Niños tienen mejor salud mental si sus padres se involucran en su educación, revela experta

16/06/2018 - 7:00 pm

En los últimos 20 años el papel de los padres ha cambiado «al pasar de ser una figura pasiva a estar presentes de manera importante». En zonas urbanas, se ha producido un cambio importante que obedece a roles económicos porque ahora el padre no es el principal proveedor de la familia.

No es necesario que sea el padre biológico quien esté presente, pero sí una figura paterna como los hermanos, tíos o abuelos.

Por Cristina Sánchez

México, 16 de junio (EFE).- Los niños tienden a disfrutar de una mejor salud mental y a ser más felices si los padres se involucran en su educación, dijo hoy a Efe la doctora Claudia Sotelo Arias.

«Cuando los padres intervienen en la educación de sus hijos, éstos tienen un mejor rendimiento escolar, mayor capacidad de integración y saben límites, lo que se replica a otras esferas de la sociedad», señaló la directora del Centro de Especialización de Estudios de la Infancia.

Con motivo de celebrarse el domingo el Día del Padre en decenas de países en el mundo, la experta aseguró que en los últimos 20 años el papel de los padres ha cambiado «al pasar de ser una figura pasiva a estar presentes de manera importante».

Agregó que, sobre todo en las zonas urbanas, se ha producido un cambio importante que obedece a roles económicos porque ahora el padre no es el principal proveedor de la familia.

«Las madres trabajan, lo que significa que la educación y cuidado de los hijos está a cargo de quien esté más cerca del colegio o tenga mejor horario», indicó.

Esta situación impacta de manera positiva porque los niños asumen reglas y límites más establecidos, y al tener la figura paterna presente, también logran mejores resultados escolares.

«En consecuencia son niños más felices, porque estar con su padre les fortalece la autoestima, les da mejores herramientas para afrontar el futuro», aseguró Sotelo Arias.

Los niños que conviven con sus papás tienen mucho más claro cuál es su rol en la vida, poseen identidad y, en general, «se muestran más seguros y participativos» en su actividades tanto de juegos, tareas del hogar como escolares.

Del mismo modo la especialista agregó que en la década de los setenta, la mayoría de los papás se volvieron empleados con horarios laborales muy largos que mitigó el proceso de formación entre padre e hijo.

Por ello «las nuevas generaciones de adultos suelen ser más ingobernables y con mayores índices de depresión».

La presencia del padre en la vida de los niños tiene un impacto no sólo en la niñez sino también en la etapa adulta, resaltó la especialista.

«Quienes cuentan con esa figura paterna tienen más clara la formación en casa, lo que en el futuro los lleva a ser mejores padres, a crear límites e involucrarse con todas las actividades en las vidas de sus hijos», aseguró.

Añadió que en muchas ocasiones no es necesario que sea el padre biológico quien esté presente, pero sí una figura paterna como los hermanos, tíos o abuelos.

Sin embargo, según el doctor Raymundo Calderón, director nacional de psicología de la Universidad del Valle de México (UVM), para algunos padres la educación de los hijos resulta todo un reto, sobre todo, si son padres solteros.

«Regularmente los hombres no están entrenados para hacerse cargo (solos) de los hijos y suelen pasar por dificultades muy importantes», explicó.

De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en México existen 796 mil padres solteros.

Calderón expuso que la configuración social en Latinoamérica ha provocado que el hombre asuma con menor compromiso el cuidado, educación y desarrollo de los hijos.

«Esto hace que por lo general no se sientan obligados o persuadidos a una convivencia con la intensidad que puede tener la madre en general», afirmó.

Debido a que en muchas ocasiones recurren a las mujeres de su familia, como madre, hermanas o tías para que les ayuden a cuidar a sus hijos los espacios de convivencia no se dan como deberían.

El especialista explicó que en ocasiones existen situaciones en las que los padres quieren estar presentes pero no pueden o pierden la custodia, lo que provoca que afronten distintas situaciones psicológicas.

«Pueden sentir frustración, miedo, enojo y desesperanza, lo que puede provocar depresión, falta de responsabilidad y hasta adicciones en casos más delicados», sostuvo.

Calderón dijo que en este tipo de casos es necesario buscar ayuda psicoemocional profesional para acompañar en el proceso educativo de los hijos para que su situación emocional no les afecte.

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