La serie trata temas como adicción, la perversa influencia de las redes sociales, supresión de las emociones, síndrome del impostor y los complicados matices del luto.
NUEVA YORK, 16 de agosto (AP) — Si miras Nine Perfect Strangers encontrarás drama y suspenso. Pero más allá de esa capa hay interrogantes estimulantes, dice la estrella Nicole Kidman.
“De alguna manera indaga en algunas de las preguntas existenciales más grandes”, dijo. “¿Qué es la realidad?, ¿en qué lugar eliges existir?, ¿podemos alterar eso?, ¿existe otra realidad a la que podemos acceder que quizá es una realidad más deseada?”.
La serie limitada de Hulu que se estrena el miércoles es definitivamente ambiciosa, se centra en nueve personas atribuladas que asisten a un retiro de bienestar en el norte de California. Kidman interpreta a Masha, la misteriosa gurú del retiro que tiene un tratamiento inusual que involucra sustancias psicodélicas.
Los desconocidos que viven la experiencia incluyen a una escritora de novelas románticas infeliz, un ex astro del fútbol, una pareja aburrida, una divorciada furiosa, un hombre gay misterioso y tres integrantes de una familia que sufre la pérdida de un cuarto integrante. Su retiro de 10 días se cuenta en ocho episodios, como una especie de historia de misterio al estilo de Agatha Christie mezclada con una versión adulta de The Breakfast Club (El club de los cinco).
La serie es adaptada por David E. Kelley y John Henry Butterworth de la novela homónima de Liane Moriarty de 2018. El elenco de la serie es impresionante, incluye también a Melissa McCarthy, Bobby Cannavale, Regina Hall, Samara Weaving y Michael Shannon.
“Me encantó que hubiera tantos personajes pues se sentía verdaderamente tridimensional”, dijo McCarthy, quien interpreta a la novelista. “Ellos eran complicados, y la gente es un desastre. Y pensé que así es la gente real, no conozco a nadie perfecto. No sabría cómo interpretar a alguien perfecto”.
La serie trata temas como adicción, la perversa influencia de las redes sociales, supresión de las emociones, síndrome del impostor y los complicados matices del luto. Los nueve visitantes — así como el personal del retiro, incluyendo a Masha — están heridos, de alguna manera.
“¿Qué harías para curar el dolor?, ¿qué tan lejos irías?”, pregunta Kidman. “Esas preguntas me parecen realmente interesantes, especialmente cuando se ponen en un formato entretenido”.
Cannavale, quien interpreta al futbolista, leyó el guion tras leer el libro de Michael Pollan “How to Change Your Mind” de 2018, que explora el potencial terapéutico de las sustancias psicodélicas. El actor no dudó de aprovechar la oportunidad de mostrar otra forma de tratar la depresión.
“Hemos estado dando tratamiento a la gente de la misma manera por años. Y hemos ignorado esta alternativa para tratarlos”, dijo. “Quizá la gente que nunca ha escuchado de esto dice ‘¿es real?’ y revisan un poco en su celular y dicen ‘¡Oh por Dios, es real!’”.
McCarthy y Hall, quien interpreta a una divorciada reprimida, se sintieron atraídas al mensaje de la serie sobre apreciar el desorden de la vida y ver más allá de los retratos demasiado procesados, manufacturados y editados de la gente en redes sociales.
“Creo que una vez que reconoces los defectos en alguien más, puedes ver las fallas en ti misma y esa falla se puede volver hermosa”, dijo Hall. “Tan pronto como se puede ver la belleza en los defectos de alguien más entonces no tienes que los tuyos tan mal”.
La serie llega en un momento oportuno para hablar sobre salud mental pues los cierres de la pandemia han hecho que la depresión y el aislamiento sean un tema generalizado, al grado que los Juegos Olímpicos pusieron el bienestar mental de los jugadores bajo el foco.
“Creo que el último año y medio nos ha dado oportunidades maravillosas para reflexionar y realmente revisar lo que hemos estado haciendo”, dijo Hall. “Esa pausa ha permitido que la gente diga ’está bien que sea honesto, está bien no estar bien y no sólo está bien no estar bien, sino que está bien decir que no te sientes bien”.
Aunque la serie se desarrolla en una parte remota de California, la filmación se realizó en Byron Bay un pueblo costero de Australia que fue “una burbuja mágica en la que no había COVID”, dijo McCarthy.
Los australianos se tomaron las medidas contra COVID-19 muy seriamente, llevaron a elenco y sus acompañantes escoltados por militares a habitaciones de hotel y les hicieron pasar una cuarentena de 15 días con guardias fuera. Los cubrebocas y las pruebas se siguieron usando en el plató.
“No estaban bromeando. Sus protocolos fueron intensos”, dijo McCarthy, quien viajó con su familia. “Nadie te limpia la habitación, nadie te cambia las sábanas. Estabas simplemente ahí, en una autorreflexión. Extrañamente coloreamos mucho”.