Es muy difícil saber si un producto incluye aceite de palma entre sus ingredientes, explica Paulina Bermúdez, especialista en el tema, ya que es presentado con aproximadamente 200 nombres diferentes y la poca claridad de las etiquetas hace que los consumidores opten por no leerlas.
Ciudad de México, 15 de mayo (SinEmbargo).– El aceite de palma está presente en más productos de los que pueden imaginar y expertas en el tema advierten que es dañino tanto para la salud de los humanos como para la del planeta.
Este aceite es extraído de una planta originaria del oeste de África que florece en cualquier lugar donde llueva y haga calor, por ejemplo en Norteamérica dijo Paulina Bermúdez Landa, directora ejecutiva de Proyecto Gran Simio México, en entrevista con SinEmbargo, y agregó que el 85 por ciento del producto que se consume alrededor del mundo proviene de Indonesia, donde orangutanes y otras especies son desplazadas y asesinadas para dar paso a monocultivos de palma.
Además de ello, la salud de los consumidores se ve en peligro, ya que –de acuerdo con Ana Larrañaga, coordinadora de proyectos de nutrición en Fundación Mídete– hasta el 50 por ciento de su composición es de ácidos grasos saturados que se asocian con el incremento de colesterol LDL en la sangre, los cuales poseen propiedades negativas para la salud.
Derivado de ello, dijo a este medio, puede desencadenar enfermedades coronarias, vasculares, cerebrovasculares, «todo el aparato circulatorio se ve muy afectado por el consumo de estas grasas», reveló.
Sin embargo, reconoció que la otra mitad de su composición sí posee ácidos insaturados que ofrecen beneficios a la salud, además de ser una fuente natural de vitaminas A y E, esto únicamente si se consume en estado crudo y natural.
El problema es que muy pocas veces se consume de dicha forma. El aceite es añadido a helados, margarinas, natillas, sopas, pastas, pizzas, panadería industrializada y al estar compuestos también por azúcares, sodio, colorantes, etcétera «ya no estamos consumiendo únicamente el aceite que podría hacer daño, sino lo estamos combinando con otros factores de riesgo», apuntó Larrañaga.
Debido al bajo costo, comparado con otros aceites, sustituye a otras grasas, ya que según Bermúdez, rinde 10 veces más que el de soya, por ejemplo, y se utiliza en la industria de alimentación principalmente, en la cosmética, química, agrocombustibles. «El problema es que es muy barato, es muy ‘rendidor’ y se lo ponen casi a todo».
Aunado a ello, las especialistas acusaron que es muy difícil saber si un producto incluye este tipo de grasa entre sus ingredientes, ya que es presentado con aproximadamente 200 nombres diferentes y la poca claridad de las etiquetas hace que los consumidores opten por no leerlas.
Alimentación: producto añadido a muchos otros alimentos, helados, margarinas, natillas, sopas, pastas, pizzas, panadería industrializada.
Cosmética: jabones, champús, cremas, maquillajes, lápices labiales.
Biodiésel: sustituye un combustible fósil, pero tiene un costo ambiental que radica en el exceso en el monocultivo de la palma.
Por si fuera poco, la demanda tan creciente del aceite de palma por todo tipo de corporaciones de la alimentación está impulsando la deforestación a gran escala de muchas selvas y bosques tropicales. En América, los principales productores son Colombia y Ecuador, aunque también se da en Brasil y Nicaragua.
«El hecho de traer esta palma a bosques americanos ocasiona que las plantas que sí son endémicas peligren porque compiten por los nutrientes del suelo, entonces puede traer plagas, y enfermedades para los animales de la región. Provocan un desequilibrio en las especies por la alimentación», denunció la integrante de Mídete.
En el mismo sentido, la defensora de los orangutanes destacó que el monocultivo de la palma provoca el desplazamiento de las comunidades, «encarcelan a quienes defienden sus territorios. Genera desigualdades económicas, no sólo desplazan a las comunidades, sino también se convierten en cazadores de orangutanes porque ellos se quedan sin hogar, sin comer y cuando se meten a las plantaciones, terminan matándolos», acusó Bermúdez.
Para limpiar la selva y plantar la palma, se recurre a la quema, destruyen las selvas, desplazan a los animales, acusaron ambas.
«Los gobiernos favorecen a las empresas por el dinero que generan: no les importa contaminar el ambiente, deteriorar la salud, reducir la biodiversidad y desplazar a los animales», dijo Bermúdez, por lo que urgió a las autoridades a crear leyes que obliguen a las empresas a poner más etiquetas para que las personas sepan qué están consumiendo.
Asimismo, recomendó a la gente tener «más cuidado con todo lo que se están llevando a la boca. No necesitan estar en Indonesia para que les afecte, lo consumen en ocasiones sin saberlo».
Finalmente, Larrañaga concluyó que los orangutanes en peligro de extinción no son los únicos afectados. «Talar por completo un bosque o quemarlo para implantar un monocultivo desplaza por completo a todas las especies animales y vegetales de la zona».