La excelencia de la cocina vasca aterriza un año más en la Berlinale de la mano de Eneko Atxa, tres estrellas Michelin, que junto al maestro del sushi Jiro Ono, que suma otras tres, protagoniza el documental «Soul», un «viaje bonito en la búsqueda del alma», explica en entrevista a Efe el cocinero vasco.
Por Elena Garuz
Berlín 17 de febrero (SinEmbargo/EFE).– La idea de rodar este documental surgió de sus dos directores, José Antonio Blanco y Ángel Parra, que, partiendo de dos personajes «aparentemente antagónicos» y de edades tan distintas -Atxa tiene 39 y Jiro Ono, 91- crean dos historias paralelas apoyadas en muchos otros cocineros y distintos expertos del mundo de la gastronomía, cuenta el chef vasco.
Según el cocinero, los realizadores han logrado explicar y desgranar poco a poco «unos proyectos tan lejanos» como el suyo y el del maestro japonés y mostrar cómo van buscando la excelencia mediante dos caminos distintos que se acaban encontrado, «de una manera diferente en el camino, pero similar en el fin».
«Se nos ocurrió juntar dos cocinas, sobre todo dos personajes muy diferentes en cuanto a cultura y en cuanto a edad. Veíamos interesante que dentro de la filosofía de Eneko había matices que nos recordaban un poco a la filosofía de Jiro y eso queríamos reflejarlo dentro del documental», señaló Parra.
Precisamente lo que tienen en común los dos cocineros, además de las tres estrellas Michelin, es, según el realizador «la búsqueda de la perfección, la búsqueda de un camino para mostrar a través de la comida lo que es su vida y su manera de entender la cultura en la que cada uno vive».
Para Atxa, «la cocina tiene ese valor simbólico, ese valor casi sagrado, donde uno aprende, con la cocina mediante, lo que puede ser la vida».
«Y creo que es una de las grandes similitudes que han encontrado los directores entre ambas culturas, entre la japonesa y la nuestra, que hay un simbolismo y un respeto casi absoluto hacia la comida en ambas culturas, hacia el uso de la cocina como herramienta para la búsqueda de la felicidad», subraya.
Del rodaje recuerda que Jiro Ono les abrió las puertas de su casa, fue muy amable con todo el equipo que le acompañaba y les enseñó «dónde residía el alma de su cocina» y cómo lleva años y años «trabajando de la misma manera, tan incansable, tan pasional».
«Vi en los ojos de Jiro que la pasión por hacer felices a los demás no tiene fin, no tiene caducidad», afirma.
Así, de este documental Atxa dice haber aprendido que «proyectos muy dispares pueden tener siempre el mismo fin al final».
«Todos buscamos probablemente el placer egoísta que es hacer felices a los demás para sentirnos nosotros más felices», dice.
Según Blanco, con Atxa fue muy fácil rodar, en cambio con Jiro Ono fue algo más complicado -les dio muy poco tiempo y no les dejó repetir tomas-, pero la experiencia fue positiva igual.
«Es una persona muy mayor, tiene 91 años, lleva marcapasos y eso le dificulta mucho en su vida. Y está harto ya de hacer tantas entrevistas, tanta televisión. De hecho nos dijo que era la última entrevista que iba a conceder a un medio de comunicación en su vida, que con esto ya se plantaba», señaló.
Atxa espera que este documental despierte el interés de todavía más gente, sobre todo en la gastronomía y en lo que hay detrás de ella, y que sea «un motor» para que más gente visite su casa y para hacer aún más cosas.
«Y que se sientan atraídos también por nuestro proyecto, por nuestra manera de hacer, por esas singularidades» que los directores han tratado de mostrar de cada uno de los proyectos.
A la proyección de «Soul», encargada de abrir en el festival la sección de Cine Culinario, seguirá la degustación del menú «On Egin!», preparado por los cocineros del restaurante que regenta Atxa cerca de Bilbao, además de un coloquio en el que participará con los directores del filme en un intento por analizar su «psique culinaria».