Existen algunos hábitos con los que podemos contribuir al cuidado del medio ambiente y, adicionalmente, nos ayudarían a cuidar nuestro b0lsillo.
Por Alicia De la Puente
Ciudad de México, 16 noviembre (SinEmbargo/TheHuffingtonPost).– Ahorrar y colaborar con el medio ambiente es más fácil de lo que parece. La claves está en tener pequeños gestos o hábitos. Nos gustaría que conozcas algunos de ellos.
Es importante conocer los problemas de nuestro planeta y actuar en consecuencia, como apunta el catedrático de Ecología José Ángel Merino, pero también «molestarse en concienciar» a los demás. «La presión ciudadana acaba ejerciendo fuerza también sobre la política», opina el experto, que añade que, además, existen detalles de nuestra rutina que no cuestan trabajo y que inciden en el mundo:
1. Reciclar residuos: Para Merino, el reciclaje de residuos sólidos es necesario. Éste consiste en reintroducir materiales que ya han sido utilizados al proceso de producción. El proceso de reciclaje tiene muchos beneficios ambientales, entre los que se encuentra la conservación indirecta de recursos naturales, el ahorro de energía, reducción de contaminación y disminución de gases de efecto invernadero.
2. No tirar el aceite al fregadero: Otro hábito importante en el ámbito de los residuos es dejar de tirar el aceite al fregadero. «Se trata de limpiar con la servilleta que hayas usado el aceite del plato o de las sartenes», explica el experto. Haciéndolo, según afirma, ahorramos porque utilizamos menos agua y detergente al fregar y, además, evitamos la contaminación que genera el aceite, que por cada litro requiere de «mil litros de agua para su depuración».
3. Utilizar bombillas de bajo consumo: En cuanto a los recursos, Merino piensa que gastar mucha energía genera impacto en el medio ambiente, pero también afecta a nuestra cartera. Uno de los consejos que da para reducir ambas consecuencias es usar bombillas de bajo consumo.
4. Controlar el agua: No despilfarrar el agua, ducharse rápido, cambiar «esos grifos antiguos que cuesta abrir y cerrar» (y, por ende, al final dejamos más tiempo funcionando) o llamar al fontanero nada más se rompa la cisterna son algunas de las cosas que hacen que estropeemos menos el planeta y que gastemos menos dinero.
5. Buscar la eficiencia energética y no dejar aparatos eléctricos enchufados de forma permanente: Tatiana Nuño, miembro de Greenpeace, añade que invertir en productos o aparatos de mayor eficiencia energética permiten que, a la larga, «ahorremos más en todos los sentidos». Además, aconseja no dejar enchufados a la corriente cargadores, ordenadores, y matiza que incluso en el botón rojo o de apagado están consumiendo energía.
6. Contratar la electricidad justa y evitar usar el aire acondicionado o la calefacción:«Deberíamos tener contratada la electricidad que vamos a usar, no más», sostiene Nuño. En cuanto a la calefacción y el aire acondicionado, la experta recomienda evitar las temperaturas «extremas» y establecer la media en 20 grados. ¿Cómo podemos hacerlo sin poner el aire o la calefacción? Aislando la casa, bajando persianas, instalando ventanas dobles y asegurándonos de que no dejamos escapar la energía.
7. Razonar para no malgastar la energía: Otra forma de contribuir cuidado del medio ambiente es evitar poner secadoras cuando la ropa puede tenderse al aire libre y pensar antes de instalar, por ejemplo, el frigorífico al lado de la calefacción, porque consumirá mucho más y la factura aumentará en consecuencia.
8. Tener plantas en lugar de césped: Merino, por su parte, propone sustituir el césped, que para mantenerse requiere mucha agua, por plantas autóctonas o los llamados ‘jardines secos’ japoneses, que también son muy bonitos y necesitan poco o nada de agua, respectivamente.
9. El transporte, siempre público o compartido: «Otra cosa es que vamos muy contentos en nuestro coche, pero gasta una barbaridad en todos los sentidos», sostiene el catedrático, y está de acuerdo con la responsable de cambio climático de Greenpeace en que es preferible y más barato caminar, utilizar la bicicleta o el transporte público o, en todo caso, el coche compartido.
Para explicar por qué es tan importante esta medida, Nuño hace una apreciación. «La emisión de gases por transporte ha aumentado un 26 por ciento desde 1990 en Europa y solamente los vehículos particulares son responsables de un 12 por ciento», cuenta.
10. Colocar la tapa al cocinar: Además de a la hora de movernos, también podemos mejorar el medio ambiente con tareas que hacemos con frecuencia, como cocinar. «Colocar la tapa a la olla o a la sartén hace que se concentre el calor y se tarde menos», afirma Nuño.
11. Comprar productos ecológicos, a ser posible a través de «grupos de consumo»: Algo también muy importante para esta responsable de Greenpeace es ser conscientes de la carne de ganadería extensiva que consumimos, ya que el tipo de fábricas que usan emiten muchos gases, así como comprar productos locales y ecológicos.
Por su parte, Carmen Montero, de Ecologistas en Acción, aconseja que la adquisición de los alimentos se haga mediante «grupos de consumo», algo «muy importante», ya que que crean una relación directa entre consumidor y productor.
12. La autosuficiencia: sembrar huertos propios, fabricar nuestro propio jabón o instalar molinos de eje vertical
La miembro de Ecologistas en Acción explica que, según su parecer, en el punto en el que estamos «los pequeños gestos no cambian el mundo» y que la mejor manera de hacerlo es «recuperando la autosuficiencia», por ejemplo, fabricando nuestros propios jabones a base de aceite usado (nunca quemado) agua y sosa caústica.
La experta admite que muchas personas «no pueden permitirse» instalar placas solares en su casa, pero recomienda una alternativa para los que viven en sitios donde hace viento, un «pequeño» molino de eje vertical en el balcón para producir nuestra propia energía. Otra buena idea, incide, es poner huertos en los balcones, azoteas en desuso o el exterior del edificio donde vivimos (huertos verticales). En los dos últimos lugares, además, sirven como «aislantes» de la finca en cuestión.
Para ella, salvar nuestro entorno pasa, inevitablemente, por reducir el uso del petróleo. «Con la autosuficiencia evitamos, también, la cantidad de petróleo que contamina y que es necesario para que un producto llegue a nuestra casa», concluye Montero.
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