En el espacio, el SJ-10 llevará a cabo experimentos para analizar fenómenos como la física de fluidos o la combustión en ambientes de microgravedad, así como efectos de la radiación y pruebas de biotecnología.
JIUQUAN, Gansu, 6 abr (Xinhua) — En las primeras horas de hoy, China envió al espacio un satélite de investigación científica recuperable en un nuevo intento por ayudar a los científicos en la Tierra a estudiar la microgravedad y sus efectos biológicos.
En medio de una nube de humo marrón, el satélite SJ-10 fue lanzado al espacio por un cohete Gran Marcha 2-D desde el Centro de Lanzamiento de Satélites de Jiuquan en el desierto de Gobi en el noroeste de China a las 1:38 horas de la madrugada de hoy.
El proyecto de SJ-10, que forma parte de un programa de investigación científica espacial en expansión, está siendo desarrollado conjuntamente por 11 institutos de la Academia de Ciencia de China (CAS, siglas en inglés) y seis universidades chinas en cooperación con la Agencia Espacial Europea y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón.
La sonda, con forma de bala y diseñada para operar durante 15 días, está compuesta por un módulo orbital y una cápsula de recuperación y realizará 19 experimentos relacionados con la física de los líquidos en la microgravedad, la combustión en la microgravedad, materiales espaciales, efecto de la radiación en el espacio, efecto biológico de la gravedad y biotecnología espacial.
Los experimentos que se realizarán a bordo de la nave fueron elegidos de entre más de 200 solicitudes.
Entre ellos se encuentra un experimento que estudiará el desarrollo inicial de los embriones de ratones en el espacio en un ambiente de microgravedad para arrojar luz sobre la reproducción humana en el espacio. Otro estudiará los efectos de la radiación en el espacio sobre la estabilidad genética de las moscas de la fruta y células de ratas.
Un experimento sobre el coeficiente de Soret sobre el petróleo crudo, realizado en colaboración con el Centro Nacional de Ciencias Espaciales de la Academia de Ciencias de China y la Agencia Espacial Europea, se realizará a bordo de la sonda junto con una investigación sobre la combustión de carbón y la formación de contaminantes en un ambiente de microgravedad.
El primer experimento tiene como fin mejorar la comprensión por parte de los científicos con respecto a las reservas petroleras sepultadas a kilómetros bajo la superficie del planeta y el segundo ayudará a mejorar la eficiencia energética y a reducir las emisiones.
Otro experimento de combustión estudiará cómo se queman en el espacio los materiales usados en las astronaves para encontrar métodos con que elaborar cápsulas más seguras para las futuras misiones tripuladas.
«Todos los experimentos realizados en el SJ-10 son completamente nuevos y nunca antes habían sido realizados en el país o en el extranjero», dijo Hu Wenrui, científico en jefe de la misión SJ-10.
«Podrían constituir un adelanto clave en nuestra investigación académica», dijo Hu.
El SJ-10 es el segundo de cuatro satélites científicos del programa espacial de la Academia de Ciencias de China. A diferencia de los otros tres, el SJ-10 es recuperable. Este es el satélite recuperable número 25 lanzado por China en la última década.
En el módulo orbital se realizarán ocho de los experimentos sobre física de los líquidos y combustión en un ambiente de microgravedad. Los otros se realizarán en la cápsula de reingreso que se espera que aterrice en Siziwang en Mongolia Interior, el sitio de aterrizaje designado para las misiones espaciales tripuladas chinas Shenzhou y un orbitador lunar de prueba en el 2014.
China recuperó en la provincia suroccidental de Sichuan todos los satélites recuperables que lanzó anteriormente, 24 en total.
El despegue del SJ-10 se produjo más de tres meses después del lanzamiento en diciembre del primer Satélite Explorador de Partículas de Materia Oscura, que busca arrojar luz sobre el material invisible que según los científicos conforma la mayoría de la masa del universo.
Otros dos satélites científicos, uno para realizar experimentos de ciencia cuántica y otro equipado con un potente telescopio de rayos X para detectar agujeros negros, estrellas de neutrones y otros fenómenos se lanzará antes del fin del año en el marco del programa de la CAS.
En conjunto, esta serie de sondas científicas espaciales podría marcar un nuevo hito en las misiones espaciales del país asiático, a las que se destinan miles de millones de dólares y que constituyen una importante fuente de orgullo nacional y un indicador de la posición global y la habilidad técnica de China.
El país envió su primer astronauta al espacio en 2003, convirtiéndose así en la tercera nación tras Rusia y Estados Unidos en lograr realizar viajes espaciales tripulados de forma independiente. En 2008, los astronautas a bordo de la nave Shenzhou-7 realizaron el primer paseo espacial de China. También hay planes para terminar la construcción de una estación espacial hacia 2020.
Hasta la fecha, sin embargo, los esfuerzos de China en el espacio se han enfocado principalmente en la exploración humana y robotizada, con inversiones relativamente limitadas para la ciencia espacial.
El primer satélite de China se lanzó al espacio hace 46 años, seguido de varios satélites de comunicación, detección y navegación remota. Así y todo, el país cuenta con pocos diseñados exclusivamente para la investigación científica.
Si todo marcha bien, el programa de la CAS marcará la diferencia.
«China ya es un actor importante en el espacio. Pero para conseguir más progresos en ese terreno, debemos lanzar más satélites de ciencia espacial», manifestó Wu Ji, director del Centro Nacional de Ciencias Espaciales.
Wu advirtió de la importancia de la ciencia espacial para la modernización tecnológica y la innovación que propugna el gobierno. «Si quieres innovar, tienes que entender la ciencia».
«En la ciencia espacial, China es todavía un usuario del conocimiento, tenemos que luchar para ser creadores», opinó el científico.