Hace 499 años, el emperador Cuitláhuac ofreció oro, sal y algodón a Tlaxcala para vencer a Hernán Cortés

16/07/2020 - 1:12 pm

Tras la dura derrota de la Noche Triste del 30 de junio de 1520, Cortés regresó vencido a Tlaxcala para reafirmar su alianza con este pueblo enemigo acérrimo de los aztecas y cuya insurrección y la de otros indígenas facilitó la conquista.

Por José Antonio Torres

México, 16 jul (EFE).- Con oro, sal y algodón, el emperador azteca Cuitláhuac quiso convencer al pueblo de Tlaxcala que abandonara la alianza con el conquistador español Hernán Cortés que hubiera impedido hace 499 años el comienzo de la caída de la capital de México-Tenochtitlán.

Tras la dura derrota de la Noche Triste del 30 de junio de 1520, Cortés regresó vencido a Tlaxcala para reafirmar su alianza con este pueblo enemigo acérrimo de los aztecas y cuya insurrección y la de otros indígenas facilitó la conquista.

«El hecho que Cortés volviese derrotado a Tlaxcala fue un golpe anímico impresionante», asegura a Efe el historiador mexicano Luis Vázquez sobre la segunda estancia del conquistador español en tierras tlaxcaltecas, a partir de julio de 1520.

En su primera estancia en Tlaxcala, en septiembre de 1519, Cortés hizo una alianza con este pueblo indígena, apoyada por Xicoténcatl el viejo, que le permitió acrecentar la fuerza que llevó a México-Tenochtitlán, donde se encontró el 8 de noviembre de 1519 con el emperador Moctezuma.

Tras la derrota de la Noche Triste el 30 de junio de 1520, las fuerzas de Cortes lograron vencer a los mexicas en la batalla de Otumba del 7 de julio lo que les permite llegar a Tlaxcala para recuperarse.

«Cortés va con la incertidumbre de si sus amigos, los tlaxcaltecas, lo van a recibir bien. El no sabe cómo lo van a recibir», afirma a Efe Vázquez sobre la segunda estadía de Cortés en Tlaxcala.

De no haber logrado el apoyo de Tlaxcala, los españoles todavía podían volver a la costa, a Veracruz, donde habían fundado el primer cabildo de la América continental, o a Cempoala, su primer aliado al tocar tierras del actual México.

En las semanas siguientes, mientras recuperaba salud y fuerza en Tlaxcala, Cortés despliega un intenso juego diplomático y político para sellar su alianza con Tlaxcala ante los intentos de Cuitláhuac para atraer a sus acérrimos enemigos y buscar derrotar a los españoles.

LA OFERTA DE CUITLÁHUAC

Cuitláhuac ofrece a Tlaxcala «los beneficios de los cuales no había podido gozar en los últimos años, entre ellos, oro, sal, mantas y más cosas que por el bloqueo no podían tener. Te ofrezco esto que no tienes pero únete a mí».

Los mexicas tenían sometida a Tlaxcala a un bloqueo económico que durante décadas les impidió tener a acceso a muchos artículos, entre ellos la sal que se extraía de las aguas salobres de los lagos de México-Tenochtitlán.

«Desde que se erigen como el poder más importante en el México antiguo, aproximadamente en 1427, el poderío mexica bloquea a los pueblos que no están con ellos» entre ellos Tlaxcala, un enemigo acérrimo al que no pudieron someter.

El ofrecimiento de Cuitláhuac, hermano y sucesor de Moctezuma, supone olvidar los agravios pasados para unirse con las naciones de Anáhuac (como llamaban a México) y no permitir que los españoles escaparan.

«Es una oportunidad para que los pueblos decidan si se quedan con los mexicas o se unen a los españoles. Porque fueron muchos pueblos los que estuvieron sojuzgados mucho tiempo dado su potente poder militar al que no se podían enfrentar», afirma Vázquez.

Para entonces, los españoles y los tlaxcaltecas ya sabían que podían esperar uno del otro, ya sabían de qué manera se podían apoyar y sabían también que por si solos no podrían vencer a los mexicas, relata el historiador.

Fue en esos días, en los que Cortés desplegó sus dotes de diplomacia y de juego político para sellar la alianza en momentos en los que Cuitláhuac enviaba a sus embajadores a pedirles la unión para derrotarlos.

Con el ofrecimiento del tlatoani Cuitláhuac, los señores de Tlaxcala comienzan a medir fuerzas, se dan disputas y diferencias para decidir si se unen o no. Xicoténcatl el joven, que jamás estuvo de acuerdo en unirse a los españoles, se manifiesta abiertamente a que se les derrote.

En esta alianza definitiva, el que jugó un papel importante fue Maxixcatzin, señor de Ocotelulco, uno de los cuatro señorías de Tlaxcala, que es quien recibe a Cortés a su retorno y le da refugio para recuperarse. «Es él con quien pacta Cortes», indica Vázquez.

LA CAMPAÑA MILITAR PARA LA CONQUISTA

La renovada alianza comenzó con una campaña militar en la que los españoles atacaron los pueblos mexicas que rodean Tlaxcala por el oriente para crear una especia de zona de seguridad que les permitiera avanzar a México-Tenochtitlán.

Estas medidas evitan la posibilidad de un ataque mexica contra Tlaxcala tras el avance de Cortés al centro del imperio, además de preparar sus fuerzas para lo que fue la ofensiva final.

«Al mismo tiempo que atacas a los enemigos, nos defiendes de ellos, de esta manera, Cortés ya va seguro de que tiene un lugar cercano a donde pueda volver ante una eventual derrota», apunta el historiador.

Además, destaca, en ese tiempo, llegaron a otros capitanes españoles con más hombres y más armas de tal suerte que el ejército de Cortés se fortalece y tras someter toda la zona cercana a Tlaxcala, lo siguiente es avanzar a Texcoco.

Cosa que hará en agosto de 1521, justamente ahora hace 499 años.

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