Ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron una forma de reutilizar el poliestireno plástico (EPS) o mejor conocido en el país como unicel, mediante la creación de una máquina con la capacidad de transformar el unicel en plástico; hoy bajo el nombre de Rennueva son una empresa que intenta introducir su producto en distintos campos como el de la construcción. Especialistas ven a la cultura del desperdicio en México como un obstáculo para su implementación.
Por Juan Manuel Ramírez G.
México, 17 de marzo (EFE).- En un bote de basura unos jóvenes ingenieros de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) descubrieron su futuro al detectar entre residuos de vidrio, cartón y aluminio un plástico derivado del petróleo que dada su composición, un 95 por ciento aire y 5 por ciento plástico, puede ser reciclado y aprovechado.
A partir de ese momento, los entonces estudiantes de la Facultad de Ingeniera de la UNAM fijaron su atención en este poliestireno expandido (EPS), nombre técnico del unicel, hasta confirmar en una larga investigación el alto potencial de reciclaje.
El primer problema que enfrentaron, y que posteriormente resolvieron, era que en México no existía una práctica formal en el reciclaje del material, ni la tecnología para aprovecharlo por lo que decidieron inventar una máquina.
«Nuestro principal objetivo era buscar una alternativa para aprovechar este material», contó a Efe Enrique Estrella, quien junto con sus amigos y compañeros Héctor Ortiz y Jorge Hinojosa, fueron los encargados de diseñar una máquina con la capacidad de transformar el unicel en plástico, la Reps-01, es decir, Reciclaje de EPS prototipo 01 en 2014 cuando fundaron la empresa Rennueva, especializada en tecnología sustentable.
En su búsqueda de soluciones comprobaron que la empresa Dart de México, dedicada a la fabricación de vasos, platos, envases, tapas y popotes hechos de unicel, ya tenía una máquina para reciclar el EPS pero era de China con una eficiencia baja y costosa.
«Estaba diseñada para la condiciones de aquel país, que no tiene alto consumo en unicel, y por ellos nos dedicamos a diseñar una para las condiciones de México, es decir, que fuera bastante eficiente y que pudiera recibir ligeramente contaminado con materia orgánica», explicó Estrella, director de operaciones de Rennueva.
Para cumplir el proceso de reciclaje, la Reps-01 utiliza un método a base de calor conocido como termodensificado, que extrae la materia prima de los productos de unicel, los cuales están formados de un 95 por ciento de aire y 5 por ciento de plástico, que es el que se extrae.
Tras el acopio, el material se desintegra mediante una trituradora y luego el material se calienta y comprime, es decir, se quita el aire y posteriormente se obtiene una pasta, con la que se hacen tiras que luego se convierten en perlas milimétricas utilizadas para la creación de nuevos artículos plásticos, entre ellos marcos, reglas, plumas, protecciones para teléfonos móviles y hasta tacones para zapatos.
USO EN MARCOS DECORATIVOS
Una de las aplicaciones del material obtenido por Rennueva ha llegado a la empresa Marcos & Marcos, dedicada a la fabricación de marcos decorativos y molduras, en forma de materia prima, explicó el Director General de la empresa, Policarpo Rodríguez.
«Ellos nos dotan de lingotes de unicel densificado, sin aire, prácticamente listo para trabajar y la calidad y precio son competitivos», explicó el directivo, quien también les compra unicel «al natural» o perlas milimétricas de plástico.
Rodríguez dijo que en el mercado mexicano de marcos y las molduras, el unicel y sus derivados «son un material muy popular» que ha ido desplazando a la madera: «El 85 o 90 por ciento de los productos se fabrica con estos plásticos y en los próximo cinco años llegará al 100 por ciento».
UNA POSIBLE INDUSTRIA
Para el cofundador de Rennueva y creador de Reps-01, Héctor Ortiz, el reciclaje del EPS tiene que ver con la cultura y la educación.
«Si las personas se informan sobre los plásticos y se enteran por qué hay que darles un correcto manejo eso ayudaría a detonar una economía local, circular y libre de carbono, es decir, que no tenga un impacto ambiental negativo, genere nuevos empleos y bienestar social», explicó García a Efe
«Las personas deben saber que este material se puede transformar y reciclar y esa economía puede detonar cuando nosotros separemos nuestros productos en la basura», añadió,
García, Director General de la empresa, dijo que la Reps-01 cuenta con la capacidad de procesar cuatro toneladas de EPS al mes.
EL IMPACTO DEL EPS
En México, la Asociación Nacional de Industrias del Plástico (ANIPAC) y la Asociación Nacional de la Industria Química (ANIQ), estiman que el consumo nacional del unicel en México en los últimos años es de 125 mil toneladas anuales.
De esta cantidad, el 25 por ciento se destina a la fabricación de productos desechables, como los llaman en México o de un solo uso, para la industria alimenticia; el 75 por ciento restante se divide en el sector de la construcción y embalaje, estos dos últimos sectores.
«Mucha de esta materia prima se importa, en México no existe un abastecimiento del mismo país para que no existan esas importaciones, por eso surgimos, si nosotros logramos introducir el plástico extraído nuevamente al mercado se va evitar traer de otro país y eso ayudará a reactivar la economía», apuntó.
Aunque para uno de los representantes de Greenpeace México, Miguel Rivas, «es difícil conocer la realidad de este plástico» porque es un material que «se recicla poco» en comparación con otros más lucrativos como el aluminio o el cartón.
«El reciclaje en este momento todavía no es opción para este material, quizás en la industria de la construcción es alto, en comparación con la industria de los alimentos, ya que tiene cumplir ciertas condiciones al igual que los plásticos y estás no se cumplen», apuntó Rivas.
Explicó que el uso del unicel representa un enorme problema en México debido a que fomenta el modelo cultural de usar y tirar, lo que genera una enorme cantidad de desperdicios, miles de toneladas contra las bajas tasas de reciclaje, provocando un problema ambiental.