La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) había ideado este evento de dos días como el momento culminante de su 70 aniversario y preveía recibir a un número sin precedentes de jefe de Estado y de Gobierno, pero lo celebra finalmente con una agenda mermada y teñido del luto por los ataques.

En ese marco, se decidió convertir en un homenaje a la paz la fiesta que debía celebrar sus 70 años de existencia y recordar el reto para el que se fundó tras la Segunda Guerra Mundial, «erigir los baluartes de la paz en la mente de los seres humanos», por ser en ella donde surgen las guerras.

«Los extremistas tienen miedo de la cultura, de la historia, de la diversidad cultural y de la libertad de vivir y de pensar que representa», subrayó la directora general de la Unesco, Irina Bokova, al solidarizarse «con Francia y con las víctimas del terrorismo» y presentar la velada.

«París encarna lo que los extremistas odian y temen por encima de todo: una ciudad de luz, una ciudad libre en un país, Francia, que cultiva una pasión por el debate y el pensamiento», destacó Bokova, quien horas antes había asegurado que los ataques del viernes «nos afectan a todos».

Es preciso «combatir el extremismo ahí donde echa sus raíces, en el espíritu de los jóvenes», por lo que habría que «reforzar la educación sobre derechos humanos con un esfuerzo mundial sin precedentes», dijo ante representantes de los 195 países miembros.

Los cuatro presidentes que tomaron la palabra -el búlgaro Rosen Plevneliev, el camerunés Paul Biya, el libio Agila Saleh Essa Gwaider y el macedonio Gjorge Ivanov- consideraron clave el papel de la Unesco en la defensa de la paz y subrayaron sus valores humanísticos como algo imprescindible para promoverla.

Todos rindieron homenaje a las 129 víctimas y a los más de 350 heridos en la capital francesa y la vecina localidad de Saint-Denis y guardaron un minuto de silencio.

Entre las personalidades que anularon su participación figura el exdirector general de la Unesco Federico Mayor Zaragoza, de quien se leyó un discurso en el que consideraba «un inmenso error él haber sustituido a las Naciones Unidas por grupos plutocráticos (G6, G7, G8, G20) y a los valores éticos por los mercantiles».

Mayor estimó «necesaria una reacción a escala mundial» porque «el mundo no puede seguir ensangrentado y amedrentado» y recordó que «todos los días mueren de hambre miles de personas», en su mayoría menores de cinco años, mientras «se invierten en armas y gastos militares 3.000 millones de dólares».

Además de Hollande, mañana está previsto que intervengan los jefes de Estado de Eslovaquia, Azerbaiyán y Malta.