Cuando oyes la expresión pole dance, lo más corriente es que tu mente viaje hacia el mundo del striptease. Al fin y al cabo, de ahí viene esta disciplina. Sin embargo, hoy en día es mucho más que un simple espectáculo burlesco como los que triunfaron en Norteamérica durante la Gran Depresión en los años 30 del siglo pasado.
Por Niccolò Massariello
Ciudad de México, 18 de febrero (SinEmbargo/VICE).- Es muy probable que si te pones a bailar en una barra americana ahora mismo, sin saber nada de pole dance, parezcas la cosa menos sexy de la tierra. En cambio, si vieras un cuerpo atlético bailando sinuosamente alrededor de una de estas barras, probablemente te parecería mucho más atractivo.
En el fondo, la cosa es bastante similar a cuando te encuentras frente a una lámina del test de Rorschach mientras tu psicoanalista te observa atentamente. Al final, importará mucho más tu reacción que lo que veas en la propia imagen.
Cuando oyes la expresión pole dance, lo más corriente es que tu mente viaje hacia el mundo del striptease. Al fin y al cabo, de ahí viene esta disciplina. Sin embargo, hoy en día es mucho más que un simple espectáculo burlesco como los que triunfaron en Norteamérica durante la Gran Depresión en los años 30 del siglo pasado.
Las cosas han cambiado mucho desde entonces y es momento de destruir los prejuicios que tenemos hacia el pole dance. Cada día hay más gente que se siente atraída por este baile de barra fija y la explicación es sencilla: es un deporte que une la fuerza expresiva del baile y del teatro con un exigente trabajo físico.
«Lo que elijas depende de lo que quieres expresar: si quieres mejorar tu sensualidad y expresividad tendrías que hacer pole theatre», me comenta Alenka Miguetti, profesora de la escuela Pole Dance Factory de Barcelona.
«La campeona argentina María Julia Aguiar creó un espectáculo que homenajeaba al niño sirio muerto en la playa. Su rutina era un homenaje, y ella iba vestida con sus colores. Si ahí solo ves algo sexy tienes un problema», concluye Miguetti.
El pole theatre es una evolución y especialización del pole dance y se divide en pole art, pole comedy, pole drama y pole classique según el tema elegido para la representación. La belleza del pole theatre reside, como no podía ser de otra manera, en la capacidad de transmitir un mensaje o una emoción a través de distintos lenguajes, incluyendo el baile y la música.
«En una actuación de pole theatre se valoran aspectos como la técnica, la expresividad, la creatividad, la producción… o incluso el vestuario, por ejemplo. No siempre lo que vas a ver es sensual: a lo mejor acabas viendo un espectáculo de terror», me explica Alenka.
La existencia de una federación española de pole dance indica de manera clara que esta disciplina ha conseguido deshacerse definitivamente de su antigua naturaleza circense o burlesca. Hoy en día hay que verlo como una especie de gimnasia rítmica, donde de hecho se evalúa la técnica de la representación.
Dentro del pole dance hay movimientos obligatorios y se comparan con un código de puntuación: por eso incluso podría ser que terminara siendo incluido como deporte olímpico, ya que cumple los tres requisitos necesarios según el Comité Olímpico Internacional. España todavía no está entre los miembros de la International Pole Dance Fitness Association, la federación mundial que apoya a los aficionados del pole dance, pero es muy probable que en pocos años entre a formar parte de la misma.
«Sabiendo de dónde viene el pole dance, uno podría creer que la mayoría de la gente que lo practica son mujeres. Sin embargo, es un deporte extremadamente exigente a nivel físico y no solo interesa a las chicas: también muchos chicos se están apasionando por esta disciplina», me explica Miguetti.
«Un ejemplo es el campeón del mundo Saulo Sarmiento, un grandísimo atleta y un maravilloso bailarín de cuerpo perfecto», prosigue.
Como ya ha pasado en varios países occidentales como Francia, Australia o Estados Unidos, en España están naciendo escuelas donde se puede aprender esta disciplina. Muchos de los interesados, de ambos sexos, proceden de otras disciplinas artísticas como el circo: dominar instrumentos como el aro, las cintas o las telas aéreas es una ventaja a la hora de practicar pole dance.
«Te puedes interesar por la disciplina simplemente para ponerte en forma, o para mejorar tu expresividad. El pole dance es un deporte que también ayuda mucho a superar tus miedos y las dudas hacia tu cuerpo», me asegura Miguetti.
Aunque no lo parezca, el pole dance también puede ser un deporte de grupo, con la práctica del cual, además de ponerte en forma, puedes pasar un buen rato compartiendo la experiencia con otras personas.
«Cuando en un entrenamiento alguien consigue una acrobacia, los otros muchas veces aplauden espontáneamente y eso ayuda a crear el sentimiento de comunidad. Cuando se entrena, esta diferencia entre el deporte individual y el de grupo es muy importante».
En el pole dance original, como en el pole theatre, no hay ningún limite de edad: entre sus practicantes podemos encontrar desde aficionados muy jóvenes hasta jubilados.
«La sensualidad existe, es tangible, pero eso no debe resultar un problema a la hora de inscribirte, seas chico o chica. Muchas veces pensamos en el pole dance como una disciplina que juega con el deseo sexual, pero es un error debido a sus orígenes», asegura Miguetti.
La sensualidad es un don. La sensualidad no es un cuerpo semidesnudo que baila: la sensualidad es una actitud, un arte; es pura armonía entre movimientos, palabras y pensamientos que, juntos, seducen y enamoran a quien mira. Hay muchas formas de alcanzarla: hay quien lo hace a través de la música, otros con el baile… y otros con una barra de pole dance.
«Es cierto que las ‘strippers’ fueron las pioneras», admite Alenka, «pero tampoco hay nada malo en su disciplina: simplemente es otra de las inacabables maneras con las que el ser humano se entretiene. Pensad en Dita Von Teese; puede que se dedique al ‘burlesque’… pero nadie puede discutir que se trata de una artista en toda regla».