El abogado del exmandatario Moisés Galindo confirmó a periodistas que al exmandatario (2012-2015) «solo le dejaron la cama».

El 1 de octubre, Pérez Molina, que está recluido en una cárcel del Cuartel Militar de Matamoros, solicitó el ingreso de una televisión con reproductor DVD, una computadora sin acceso a internet, un dispensador y un calentador de agua, una radio, una mesa con diez sillas y un mueble para guardar ropa.

A los pocos días, el Sistema Penitenciario de Guatemala dio su autorización, sin embargo el titular del Juzgado B de Mayor Riesgo que lleva su caso, Miguel Ángel Gávez, ordenó retirarlos, ya que él no había dado el visto bueno a esta petición.

Según medios locales, Galindo publicó a través de sus redes sociales que la postura del juez Gálvez se debía al «clamor popular» y agregó: «Espero que las autoridades no lo terminen colgando a una pared encadenado, a pan y agua una vez por semana a petición del ‘clamor popular'».

El ex Presidente se encuentra en un espacio especialmente habilitado por el cuartel militar, que desde hace más de un lustro sirve para privar de libertad a reos en casos de alto impacto.

El exmilitar retirado dimitió como presidente el pasado 3 de septiembre y posteriormente, ese mismo día, un juez lo envió a prisión por su supuesta implicación en una millonaria red de corrupción en el ente recaudador de impuestos.

El ex mandatario, quien tomó posesión en enero de 2012 por un período de cuatro años, está acusado por el Ministerio Público (MP, Fiscalía) y la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) de liderar la estructura criminal «La Línea».

De acuerdo con la investigación de ambas entidades, la red operaba en la Superintendencia de Administración de Impuestos (SAT) con la complicidad de al menos 49 personas y se apoderó del pago de impuestos de más de mil 500 contenedores de productos importados entre 2014 y 2015.

Pérez Molina conocerá si debe enfrentar un juicio en su contra el próximo mes de diciembre.