Túnez, 16 nov (EFE).- Naciones Unidas advirtió hoy de que los grupos yihadistas afines a la organización Estado Islámico (EI) han ganado y consolidado su control sobre el terreno en Libia, donde se aprovechan de la división política que fractura el país.
En un informe de la Misión de apoyo de la ONU para Libia (UNSMIL) y la Oficina de la ONU para los derechos Humanos, el organismo internacional acusa a todas las partes en conflicto de cometer violaciones regulares de los derechos humanos y crímenes de guerra.
“En este marco de ilegalidad, desorden y combates, grupos que han proclamado su alianza con el llamado Estado Islámico en Irak y el Levante (ISIL) han ganado y consolidado su control sobre franjas de territorio, cometiendo graves abusos”, afirmó.
“Entre ellos, ejecuciones públicas sumarias de individuos por su religión o pensamiento político. El informe también ha documentado castigos crueles como amputaciones y latigazos, practicados por estos grupos”, agregó.
El informe insiste en que no solo estos grupos yihadistas cometen abusos, sino también el resto de las milicias que combaten en el país, tanto las afines al gobierno en Trípoli como las leales a su rival en Tobruk.
“Libia sigue envuelta en un conflicto político y en violencia mortal, con múltiples conflictos armados que afectan a numerosas regiones y que contribuyen a una ruptura generalizada de la ley y el orden”, explica el documento.
“Todas las partes en Libia parece que han cometido violaciones de la ley humanitaria internacional, algunas de los cuales podrían incluirse en (la categoría) de crímenes de guerra”, subraya.
Entre estas violaciones destacan los abusos que sufren los civiles, en particular los desplazados internos, los defensores de los derechos humanos, los migrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo.
Se han documentado “bombardeos indiscriminados sobre áreas civiles, secuestros de civiles, torturas, ejecuciones, destrucción deliberada de la propiedad”, indicó.
“A lo largo de Libia, las facciones en conflicto muestran escasa preocupación por evitar o minimizar la muerte de civiles, los heridos o el daño de objetivos civiles”, como hospitales y centros de acogida, señala.
“La violencia han causado decenas de muertos, desplazamientos masivos de población y crisis humanitaria en numerosas regiones de Libia. Aquellos que son detenidos son vulnerables a la tortura y otras formas de maltrato que se practican de forma impune y en ocasiones producen la muerte en custodia”, indica.
“Los métodos de tortura documentados incluyen golpes, ser colgado en posiciones incómodas, descargas eléctricas, privación del sueño. Además, se les niega cualquier tipo de contacto con las familias”, enumera.
El informe también denuncia el mayor grado de peligro al que están expuestos los refugiados, solicitantes de asilo y emigrantes en general y en particular aquellos que llegan a Libia huyendo de la guerra y el hambre en país del África subsahariana.
“Muchos son víctimas de brutales formas de violencia, coerción y abusos perpetrado por los traficantes a lo largo de la ruta, así como en la casa de conexión, en la que esperan para el salto a Europa”, afirmó.
“Muchos son objeto de tortura para sacarles más dinero de sus familias en lo que parece ser una acción coordinada entre las bandas criminales en los países de origen y las que organizan el tránsito”, agregó.
“Cierto número de migrantes y solicitantes de asilo que están en ‘las casas de conexión’ reciben comida escasa para que pese poco cundo viajen y algunos han denunciado que las mujeres sufren abusos sexuales”, recalcó.
El informe insta, por último, “a aquellos que tienen un control efectivo en el terreno a actuar de forma inmediata para frenar las violaciones de los derechos humanos y de la ley internacional humanitaria”.
Adviertió además de que “los abusos y la violencia continuarán a menos que se alcance sin dilación un acuerdo político cimentado en el respeto a los derechos humanos y al imperio de la ley”.
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