El músico japonés se repone lentamente de un cáncer de garganta que no le ha impedido trabajar para Alejandro González Iñárritu y ayudar al éxito de “El Renacido”, la película que opta a 12 estatuillas en la próxima entrega de los Premios Oscar.
Ciudad de México, 15 de febrero (SinEmbargo).- “Su voz no parece la de un hombre que tuviera cáncer”, reflexiona Ryuichi Sakamoto, al recordar a su amigo David Bowie, fallecido recientemente.
Cuando dice cáncer, sabe de lo que habla; él mismo padece esa enfermedad, de la que parece bastante repuesto, tal como lo muestra su reciente y elogiado trabajo como responsable junto al artesano de la música electrónica Alva Noto para la película de Alejandro González Iñárritu, The Revenant.
Al artista japonés, de 64 años, le ha dolido mucho el fallecimiento del Duque Blanco, al que recordó en una entrevista sobre todo porque con él protagonizó la recordada Mery Christmas Mr.Lawrence, el filme de 1983 dirigido por Nagisa Ôshima.
“Pasamos juntos todo un mes en una pequeña isla del Oceáno Pacífico. Cuando me enteré de la noticia, no podía creerlo. Esta mañana he escuchado cuidadosamente de nuevo acada pista del nuevo álbum (Blackstar). Su voz no suena como la de un paciente de cáncer”, reflexiona Sakamoto.
“Nunca perseguí una carrera actoral, pero fue increíble actuar con Bowie aquella vez. Él era un hombre muy bueno, muy sencillo. Allí no había nada más que hacer, excepto pasar el tiempo en la piscina y en el restaurante”, le contó a Sebastian Piras, para Vanity Fair.
UN HOMBRE TRABAJADOR
Ryuichi Sakamoto ostenta una increíble vitalidad, a pesar del cáncer de garganta que le fuera diagnosticado hace dos años. Ha ganado el Oscar por El último emperador, de Bernardo Bertolucci y recientemente ha ganado un Globo de Oro por la música de El renacido, sin poder optar por una estatuilla dorada de la Academia de Hollywood, al haber compuesto la banda de sonido con otro músico.
En una entrevista para Vanity Fair ha dicho que la enfermedad lo ha hecho pensar en el mañana, al tiempo de explicar que en su proceso creativo siempre le hace caso a la primera impresión.
Así ha sido en El cielo protector, en Pequeño Buda, en The Revenant.
Conoció al cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu cuando este lo llamo para pedirle permiso para poder usar su tema “Bibo no Aozora” en Babel. Luego se encontraron en Los Ángeles (lo primero que pensó al verlo es que era muy guapo) y cuando recibió la propuesta de hacer la banda de sonido para el filme magistralmente protagonizado por Leonardo DiCaprio, pasó mucho tiempo conversando con el director.
Fue natural para Sakamoto invitar a Nicolai Carsten (Alva Noto) –con el que ya grabó cinco discos- a colaborar, pues Alejandro –revela- “quería varias capas de sonidos, tanto acústicos como electrónicos”.
La música en The Revenant es fundamental, tanto como la fotografía de Emmanuel Lubezki y el ya mencionado trabajo actoral de DiCaprio. El trabajo sonoro muestra además a Sakamoto en plena forma, soñando con poder hacer algo con Jean-Luc Godard alguna vez.
Este fan del cine de Yasujiro Ozu, pianista eximio, amante de Bach, ha sido declarado recientemente libre del cáncer y se repone lentamente de los duros tratamientos de quimioterapia a los que debió someterse. La radiación, ha contado a la revista Rolling Stones, lo ha dejado con el sistema inmunológico muy deteriorado, un hecho que enfrenta tomando una gran cantidad de suplementos, siguiendo una dieta rigurosa y haciendo yoga.
Durante el tiempo que duró su tratamiento, pudo leer los libros pendientes y escuchar la música de Gabriel Fauré, que nunca le había gustado.
“Todavía no sé si me gusta, pero reconozco que es interesante”, declaró.
Apenas se reponía de sus tratamientos cuando le llegó la propuesta de The Revenant y a pesar de que estaba muy débil aceptó el trabajo “porque tal vez era una oportunidad única en mi vida”, contó.
“Alejandro tiene una increíble concepción de su película tanto visual como auditivamente. Tiene un gran oído y una memoria excepcional”, ha dicho Sakamoto de González Iñárritu. La sociedad entre ambos representa sin duda uno de los acontecimientos más importantes y gozosos del cine contemporáneo.