No sólo dibuja. También escribe y también piensa esta ciudad que lo ha visto nacer hace 50 años y que hoy recorre con sus murales. Hace poemas eróticos, pinta modelos en vivo y tiene una novela gráfica en corrección.
Ciudad de México, 17 de julio (SinEmbargo).– Caricaturista e ilustrador, Jorge Flores Manjarrez nació en 1968. Este año se cumplen además de sus 50 años, las primeras cinco décadas de ese movimiento estudiantil que fue reprimido, pero que sus principios siguen en la sociedad mexicana.
Comenzó su carrera en 1996, en la revista Generación y en el periódico Al Tiro (de la sociedad Mexicana de Caricaturistas). Su trabajo ha aparecido en diarios y revistas como El Financiero, unomásuno, El Día, La Jornada, Reforma, El Universal, Milenio, La Mosca en la Pared, Playboy, Rolling Stone y Emeequis. Su obra gráfica ha sido expuesta en varios museos y salas dentro y fuera del país. Célebres y populares se han vuelto sus murales de músicos de rock en las estaciones del Metro Auditorio Nacional y Chabacano, de la Ciudad de México, algo que con la crisis de las revistas, él se ha ideado para seguir trabajando.
–Tu carrera de ilustrador, siempre en la prensa, ¿verdad?
–He estado dibujando, efectivamente, siempre en la prensa, en El Financiero con Víctor Roura, con el que acabo de hacer un libro para niños, Rinocerónteros, traté de hacer un trabajo distinto, con una línea más fina, quedaron muy bien. Es de Editorial El Ermitaño. La cultura en México no importa mucho, la gente que tiene talento como él, lo encuentra difícil.
–¿Hiciste una muestra el año pasado?
–Hice una exposición con mis dibujos de rock, también pinté los murales de Chabacano y el Metro Auditorio. Fue algo diferente, que no caduca, que siempre estuviera como vigente en algún lugar. Un viaje por el rock son rockeros de diferentes medios, que los rockeros hicieran la ciudad suya. David Bowie en una nave espacial, Janis Joplin en una escoba, Tom Waits en una motocicleta. Me aventé con el proyecto de hacer un mural, al principio me dio un poco de miedo, no había trabajado en un formato tan grande, pero me gustó muchísimo. Quería que tuviera mi mano, que tuviera mi esencia.
–Pensaba yo que el tema de los murales tiene mucha tradición en México.
–Me gusta mucho Diego Rivera. Me compré un libro grandote que estaba en el Museo de Antropología, me encantó, no conocía mucha obra de él y él proyecta mucho. Después me propusieron hacer la otra parte del Auditorio. Concluí ese, me molesta dejar los proyectos abiertos y seguí haciendo mis cosas. Ahí propuse hacer el mural de Chabacano, un sitio donde se hacen conciertos y eventos, hice dos partes, el día y la noche, como una canción rupestre, influido por Luis Fernando de Ahumada, con ángeles en los edificios, puse a Rita Guerrero flotando con una guitarra en la mano.
–¿Tú eres el ilustrador del rock?
–Lo que pasa es que siempre me ha gustado el rock y dibujaba. La música me traía muchas ideas. Tenía que aventar esas imágenes que tenía en la cabeza, me gustaba la onda camaleónica, cambiaba mucho, me encantaban Los Beatles, crecí con esta onda y publiqué en la revista La Pistola. Comencé a publicar ahí dibujos de rock. Comencé haciendo política, cultura y espectáculos. Luego comencé a hacerlos de color; Víctor Roura también me pedía personajes de rock, pero también hice cosas de política con unomásuno. Me fui a La Jornada, con Fabricio León, donde cubría los espectáculos y entonces dibujaba músicos de rock. Luego en Reforma, donde hacía dibujos políticos…
–También es cierto que uno tiene que pensar que el ilustrador trabaja para alguien. Un ilustrador español me decía: ¡Ojalá la vida de los ilustradores fuera cómo se ve en la prensa!
–Cuando dibujaba en el unomásuno, los periodistas nos decían: ¡Póngase a trabajar! ¿Qué es eso de andar haciendo monitos? Pero nuestro trabajo no es fácil, siempre creando una idea nueva sobre un personaje muy visto, que sigue estando vigente, es duro. Eso es lo que hacemos, recrear lo que ya está, siempre tiene que haber dibujos, arte, ver lo que nadie ve.
–Por esa mirada especial nadie paga lo que vale.
–En México no se paga mal. Hay lugares que sí pagan horrible. Siempre he cobrado bien, pero he tenido épocas, como la de la influenza en México, de repente no había chamba. Muchos tuvimos que rebajar nuestros trabajos. Siempre ha habido artistas de renombre que nos han representado en varios lugares. Lo que también es cierto es que somos pocos lo que estamos con trabajo. En Reforma se redujeron muchísimo los espacios, no hay dinero, la publicidad llega poco y la gente ya no compra los periódicos. No hay que quedarse estático, siempre trato de presentar mis trabajos en diferentes envases. Todo converge en el mismo trabajo, que es el boceto y siempre todo bocetamos. Luego está la técnica y la disciplina. Cuando hago un mural trabajo con la idea general, con pinceladas grandes y sueltas para que se vea fresco. La ilustración es como la música, como decía David Byrne: el espacio determina la música, no es lo mismo tocar con tambores en algún lugar cerrado o en un lugar abierto.
–¿Recuerdas a Rius?
–Era el héroe de la clase trabajadora, como decía John Lennon. Todos abrevamos de sus dibujos. Reclamaba los derechos, sus personajes se volvieron vegetarianos y odiaban la coca cola, nos hizo concientizar un poco.
–¿Los libros?
–Saqué un libro pequeño, con mis apuntes eróticos. Lo presenté en Insurgentes, con Verónica Ortiz y Verónica Maza, que lo presentaron y pinté a unas modelos en vivo. También tengo una novela gráfica que hice en corrección, la estoy puliendo. Eso sí, sin perder la disciplina que tengo como ilustrador.