Los testimonios de las víctimas mostraron como Nassar se ganaba la confianza de los padres de tal manera que inclusive delante de alguna madre realizaba con las atletas actos de abuso sexual encubriéndolos de acciones médicas necesarias además de socializar con las familias.
Enrique Barcia
Houston (EU.), 16 enero (EFE).- La apertura de audiencias de sentencia contra el exmédico de la selección de gimnasia de Estados Unidos, Larry Nassar, en Lansing (Michigan), dejó la imagen desoladora de más de una decena de mujeres deportistas y familiares que denunciaron ante la jueza Rosemarie Aquilina, responsable del caso, las monstruosidades que les tocó vivir en manos del acusado.
Todos y cada uno de los testimonios de las deportistas y familiares mostraron el calvario por el que les ha tocado vivir durante tantos años desde que fuesen abusadas sexualmente por Nassar, que en todo momento mantuvo los ojos cerrados y cabizbajo.
Expresiones como «me robó la inocencia, la privacidad, la seguridad y la confianza. Un monstruo que sólo me dejó dolor y cicatrices. Mi primera experiencia sexual llegó cuando aún iba a la guardería», se escucharon durante la primera jornada de la audiencia que se espera pueda acabar el viernes cuando al menos 98 personas hayan dado su testimonio como adelantó el fiscal del caso.
El más dramático de la jornada fue el que ofreció Donna Markham, la madre de su hija Chelsea, que nunca pudo superar el calvario de las marcas que le dejó el abuso sexual de Nassar y a los 23 años, en el 2009, se quitó la vida.
«Ella no podrá estar hoy con nosotros» manifestó Markham. «Todo comenzó con él».
Markham dijo que su hija fue abusada sexualmente cuando visitó a Nassar a la edad de 10, 11 y 12 años para ser tratada por una lesión y a los 13 abandonó la gimnasia tras encontrarse con Nassar en una competición, para iniciar una camino de destrucción que la llevó también al mundo de las drogas.
Los testimonios de la primera sesión de audiencias fue desolador y dramático, que hizo que hasta la propia jueza Aquilina se emocionase y alabase el coraje y la valentía de las que los dieron.
Aquilina informó en el tribunal que planea cumplir el acuerdo de declaración de culpabilidad alcanzado en noviembre y le dijo a las víctimas de Nassar que «su historia terminará en prisión».
«El monstruo que se aprovechó de ti se va a marchitar en la cárcel», le dijo Aquilina a una de las mujeres que testificó durante la sesión de la tarde.
Nassar, de 54 años, que ya cumple una sentencia de 60 al declararse culpable de pornografía infantil, podría recibir otra condena de entre 40 y 125 años
Los testimonios de las víctimas también mostraron como Nassar se ganaba la confianza de los padres de tal manera que inclusive delante de alguna madre realizaba con las atletas actos de abuso sexual encubriéndolos de acciones médicas necesarias además de socializar con las familias.
Pero a medida que se conocen más los «desoladores» testimonios, la gran interrogante que nadie alcanza a responder es como un «monstruo» humano de esa naturaleza llegó tan lejos sin ser descubierto antes y más en ambientes deportivos de la elite olímpica y universitaria.
Sobre todo porque el máximo responsable médico del equipo estadounidense de gimnasia durante casi dos décadas apenas cambiaba su modus operandi como lo han demostrado las revelaciones que en los últimos meses han hecho las estrellas olímpicas como Aly Raisman, McKayla Maroney, Gabby Douglas y Simone Biles, ganadora de cuatro medallas de oro y una de bronce en Río de Janeiro 2016.
Nada menos que un depredador sexual implacable que era el máximo responsable médico con un gran prestigio profesional tanto en la Universidad de Michigan como en la Federación, que presidía Steve Penny, ya fuera del cargo después de casi 12 años de gestión.
A quien muchos consideran que fue el cómplice necesario de todo el calvario que sufrieron las víctimas por no supervisar en ningún momento la actividad y acciones de Nassar que sentía que tenía todo el poder en sus manos y de ahí de actuar con total impunidad.
Hasta el momento, ni Penny, personal directivo de la Federación, ni nadie de los responsables de la Universidad de Michigan State han sido incriminados en algún tipo de mala gestión y falta de control.
Pero mientras se celebraban los testimonios en Lansing, Raisman, de 23 años, que no quiso participar en las mismos, si habló a través de la cadena de televisión ESPN y fue categórica al denunciar que junto a Nassar, al que calificó de auténtico «manipulador», los verdaderos culpables de lo sucedido también fueron los directivos de la Federación por no tener control y no actuar de inmediato.
«Cuando por segunda vez pensé que había sido abusada sexualmente y se lo dije a mi madre, lo denunciamos a la Federación y su respuesta fue sentir que me amenazaban para que me callase», destacó la tres veces campeona olímpica. «Al final lo único que les interesaba era seguir ganando medallas, sin hacer ningún cambio y lo que es peor me engañaron al decir que estaban investigando».
El mismo sentir tienen el resto de las campeonas olímpicas, que no consideran suficiente los comunicados ofrecidos por la Federación bajo su nueva presidenta, Kerry Perry, que acudió a las audiencias sin hacer ninguna declaración, y desean que se busquen a otros responsables.
«Estoy convencida que la Federación no actuó con responsabilidad ni han hecho los verdaderos cambios que se necesitan para que no vuelva a surgir otro ‘monstruo'», subrayó Raisman, dos veces capitana del equipo nacional de Estados Unidos. «Su reacción a mi denuncia fue de lo más lamentable y desoladora, empezando por el trato que recibí, que fue de abandono completo».