Ser mujer deportista, todavía hasta el 2005 representaba una cuestión de inequidad. Según el Inmujeres, en su publicación de ese año, Mujer y Deporte. Una visión de Género, se exponen datos relevantes para entender que la mujer y su papel en la esfera deportiva de México no eran del todo compatibles. Hoy, puede que ya sea diferente: «A mí nunca me ha tocado una mala experiencia»; dice Nuria Diosdado, representante del equipo de nado sincronizado de la Selección Nacional Mexicana.
Por Sara Cruz
Ciudad de México, 21 de febrero (SinEmbargo/ViceMedia).- Diez años han pasado desde la publicación del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) hasta la fecha; diez años en los que las nuevas generaciones y los nuevos beneficios como los apoyos económicos se han reforzado y tienen mayor alcance. Cuando esa publicación salió a la luz, Nuria tendría 15 años y para ese entonces formó parte ya de la generación en la que los incentivos a las mujeres se repartían igualmente entre ambos géneros; sin embargo, hay muchas cosas fuera de las instituciones deportivas que no han cambiado.
La encuesta que sirvió de base para la publicación, revela que las mujeres de mayor antigüedad en su carrera deportiva, reconocieron que una gran cantidad de incentivos era para los varones; mientras que las generaciones más jóvenes dijeron tener igual de oportunidades; sin embargo como dice Nuria Diosdado, según su experiencia, en el nado sincronizado «hasta ahora no me tocado ninguna mala experiencia ni en México o en el extranjero, quizá porque trabajamos con 80 por ciento de mujeres».
Fuera de lo visto en la alberca, Diosdado comparte su visión: «Yo creo que sí, todavía (hay recelo hacia las mujeres); pues han destacado más ahora que en años atrás, hay personas que todavía no lo aceptan; las mujeres han puesto en alto el nombre de México y no lo valoran igual, espero que cambie. La diferencia entre los sueldos de las boxeadoras profesionales, se dispara de hombre a mujer; sé que no es el mismo espectáculo, pero es el mismo esfuerzo. La mujer tiene poco en el mundo como pionera de muchas cosas, creo que aún hay que esperar un poquito para que ese reconocimiento sea pleno».
– ¿Te saludan si vas al súper?
– Parte de ese reconocimiento hacia la mujer deportista, deriva de la exposición ante los medios; pero si es un deporte que no tiene tanta cobertura como el futbol o el baloncesto, es difícil que te reconozcan si vas al súper, que sepan quién eres si no estás con el traje de baño puesto. Si el nado sincronizado fuera un «producto», así, como los miles expuestos en el supermercado, seguro no lo comprarían aquellos quienes creen que por no ver una camiseta llena de sudor, no es deporte.
A Nuria no le piden autógrafos fuera de los centros de entrenamiento, es difícil que la reconozcan en la calle; inclusive, en vacaciones se inscribe a clases de «cualquier cosa» como si fuera «una señora de Guadalajara», dice Diosdado; pero en vez de sentirse mal, ella disfruta su vida porque siempre ha tenido metas cortas, ese es su método de trabajo, imaginó los Juegos Olímpicos, pero prefería esmerarse por las competencias cercanas.
Ella es alegre, jovial, amable, disciplinada desde los cinco años gracias a sus padres quienes se comprometieron con ella, así como con sus hermanos, a cumplir con una disciplina artística y una deportiva; Nuria se enfocó en el deporte de alto rendimiento con los esfuerzos que amerita. Se reconoce como «una niña desastre» que duró dos años en nivel principiantes en nado sincronizado, hasta en 1999, cuando supo lo que era enfrentarse a una responsabilidad de representación nacional en juegos Centroamericanos.
¿TODO SE MIDE EN MEDALLAS?
En el nado fue reconocido como disciplina olímpica desde 1984; México sólo tenía tres competidoras, repitiendo este patrón desde Los Ángeles hasta Barcelona 1992 y en Atlanta 1996, el equipo por fin tuvo 10 integrantes. De esa fecha para acá han transcurrido cuatro ediciones más de juegos olímpicos; es decir, 7 competencias en las que actualmente el equipo ocupa el noveno lugar a nivel mundial, ¿es poco, es mucho? Para quienes exigen medalla, seguro es muy poco; pero para las competidoras es un logro muy importante.
«Me molesta ese tipo de comentarios: ‘si no hay medalla, no vale’; o ‘¿cómo celebran el octavo lugar mundial?’…son cosas que lastiman profesionalmente, sólo hay que pedir que se pregunten cuántas de esas personas son el octavo lugar en el mundo de la profesión a la que se dedican, cuántas horas hay atrás del resultado… es parte del crecimiento, es cuando más se le tiene que apoyar al deportista; lo más fácil es irse por la parte de atrás, se necesita mucho tiempo para obtener resultado; no somos máquinas, también nos equivocamos».
En su carrera profesional, Nuria no sólo sabe que es tener una medalla, sino seis juntas y que en un abrir y cerrar de ojos te las quiten señalada y juzgada por el famoso «dopping». 2010 fue el año trágico de Diosdado: días antes de la competencia tomó Mucosolvan Compuesto, que contiene clembuterol y ambroxol; siendo la primer sustancia una de las más empleadas para limpiar, dijo el presidente de la Federación Dominicana de Medicina Deportiva, Milton Pinedo, en aquél año. Ese juicio bastó para que los ojos del mundo se centraran en su dopping y no en su técnica ni desempeño.
Ante dicha circunstancia, Diosdado levantó la cabeza y aclaró lo que era necesario aclarar. «Pocos me preguntan sobre este tema porque saben que es uno de los más difíciles en mi carrera; sin embargo hoy te puedo decir que en vez de incomodarme, sé que si me sucedió a mí fue para aprender algo; quizá me hubiera conformado con esas medallas y ya me hubiera retirado; pero no fue así, gracias a ello luché por limpiar mi nombre y el de mi país.
¿NADO SINCRONIZADO O MATERNIDAD?
Así como en sus años de infancia, Nuria eligió el nado sincronizado sobre la natación; en unos años elegirá la maternidad como aspecto primordial en su vida. Como mujer es fácil encontrar presiones sobre la fecha para el matrimonio y la fecha para la maternidad, pero a Nuria eso no le preocupa: ella lo va a hacer cuando lo tenga que hacer. Su decisión no depende de una medalla más o de esperar alguna lesión que la separe del deporte; sino de un mero acto de convicción.
Hoy mira a su alrededor y le da mucho gusto saber que estados como Baja California, Querétaro, San Luis Potosí o Puebla ya tienen integrantes en el podio, cuando antes el nado sincronizado era una de las disciplinas con menos participantes donde dominaban Guadalajara o Monterrey.Cada día se abren más oportunidades para las nadadoras en esta modalidad; pero también para los hombres que ya han sido admitidos para competencia.
Mientras su retiro llega, ella piensa en que de no ser nadadora o haber estudiado administración de negocios en el ITAM, hubiera elegido la pediatría o la medicina como sus padres. Ha empezado ya a planear su estabilidad económica para retirarse por que a ella no la ata la añoranza, sino la plenitud en su vida; aún no sabe si va a ser en Río 2016 o en fecha posterior; sólo sabe que le faltan muchas cosas por hacer y entre ellas está el ser madre, no por presión social, sino por que sueña con una familia grande, con niños sanos y, que así como ella, puedan elegir lo que mejor les convenga para su vida.
ESTE CONTENIDO ES PUBLICADO POR SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DE ViceMedia. Ver ORIGINAL aquí. Prohibida su reproducción.