Según la reciente edición de los Indicadores Clave del mercado de Trabajo (KILM, por siglas en inglés) existe una evolución positiva con respecto a que los trabajadores mejor instruidos tienden a recibir mejores ingresos y obtener mejores condiciones de trabajo.

Esto constituye «un progreso a nivel nacional y mundial, ya que hay una estrecha correlación entre los niveles de educación de la fuerza de trabajo y los niveles nacionales de productividad del trabajo”, señaló el Jefe de la unidad de producción y análisis de datos del departamento de estadística de la OIT, Steven Kapsos.

Sin embargo, “esto no significa que los trabajadores con estudios superiores tengan automáticamente mejores oportunidades de encontrar un empleo”, afirmó.

«Si bien en la mayoría de las economías de altos ingresos es menos probable que los licenciados en educación superior estén desempleados, en las economías de ingreso bajos y medianos, tienen mayores probabilidades de figurar entre los desempleados que los trabajadores con niveles de educación más bajos”, argumentó.

«Esto refleja un desajuste entre las personas cualificadas y el número de empleos disponibles que correspondan con sus competencias y expectativas, y si no se corrige este desajuste podría frenar el crecimiento económico y el desarrollo”, dijo Rosina Gammarano del departamento de estadística de la OIT al presentar el estudio.

El informe KILM presenta además las cifras de la proporción de jóvenes que no trabajan, ni estudian, ni reciben formación, denominados «NiNi».

Los países en los que aumentó el número de NiNis en los últimos años, son todas economías de altos ingresos, particularmente afectadas por la crisis financiera mundial, como Chipre, Irlanda, Italia, Grecia y España.

En cambio los que registraron la mayor reducción del número de NiNis son de ingresos medianos altos como Bulgaria o de ingresos bajos como Camboya.

Otras conclusiones del estudio señalan que la tasa media de desempleo en los 122 países con datos del KILM comparables aumentó para pasar de 6.4 por ciento en 2007 a 7.2 por ciento en 2014.

El trabajador medio en un país de altos ingresos produce actualmente 62 veces la producción anual de un trabajador medio en una economía de bajos ingresos y 10 veces la de una economía de ingresos medios.

Sin embargo, según OIT, las economías de ingresos medios registraron el más rápido crecimiento de la productividad a lo largo de los últimos 15 años.

En 2015, a nivel mundial, 72 por ciento de los trabajadores están empleados en las economías de ingresos medios, 20 por ciento en las economías de altos ingresos y ocho por ciento en las economías de bajos ingresos.

El informe observa que de la mano de la rápida industrialización y del crecimiento robusto de la productividad, la cantidad de trabajadores pobres (que viven con menos de dos dólares al día) se redujo en 479 millones entre 2000 y 2015.

En las economías de ingreso mediano la proporción de trabajadores pobres en el empleo total se redujo del 57 por ciento de la fuerza de trabajo de 2000 al 25 por ciento en 2015. La reducción total mundial de trabajadores pobres en este periodo corresponde a estas economías, observó la OIT.