Artista estadounidense organiza ballett de palomas sobre el cielo de Nueva York

05/05/2016 - 12:15 pm

Quizá todo empezó con una paloma: Riley era sólo un niño cuando la salvó, cuidó y dejó en libertad. Pero el ave regresó y muchos años después, el artista de Boston quiere repetir esa emocionante interacción entre hombre y animal.

Quiere Hacerlo Con Mil Palomas Que Sobrevuelen Cielo Nocturno Sobre El East River De Nueva York Y Que Después Vuelvan a Su Palomar En Una Acción Bautizada Como Fly by Night Foto Especial
Quiere Hacerlo Con 2 Mil Palomas Que Sobrevuelen Cielo Nocturno Sobre El East River De Nueva York Y Que Después Vuelvan a Su Palomar En Una Acción Bautizada Como Fly by Night Foto Especial

Nueva York, 5 may (dpa) – Plaga urbana, portadoras de enfermedades, parásitos… en muchos lugares las palomas son detestadas, pero en Nueva York gozan de una mejor fama. A partir del sábado, el artista estadounidense Duke Riley quiere ponerles luces LED y soltarlas al vuelo, en una especie de ballett luminoso sobre Nueva York.

Quizá todo empezó con una paloma: Riley era sólo un niño cuando la salvó, cuidó y dejó en libertad. Pero el ave regresó y muchos años después, el artista de Boston quiere repetir esa emocionante interacción entre hombre y animal.

Y quiere hacerlo con 2 mil palomas que sobrevuelen cielo nocturno sobre el East River de Nueva York y que después vuelvan a su palomar, en una acción bautizada como Fly By Night.

«Las palomas han sido domesticadas desde hace miles de años», cuenta el artista de 43 años a dpa. Pocos animales tienen una historia tan larga al lado del hombre como las palomas, que ya se domesticaban en torno al año 4 mil 500 antes de Cristo y que sirvieron como mensajeras en tiempos de paz y de guerra.

Riley las considera animales «nobles» e «inspiradores», una descripción muy lejos de su imagen en grandes ciudades como Londres o Roma. Porque con frecuencia transmiten enfermedades y pueden estar llenas de parásitos, lo que ha transformado la imagen de estas aves en las grandes ciudades.

«Tenemos que percibir la naturaleza dentro de nuestros entornos urbanos», considera Riley. «Y a los ocupados neoyorquinos hay que recordárselo a menudo».

A partir del sábado y después todos los viernes, sábados y domingos hasta mediados de junio el artista pondrá en marcha su performance en Nueva York.

Será una imagen única: al atardecer, Riley se subirá al «Baylander», un portaaviones de tiempos de la guerra de Vietnam, en el Navy Yard de Brooklyn.

Al escuchar su sonido gutural, las aves saldrán del palomar, quizá todas la vez, quizá poco a poco. Pero en pocos minutos cientos de palomas volarán formando curvas, círculos y revolotearán creando formas casuales. Y con las luces LED atadas a sus garras, cada paloma contribuirá a iluminar el cielo.

Pero pese a meses de preparativos, no se puede prever con exactitud cómo será el espectáculo.

«Cada noche volarán de forma diferente, dependiendo del viento, las mareas y de su ánimo», señala Katie Hollander, presidenta de la organización Creative Time, que ha facilitado esta obra artística que es gratuita para sus visitantes. En los ensayos algunas palomas aterrizaron sobre una grúa cercana. «Con las luces parecen un árbol de Navidad», señala.

Y después llegará lo que Hollander denomina «campanada de la comida», un título musical que Riley ha elegido como señal para que las palomas regresen al palomar.

Ayudadas por banderas, que deletrean el nombre del evento, Fly By Night, las aves deberán entonces encontrar su camino al palomar. Riley espera que el espectáculo en el cielo cambie la percepción de las palomas en Nueva York y en el extranjero, dijo a dpa.

Pero hay más. El artista tatuado oriundo de Massachussetts vive desde hace unos 20 años en Nueva York y cree que ha llegado el momento de devolver algo ala ciudad. Hasta ahora sus proyectos parecían más bien una especie acciones de guerrilla, un arte mordaz al borde de lo ilegal.

Por ejemplo, como con su réplica del histórico mini submarino esférico «Turtle», que en la guerra de independencia estadounidense debía hundir un barco en el puerto de Nueva York. En 2007 Riley llegó a bordo de su réplica al puerto, donde se encontraba el crucero «Queen Mary 2», en una especie de ataque contra la corona británica en el siglo XXI. La policía lo detuvo.

O como cuando escenificó una batalla marina romana en el lago de un parque en 2009, cuando gente disfrazada en barcos construidos por sí mismos comenzaron a remar en las aguas calmas para lanzarse tomates unos contra otros. Riley dijo no tener «ni idea de lo que ocurriría» antes de que comenzara la pelea aderezada por cerveza y vino gratis.

También es impredecible el compartamiento de los participantes en el Fly By Night. Pero para Ridley, es un aspecto secundario. «Quiero dar a la gente un espacio para parar y tomarse el tiempo de percibir su alrededor y valorar la flora y la fauna con la que comparten la ciudad», añadió.

 

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