Baron Wolman, primer editor gráfico de la revista Rolling Stone, dejó un importante legado fotográfico del primer festival de Woodstock, que durante cuatro días se celebró en una granja de Nueva York, y que está considerado como el evento fundacional de la música moderna.
Ciudad de México, 16 de junio (SinEmbargo/VICE).- Baron Wolman está considerado un auténtico capo de la fotografía musical. Y méritos ha hecho de sobra. Fue el primer editor gráfico de la revista Rolling Stone. Por delante del objetivo de su cámara han desfilado Bob Dylan, Jim Morrison, Janis Joplin, los Rolling Stones o Grateful Dead. Aunque su favorito es, y será siempre, Jimmy Hendrix.
Durante los tres años que ocupó el cargo en la revista le tocó documentar el primer festival de Woodstock, el macro-concierto, quizá el primero, que durante cuatro días se celebró en una granja de Nueva York y que está considerado como el evento fundacional de la música moderna. Además de muchas más cosas a nivel sociológico, político, de sexo y de libertades.
Todo ello queda muy bien reflejado en las fotografías de Wolman, que se podrán ver en La Caja Mágica de Madrid con motivo de la celebración de Mad Cool.
Estampas en blanco y negro de aquel verano del amor, «de paz y música» tal y cómo se anunciaba en el cartel promocional, que son el mejor testimonio que tenemos de un festival que reunió a cuarenta grupos, pero que, sobre todo, fue el momento en que «murió y nació el movimiento hippie», como recuerda el fotógrafo.
Wolman estará en Madrid esta semana, junto con Michael Lang, el fundador de Woodstock, ambos impartirán una masterclass en la academia The Atomic Garden. Antes hemos hablado con él sobre música, estrellas del rock, droga, alcohol, de Hendrix el rey del festival y de mucha paz entre los iguales.
Vice: ¿Qué recuerdos guardas de aquel primer festival de Woodstock?
Baron Wolman:¿Mis recuerdos? Bueno, la vida era más divertida, menos complicada y el festival era el reflejo de ese espíritu de ‘vive y deja vivir’, un espíritu auténtico. Respecto al festival en sí mismo, pues para alguien que ama la música fue un evento irrepetible, repleto de momentos memorables desde el momento en que Richie Valens salió a tocar para 300 mil personas.
¿Cómo fue tu trabajo allí?
Hice fotos, centenares de fotos, no recuerdo cuántos carretes pero fueron docenas. Por aquel entonces todo era mucho más espontáneo, las bandas no tenían quinientos managers y trescientos relaciones públicas y podías acercarte a ellos cuanto quisieras, mi trabajo fue realmente sencillo: me dediqué a hacer lo que me daba la gana.
¿Qué grupo o artista recuerdas con especial cariño?
Jimmy Hendrix. Jimmy Hendrix reinó en Woodstock.
¿Y el que fue mejor a la hora de hacerle fotos?
Jimmy Hendrix, sin duda. Manejaba la guitarra como si fuera una serpiente. Pero debo reconocer que lo más divertido fue tomar fotografías de la propia audiencia: no se ha visto ni se jamás se volverá a ver algo así.
Sobre el público, ¿cómo eran aquellos jóvenes que vivían el final de la década de los sesenta?
Eran geniales: sólo pensaban en beber, fumar y hacer el amor. No hubo una sola pelea en aquellos días y, si alguna vez ha habido una representación del espíritu libre, fueron aquellos días en Woodstock. El auténtico movimiento hippie nació y murió allí.
¿Cómo ha cambiado el mundo de la foto desde Woodstock a la actualidad?
Es un mundo distinto. A mí siempre me ha gustado la fotografía cruda, sin manipular, lo que ves es lo qué hay. Ahora todo lleva toneladas de photoshop y no sé cuántas cosas más. Yo no quiero saber nada de eso porque eso no es fotografía, eso es ciencia-ficción. Por eso hace años que no estoy interesado en nada que tenga qué ver con ese mundo.
¿Qué piensas de la música que se produce en la actualidad?
Tampoco me interesa demasiado, la verdad. Yo crecí con bandas de verdad, que tocaban música. Lo de ahora es otra cosa y las excepciones –que las hay- se pueden contar con los dedos de la mano.
En tu opinión, ¿es ahora EU un país con menos libertades que en los 60?
Esa es una pregunta que no sabría contestar: yo vivo en Santa Fe, Nuevo México, de una forma sencilla y no tengo ni idea de cómo viven los demás.
¿Tienes algún secreto para hacer buenas fotos en la portada de una revista?
El secreto es comunicar algo: un momento, un flash, una chispa. Creo que es algo bastante intuitivo: de pronto pasa algo que te hace darle al click y esa es la foto que irá en portada. Nunca fui demasiado aficionado a preparar una foto, creo más en la espontaneidad del ahora y en mi capacidad para captar algo especial sin necesidad de ponerme a dar instrucciones.