Existe un enorme y extendido malestar en y con la democracia. Muchas de sus promesas han sido incumplidas y demasiadas expectativas se han desvanecido. No obstante, no se ha inventado un régimen político superior capaz de reemplazarlo. Un régimen apto para ofrecer cauce a la expresión, recreación, convivencia y competencia de la diversidad política e ideológica que cruza y modela a las sociedades modernas. Ese es la esencia de Cartas a una joven desencantada con la democracia, que acaba de sacar Sexto Piso.
Ciudad de México, 16 de septiembre (SinEmbargo).- Fue Eduardo Rabasa, editor de Sexto Piso, el que le dio la idea de José Woldenberg para hacer este libro. Se parece un poco al de Christopher Hitchens, Cartas a un joven disidente (Anagrama, en 2003), y de ahí partió el politólogo para decir sus ideas que además de un sentido común tienen el acento para las nuevas generaciones, explicándoles por ejemplo que la no participación es también un acto político en sí, solamente que con la consecuencia implícita de que serán siempre los demás quienes tomen las decisiones por ellos.
Es un libro de 100 páginas, hablándole a los jóvenes del desencanto con la democracia mexicana, mucho malestar, una cierta veta cínica, una cierta veta individualista y un reto para sí mismo “tratando de explicar por qué si en materia política, México ha avanzado, al menos es ese mi parecer, tantos jóvenes expresan su malestar por la vida pública”, dice Woldenberg.
No se trata de decir no-democracia, pues el ideal democrático sigue siendo hegemónico. “Es una seña de superioridad moral ser democrático; lo que hay es mucho malestar con los políticos, con los Congresos, con los Gobiernos, y esas son claves para llegar a la democracia”.
¿México es un país poderoso, grande? Pues entonces los políticos están muy por atrás de sus requerimientos. José Woldenberg dice que hay de todos, no le gustaría generalizar, pero lo cierto es que hay muchos políticos sub-informados en “una política mexicana que es mucho más compleja que el pasado”.
Los 43 de Ayotzinapa, el robo del Gobernador de Veracruz, son los síntomas claros del desprestigio de la democracia mexicana. “El robo del Javier Duarte es de tal magnitud que parece un sultanato”, dice José.
“El miedo, la zozobra, están instalados en nuestra sociedad, están impresionando la vida en Ciudad de México. No hemos sido tocados por la violencia, pero la violencia está como sospecha, regulando cada una de nuestras acciones”.
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