La mayoría de nosotros estamos familiarizados con los efectos del estrés: aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, problemas de sueño, irritabilidad, etc. De hecho, las formas de estrés que se prolongan en el tiempo terminan afectando gravemente a nuestra salud, aumentando la probabilidad de que suframos enfermedades y acelerando el proceso de envejecimiento de las células de nuestro cuerpo.
Por Marcos Merino
Ciudad de México, 2 abril (SinEmbargo/TICbeat).- Que levante la mano quien nunca se haya estresado (¿Nadie?). Lo cierto es que las preocupaciones y el ritmo de vida que nos imprime la sociedad actual hacen que resulte difícil mantenerse alejado de esa sensación [y, no lo olvidemos, de ese problema de salud] llamado estrés.
Por ello, la mayoría de nosotros estamos familiarizados con los efectos del estrés: aumento del ritmo cardíaco y de la presión sanguínea, problemas de sueño, irritabilidad, etc. De hecho, las formas de estrés que se prolongan en el tiempo terminan afectando gravemente a nuestra salud, aumentando la probabilidad de que suframos enfermedades y acelerando el proceso de envejecimiento de las células de nuestro cuerpo.
A día de hoy, no parece realista aspirar a una vida 100 por ciento libre de estrés, pero sí contamos con técnicas y trucos para mantenerlo a raya. Aquí tienes algunos que, según diversos estudios, pueden sernos de utilidad (aunque debemos de partir de la base de que las personas son tan diversas como sus circunstancias, y lo mismo ocurre con las soluciones más útiles para atajar su estrés):
TÓMATE UN DESCANSO DE AQUELLO QUE TE ESTRESA
Puede parecer difícil alejarse de un importante proyecto de trabajo que te está absorbiendo el tiempo. O del llanto de tu bebé. O de la creciente factura de tu tarjeta de crédito. Pero si te concedes la oportunidad de alejarte tan sólo 20 minutos de todo eso y hacer cualquier otra cosa, probablemente logres ver tus problemas desde una nueva perspectiva. Y, en caso contrario, al menos tendrás tiempo de poner en práctica alguna de las otras medidas anti-estrés que abordamos en este artículo. Sigue leyendo…
HAZ EJERCICIO
Los antiguos clásicos aspiraban a obtener una mente sana en un cuerpo sano. Pero hoy en día contamos cada vez con más evidencias de que trabajar por el último repercute positiva y directamente sobre el primero: a largo plazo, haber asumido como rutina la realización de ejercicio físico, aunque sólo sean 20 minutos al día nadando, bailando o corriendo, puede librarnos durante horas del estrés.
El año pasado, una investigación realizada por el Departamento de Fisiología y Farmacología del Instituto Karolinska halló el mecanismo por el que se conecta la actividad muscular y la reducción del estrés: “Nuestra hipótesis inicial de investigación era que el músculo entrenado producía una sustancia que resultaba beneficiosa para el cerebro. Sin embargo, descubrimos justo lo contrario: que el músculo entrenado produce una enzima que elimina del cuerpo las sustancias tóxicas”.
RELÁJATE PINTANDO O DIBUJANDO
No hace falta que seamos Dalí ni Alex Ross para que merezca la pena dedicar parte de la semana al arte: resulta útil como terapia de relajación, y además ofrece beneficios cognitivos (como la activación de recuerdos latentes en pacientes con síndrome de Alzheimer). ¿Sabías que los libros de colorear para adultos son cada vez más populares?
PRACTICA YOGA
Hace tiempo que el yoga viene ganando popularidad, y no parece que esa tendencia vaya a cambiar por ahora: se le atribuyen beneficios físicos (relativos, por ejemplo al equilibrio y flexibilidad de quien lo practica) pero el yoga también ofrece amplios beneficios a nivel psicológico.
Según la Clínica Mayo, por ejemplo, el yoga puede ayudarnos a reducir el estrés disminuyendo la presión arterial y el ritmo cardíaco.
RÍE (Y SONRÍE)
“Nuestros cerebros están interconectados con nuestras emociones y nuestras expresiones faciales: cuando las personas están estresadas, a menudo su estrés se proyecta en su rostro. (Son)Reír podría, de este modo, ayudar a aliviar nuestra tensión. La risa y el humor, en definitiva, ofrecen un leve efecto analgésico y constituyen eficaces antídotos naturales contra las emociones negativas.
BUSCA APOYO ENTRE LOS MÁS CERCANOS A TI
Llama a un amigo, o envíale un email. Compartir tus preocupaciones o tus sentimientos con otra persona ayuda a aliviar el estrés, siempre que esa persona sea alguien en quien tú puedas confiar y que, a su vez, sea capaz de entender el problema concreto que te está causando el estrés.
Pero cuidado: tener amigos a los que recurrir para compartir nuestras preocupaciones nada tiene que ver con el número de amigos que tenemos. Y de hecho, investigaciones recientes de la Universidad de Montreal desvelan que contar con un alto número de amigos en las redes sociales sólo aumenta los niveles de estrés en adolescentes.
JUEGA CON TU PERRO
De acuerdo a un estudio realizado en 2009, el mero contacto visual con nuestro perro libera oxitocina tanto en el dueño como en la mascota. Investigaciones previas ya habían vinculado la oxitocina a la disminución de otra hormona, el cortisol (conocida como ‘la hormona del estrés’).
Y, además de animarnos con su mera compañía, tener una mascota también nos obliga a convertir el ejercicio en rutina, y facilita las circunstancias de interacción social (¿Qué dueño de perro no se ha cruzado con alguien que se ha parado para acariciarlo?). Huelga decirlo, tanto el ejercicio como la interacción con los demás son pasos positivos para alejarnos del estrés.
SIGUE UN PLAN DE GASTOS
Los estudios demuestran que el dinero sigue siendo la causa más frecuente de estrés en las sociedades avanzadas: el miedo a no llegar a fin de mes se traduce con frecuencia en un desgaste para nuestra salud y nuestras relaciones familiares y sociales.
Por ello, emprender la elaboración de un presupuesto y ajustarnos a un plan de gastos puede contribuir a disminuir claramente nuestro estrés. Pero debemos ser los suficientemente honestos con nosotros mismos acerca de nuestros ingresos y nuestra capacidad de asumir compromisos.
