficit que sostiene con China (de 347 mil millones de dólares) es casi seis veces mayor al que sostiene con México.
En la lógica de Trump, una manera de reducir ese desbalance sería la imposición de aranceles o impuestos fronterizos que graven con entre un 20 y un 30 por ciento a las exportaciones mexicanas.
Así, el empresariado mexicano que acude a Washington tiene la misión de «convencer a la contraparte de que no todo es el número que da la balanza comercial, sino verlo más en un contexto de servicios y comercio transfronterizo», dijo Salinas. «No se acepta que se eleven aranceles o que se establezca algún tipo de barreras (al comercio)», enfatizó.
NORMAS DE ORIGEN
Para que cualquier producto pueda circular entre Estados Unidos, Canadá y México, las normas del TLCAN exigen que ese bien tenga un porcentaje mínimo de contenido generado en la región de América del Norte. Ese porcentaje varía dependiendo del producto, pero en el caso del sector automotriz, los líderes de la industria mexicana han declarado que no cederán. Hoy la regla de origen para los automóviles y autopartes es de 62.5 por ciento y Estados Unidos desea que ese nivel se eleve, dado que cuando se firmó el Tratado, ciertas autopartes no existían hoy se importan desde regiones distintas a Norteamérica. Tanto la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz como el Consejo Mexicano de Comercio Exterior han declarado que para ellos, el porcentaje es «inamovible». El propio secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, señaló en conferencia de prensa que éste es uno de los «puntos álgidos» en el proceso de renegociación.
No obstante, desde el poder legislativo mexicano hay voces que señalan que incrementar las normas de origen podría beneficiar a México en ciertos sectores, como el de manufacturas electrónicas, pues orillaría a la industria mexicana a producir y no importar ciertas partes, haciendo más competitivo al país.
PROPIEDAD INTELECTUAL
Una de las principales preocupaciones para Estados Unidos desde que se negoció la primera versión del TLCAN en 1993 ha sido el tema de la propiedad intelectual, es decir, la prevención de la piratería, y en esta ocasión no es la excepción.
Recientemente la Alianza Internacional de Propiedad Intelectual (IIPA, por sus siglas en inglés) pidió al gobierno estadounidense incluir más sanciones penales contra la piratería en la actualización del TLCAN y mayores compromisos por parte de los países participantes para combatir la complicidad en esta materia. Si bien este rubro afecta a todo aquel producto que incluya una patente, los sectores más impactados por este tema son el de los videojuegos, dispositivos portátiles, computadoras, internet, cine, programación de televisión, música, discos o libros, así como la industria farmacéutica.
Eugenio Salinas, vicepresidente de Negociaciones Internacionales del COMCE, indicó que se buscará que los parámetros en el nuevo TLCAN sean similares a los que se establecieron para el TPP, de manera que «no se contamine» con este proceso a la renegociación que paralelamente lleva México a cabo del Tratado de Libre Comercio entre la Unión Europea y México (TLCUEM).
En este sentido, Fernando Ruiz Huarte, director general del COMCE señaló a EconomíaHoy.mx hizo referencia a las «denominaciones de origen», ampliamente valoradas en Europa y México, y la reticencia de las industrias de lácteos, cerveza o vinos a que, por ejemplo, se produzca queso «manchego» (de la región de La Mancha en España) en México bajo ese nombre, de la misma manera que México desea evitar que se produzca «Tequila» fuera de Jalisco.