En una reciente entrevista con Sandra Lorenzano ella decía que vivíamos en el infierno. Solo unas burbujas que nos contenían y cuando salíamos de ella, la suerte se hacía cargo de nosotros.
Ahora, Everardo González saca La libertad del diablo, un documental impresionante, donde todos usan máscaras para que no los identifiquemos y al mismo tiempo nos confundamos con ellos. Somos todos candidatos a ser desaparecidos. Somos todos candidatos a ser víctimas y por qué no victimarios. Si alguien viene y saca nuestras tierras, nuestros cultivos, primero el hombre de la casa, luego sus hermanos, las mujeres llorando y no pudiendo hacerse cargo de nada, ¿qué haríamos con los culpables?
Hace un año hicimos una entrevista a Daniela Rea, autora de Nadie nos pidió perdón y que hacía su primer documental. Era una voz sensible y tierna para esas mujeres que buscaban a sus desaparecidos. La película llevaba de título un verso del poeta chileno Raúl Zurita, No sucumbió la eternidad y cada vez que la vemos lo primero que pensamos es ¿qué haríamos nosotras?. Tener que seguir la vida con un familiar, probablemente el más cercano, desaparecido para siempre en la larga y oscura noche de la represión.
“Somos un cúmulo de tragedias, pero el documental no es una historia de derrota”, decía Daniela, quien ahora forma equipo con Everardo, en La libertad del diablo, que se estrenó ayer, viernes 16 de marzo, en Guadalajara, Monterrey, Morelia, Cuernavaca, Querétaro y Ciudad de México, bajo el sello de distribución de Artegios.
“Hace dos días tuvimos una proyección muy emotiva que hicimos para los mexicanos en el exilio a beneficio de las hermanas Alvarado que van a presentar su caso en la Corte Interamericana. Yo me siento muy orgulloso, pero muy lejos de gente como Daniela que dedican todo su oficio para que se respete la vida”, decía el director.
Se refería así al caso de las tres hijas que hace ya cuatro años buscan a su madre, secuestrada y desaparecida por presuntos soldados mexicanos en el norteño Estado de Chihuahua, un caso que ha hecho precedente al ser investigado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
La libertad del diablo (2017) es el sexto largometraje del documentalista mexicano Everardo González, lleva al espectador a un descenso por el pavoroso infierno de la , un viaje a través de una de las más escalofriantes realidades de México que de alguna forma ya había sido iniciado en El Paso (2015).
Los rostros de las personas mostradas a cuadro se encuentran cubiertos por máscaras todo el tiempo y siendo víctimas o victimarios, todas están presas por un sistema llamado violencia y por otro llamado Estado.
¿Por qué decimos infierno y por qué decimos la libertad del diablo?
Porque no hay donde pedir ayuda. Si alguien desapareció a un familiar, ese sólo es el vértice de la bomba que terminará o modificará para siempre a nuestras vidas. El camino para saber algo, en todo caso ese pasaje por dónde finalmente encontraremos a nuestro ser querido (casi una utopía) está rodeado de obstáculos.
Vayan a ver La libertad del diablo, llenemos los cines con presencia mexicana, que no haya un solo churro estadounidense que saque el documental antes de tiempo.
“Me parecía revelador ese mosaico de cómo se vivía ese periodo de la guerra calderonista desde diferentes ángulos y me vino la idea de hacer algo que confrontara lo que piensan las víctimas y los victimarios de ese escenario que viven en carne propia”, explica González..
La libertad del diablo tuvo su estreno mundial en la edición 67 del Festival Internacional de Cine de Berlín, donde obtuvo el premio Amnistía Internacional, en reconocimiento a su compromiso al mostrar temas relacionados con los derechos humanos y por la visibilización a través del arte cinematográfico de temas sensibles para la sociedad. En México, fue exhibido por vez primera en el Festival Internacional de Cine en Guadalajara, alzándose con el premio Mezcal a Mejor Película Mexicana.