Por Isabel Saco
Ginebra, 16 oct (EFE).- La migración y el asilo son los temas que dominan la campaña electoral ante los comicios de este domingo para elegir a los miembros de las dos cámaras del parlamento de Suiza, donde las preocupaciones económicas están relegadas a un segundo plano.
El partido de derecha nacionalista UDC ha conseguido nuevamente imponer su agenda, en la que los temas prioritarios son los extranjeros y refugiados.
Suiza recibió en 2014 unas 26 mil solicitudes de asilo y, pese a la magnitud de la crisis migratoria y de refugiados que afronta actualmente Europa, las autoridades del país han descartado la entrada masiva de refugiados.
Calculan que como mucho se recibirán 30 mil solicitudes de asilo en 2015, frente a las 710.000 entradas registradas -por Italia y Grecia, casi todas- sólo en los primeros nueve meses de este año.
La actualidad ha puesto así en bandeja de oro para el UDC el tema del cual ha obtenido sus mayores réditos electorales en las elecciones de las últimas dos décadas.
«Aparte del UDC, ningún otro partido quiere hablar de migración porque se ha creado la impresión entre los electores de que éste es el único competente para abordar este tema», dijo el profesor del Instituto Suizo de Altos Estudios en Administración Pública, Andreas Ladner, en una reunión con corresponsales de la prensa extranjera.
Sin embargo, la estabilidad del sistema político suizo es tal que los expertos esperan que el impacto de la crisis migratoria no sea dramático en cuanto a votos adicionales para el UDC, el partido más votado del país con un 27 por ciento del electorado.
El sistema de gobierno de Suiza es «colegiado», con un Ejecutivo federal en el que los cuatro partidos principales -UDC, el Socialista y dos de centroderecha- se reparten el poder y toman decisiones por consenso.
Sus siete miembros -cada uno titular de una cartera ministerial- se rotan la presidencia anualmente, por lo que las legislativas no tienen impacto en quién será el presidente.
El UDC, un partido fundado hace 44 años tras la unión de entidades políticas defensoras de los intereses de los campesinos y artesanos, planteó recientemente en el parlamento «una moratoria sobre el asilo».
Su objetivo es paralizar al menos un año todos los procedimientos de asilo, el reconocimiento de refugiados, los visados humanitarios y los mecanismos de reagrupación familiar.
El resto de partidos políticos están «mal posicionados» para hablar de inmigración, que «es un tema que pertenece al UDC», comenta Ladner.
Este mismo partido fue el que el año pasado consiguió la convocatoria de un referéndum para que los ciudadanos se pronunciaran sobre una iniciativa que sus dirigentes denominaron «contra la inmigración masiva», que fue aprobada y ha puesto en riesgo el acuerdo de libre circulación entre Suiza y la Unión Europea.
Durante los años recientes de crisis económica en Europa, miles de trabajadores de los países más afectados llegaron a Suiza en busca de empleo.
El UDC está a favor de anular la participación de Suiza en los tratados Schengen-Dublín y cerrar lo más posible el mercado laboral a los extranjeros.
El diputado del UDC Roland Rino Buechal dijo a Efe que la llegada de inmigrantes y refugiados a Austria, Alemania o Suecia demuestra que «hay países (Schengen) que no están haciendo bien su trabajo, así que hay que parar con este tratado», en referencia a Italia y Grecia, que en virtud de ese acuerdo deben salvaguardar las fronteras exteriores de la Unión Europea.
«Hay que ayudar a la gente en sus lugares de origen… hay gente que llega diciendo que son de Siria, pero en realidad no lo son… además, el 80 por ciento de refugiados nunca a va a trabajar y los pequeños municipios tendrán que aumentar los impuestos para mantenerlos», sostuvo Buechal.
Suiza es un país que ha optado por dar oportunidad de trabajar a los refugiados, a los que se ofrecen programas de integración y de aprendizaje del idioma de la región lingüística de Suiza donde se les instala.
La primera nacionalidad de asilo en Suiza es la eritrea y le siguen la siria, de Sri Lanka, Nigeria y Somalia.
Frente a la complejidad de la cuestión migratoria, asuntos como el desempleo, las propuestas para elevar la edad de jubilación y las ayudas para las familias están prácticamente fuera del debate.
Ni siquiera la revaluación del franco suizo -tras el levantamiento del control del tipo de cambio frente al euro a principios de este año- y su impacto en la competitividad de una economía muy orientada a la exportación han conseguido inmiscuirse seriamente en la campaña electoral.
«El tema del franco fuerte no es fácil de articular y frente al cual los partidos pueden tomar posiciones creíbles porque escapa al control político. Es un tema del Banco Nacional de Suiza y que al final no ha tenido efectos graves en la economía», explicó el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Ginebra, Pascal Sciarini. EFE