El artista mexicano falleció la noche del domingo 7 de junio, a la edad de 91 años. “Mi proyecto es, como siempre ha sido, un intento de superación. Cada vez que hago un cuadro, una escultura, tiene que ser la mejor que he hecho en mi vida, a veces sale y a veces no, pero el esfuerzo por ahí va”, expresó a ZETA.
Por Enrique Mendoza Hernández
Ciudad de México, 16 de junio (ZETA).– La gran figura del arte mexicano a nivel mundial a partir de la segunda mitad del Siglo XX, Manuel Felguérez, murió el domingo 7 de junio de 2020 a la edad de 91 años. Con su fallecimiento también se va el artista principal de la Generación de la Ruptura que renovó el arte mexicano tras el dominio del arte nacionalista y muralista de la primera mitad del siglo pasado.
“El Instituto Zacatecano de Cultura Ramón López Velarde y el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez lamentan profundamente el fallecimiento del maestro Manuel Felguérez, artista plástico zacatecano que legó a Zacatecas, a México y el mundo su temperamento, su espíritu y las infinitas posibilidades de la representación a través del arte”, informó el museo que fundó.
Debido a las restricciones sanitarias por la pandemia de COVID-19 no fue posible un tributo, no obstante, Alejandra Frausto, titular de la Secretaría de Cultura federal, anunció: “Una vez que reanudemos las actividades culturales en recintos, se hará un homenaje nacional en el Palacio de Bellas Artes y otros espacios”.
DE ZACATECAS
Manuel Felguérez nació el 12 de diciembre de 1928 en Valparaíso, Zacatecas, aunque a sus 7 años de edad, la familia se trasladó a Ciudad de México.
“Desde niño Manuel, demostró inclinación por las artes, pero no es, sino hasta los 19 años, durante su primer viaje a Europa, cuando descubre que lo más importante en el mundo era el arte; es entonces que decide iniciarse como escultor. En 1949 viaja por segunda vez a Francia para estudiar al lado de Ossip Zadkine en la Academia de la Grande Chaumiére en París, en donde también frecuenta el taller de Brancusi. Sus experiencias al lado de Zadkine en París y de Zúñiga en México, así como su constante investigación y experimentación, le dan seguridad en el manejo de materiales y técnicas, no sólo en el campo de la escultura, sino en la pintura y el muralismo; y lo llevan a encontrar su propio lenguaje”, de acuerdo con el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez.
Desde la segunda mitad del Siglo XX, Felguérez ganó los premios más importantes del mundo del arte: obtuvo el Segundo Premio de Pintura en la Primera Trienal de Nueva Delhi, India, (1968); beca de la Fundación Guggenheim y el Gran Premio de Honor de la XIII Bienal de Sao Paulo, Brasil, (1975); Premio Nacional de Artes de México (1988); Creador Emérito por el Sistema Nacional de Creadores de Arte del Conaculta (1993); La Encomienda de la Orden Isabel La Católica del Gobierno Español (2006); Doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México (2009) y Medalla Bellas Artes (2015), otorgada por el Instituto Nacional de Bellas Artes.
Además del Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, otros recintos llevan su nombre en reconocimiento a su obra, entre estos la Galería de Arte Electrónico del Centro Nacional de las Artes, La Galería Metropolitana en la Rectoría de la UAM, la Casa Municipal de Cultura de Valparaíso, Zacatecas y la Biblioteca del hotel The Sebastian en Vail, Colorado, Estados Unidos.
“Desde su primera exhibición en 1958, Felguérez ha participado en innumerables exposiciones individuales y colectivas en México y el mundo. Su obra se exhibe de manera permanente en importantes recintos museísticos y culturales de México, así como en países de Europa, Asia y América, además de múltiples colecciones privadas”, destaca el Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, fundado en 1998 y el cual conserva gran parte de obra que el artista donó a México y el mundo.
“EL ARTE ES EL ESFUERZO PERSONAL, INDIVIDUAL, DE QUIEN LO PRODUCE”
Figura central de artistas de la Generación de la Ruptura y pionero del arte abstracto en México, en 2010, Manuel Felguérez compartió con ZETA algunas reflexiones sobre arte. Entonces tenía 82 años:
“El arte, como una de sus características, es estar en constante transformación y una cosa muy importante: que siempre es diacrónico, siempre corresponde a un momento de la historia. El arte siempre tiene que ver con la sociedad que se produce, es dialéctico, entonces, no puede haber un arte que no tenga relación con su época y con su sociedad, es inevitable.
“El arte que se hace en Siglo XXI será muy diferente al que se hizo en el Siglo XX, y a su vez el que se hizo a mitad de Siglo XX en México es absolutamente diferente a la época nacionalista de primera mitad del siglo, y esa primera mitad del siglo nacionalista es totalmente diferente a la pintura académica que se hacía en el Siglo XIX. Esta transformación es constante e inevitable, lo que pasa es que hay modas también y todo mundo se va con la finta, es como un caldo de cultivo donde van apareciendo las nuevas figuras, los nuevos verdaderos artistas que aportan algo, que dan algo diferente con valor estético y es indudable que empiezan a salir”.
También argumentó sobre la importancia del esfuerzo personal del artista más allá de la dependencia del Estado:
“Los mejores artistas de siglos pasados han salido sin necesidad de apoyos del Estado. Si piensas en los impresionistas, en Van Gogh muriéndose de hambre, no dependían del Estado; muchas veces contra las políticas del gobierno, como en el caso de España franquista, pues salieron los grandes movimientos del nuevo arte español, también durante el nazismo salieron grandes artistas que nunca tuvieron apoyo del Estado. Entonces, no creo que el arte esté ligado en ningún momento al apoyo del Estado. El arte es el esfuerzo personal, individual, de quien lo produce”.
“CADA OBRA QUE HAGO TIENE QUE TENER ALGO DE NOVEDAD”
Escultor, grabador, muralista y pintor, hace una década Felguérez expresó a este Semanario cuál era su interés como artista:
“Cada obra que hago tiene que tener algo de novedad en relación a la anterior, mi obra siempre ha estado en constante movimiento. Todo lo que he realizado los últimos años en materia de escultura pública, si se compara con lo que hacía yo en los años 50, pues hay una tremenda transformación. Si pretendo hacer arte, siempre tengo que estar buscando nuevas opciones. Esas nuevas opciones que busco se encierran en unos parámetros que es mi manera estética de pensar, no se trata de que me haga yo el niño chiquito y empiece yo a hacer un tipo de arte que se hace ahora, estoy consciente de mi edad y de mi trayectoria”.
Y concluiría:
“Mi proyecto es, como siempre ha sido, un intento de superación. Cada vez que hago un cuadro, una escultura, tiene que ser la mejor que he hecho en mi vida, a veces sale y a veces no, pero el esfuerzo por ahí va”.