El ídolo de adolescentes en todo el mundo despierta pasiones y desafíos absurdos. Es el niño malo del pop y ahora sueña con ganar un Grammy
Ciudad de México, 16 de noviembre (SinEmbargo).- “No hay día que me despierte sin pesar en él, por Justin hago cualquier cosa”, dice un chico argentino llamado Diego. Acaba de cumplir un recorrido de 400 kilómetros que hizo caminando para demostrar su amor por el artista canadiense.
Tiene dos tatuajes con el rostro de su ídolo y para Diego, el mayor orgullo a sus 22 jóvenes años, es ser un believer de ley.
Un viaje imaginario hacia el futuro de Diego nos hace pensar en un hombre que quién sabe qué sentirá cuando en su madurez trate de tapar la marca de sus tatuajes, quizás avergonzado por esta religión tan volátil como absurda que experimenta en su juventud.
¿Quién no ha hecho cosas inconfesables por su ídolo musical en la adolescencia?
Corramos un tupido velo y seamos compasivos frente a este ardor desmesurado por un niño rubio y caprichoso nacido como Justin Drew Bieber el 1 de marzo de 1994 en Ontario, Canadá.
Criado por su madre soltera, Pattie Mallette, que a menudo trata de robarle presencia mediática, a los 12 años, participó en un concurso local de canto en Stratford, donde obtuvo el segundo lugar.
A finales de 2007, su madre comenzó a subir sus videos en YouTube, donde Justin interpreta canciones de Usher, Chris Brown, Stevie Wonder, Justin Timberlake y Ne-Yo.
Fue descubierto por Scooter Braun, un ex ejecutivo de marketing de la disquera So So Def, quien hizo viajar a Justin, que entonces tenía sólo 13 años de edad, a Atlanta, Georgia, para que grabase su primer demo. Una semana después, Bieber tenía un contrato bajo el brazo y Usher, uno de sus ídolos era el que lo había firmado para sue empresa Raymond Braun Media Group (RBMG).
“One time” fue la primera canción que inició el fenómeno y Mi World el primer disco que comenzó a nutrir una numerosa grey de fanáticos.
EL CHICO MALO DEL POP
No es posible tener tanto éxito, tener tantos millones, tan poca edad y poder mantener los pies clavados al suelo.
Conforme fue creciendo su popularidad en el mundo, Justin también se hizo el centro de un huracán cuyos alcances no puede, como es lógico, controlar.
Y aunque ya conoce los excesos, la cárcel, el amor y el desamor, el balance hasta ahora no ha sido tan malo para este chico que sigue enamorado de su ex novia, la estrellita Disney Selena Gómez, según declaró a un programa de televisión estadounidense.
“Fue muy dura la separación. No sé si ya lo he superado”, reconoció.
En una realidad un poco menos romántica, el cantante cumplió satisfactoriamente con las tareas de la libertad condicional que le impuso un juez cuando seguramente aburrido de todo Bieber comenzó a tirar huevos hacia la mansión de un vecino en California, quien lo denunció “por vándalo”.
Luego de ganar cinco premios MTV Europa, se encuentra en Europa promocionando su nuevo disco, Purpose, que fue lanzado el viernes 13 y que ha puesto a la ex estrella de YouTube otra vez en el núcleo de la atención mediática.
Tiene 21 años y en una entrevista otorgada a la agencia dpa dice que al fin ha encontrado un sonido que lo satisface, pese a que todavía no puede saber si es el suyo, el definitivo.
“He encontrado un sonido, pero no sé si es per se el mío. Creo que a los 21 años aún no he encontrado nada concreto en lo que quiera mantenerme para siempre. Aunque de momento este estilo musical me atrae y creo que (el DJ) Skrillex me ha ayudado realmente a definir un sonido, lo que es fantástico”, afirma Justin.
“A lo largo de mi vida he aprendido muchas cosas, pero los últimos dos años fueron especiales. Echo la vista atrás y no los veo como una mala fase, sino como un parte del proceso de aprendizaje. Por supuesto, hubo cosas de las que no estoy orgulloso, pero no se puede crecer sin mirar atrás y decir: hice esto, no me enorgullece, pero mira dónde estoy ahora. Y también hay momentos para el triunfo. Yo creo que todo eso forma parte del ser humano”, agrega.
De su carrera musical, nada cambiaría Bieber, puesto que en un acto de sinceridad que se le agradece admite que “no sabía hacerlo mejor”.
“Fue una época en la que la gente tiraba violenta y continuamente de mí en distintas direcciones y quería sacar partido. Me defraudó gente en la que confiaba, tenía una imagen muy mala de las personas. Fue definitivamente una experiencia humillante. Me echaba las manos a la cabeza y pensaba, ¿qué estoy haciendo?”, dice el canadiense, quien en otro tramo de la entrevista confiesa tener muchos sueños por cumplir.
Para Justin Bieber, que tiene 73 millones de seguidores en Facebook, el concepto de ambición consiste en marcarse nuevos retos y para él el mayor desafío es ganar un Grammy.