El complot mongol, de Rafael Bernal, arranca en el México de los años sesenta. Equipos de inteligencia de Estados Unidos y la Unión Soviética, la CIA y la KGB, tratan de desarticular un magnicidio que China intentaría llevar a cabo en la capital mexicana.
A 50 años de su publicación, “la novela se sigue defendiendo no sólo como un gran ejemplo de la novela policiaca en México, sino de la novela policiaca a nivel internacional”, señala Mauricio Montiel Figueiras, narrador, poeta e ensayista.
Este jueves 18 de abril, una nueva adaptación de El complot mongol llegará a los cines.
Ciudad de México, 16 de abril (SinEmbargo).– El complot mongol, cuya adaptación cinematográfica se estrenará este jueves 18 de abril, fundó el género policiaco en México, señala Mauricio Montiel Figueiras, narrador, poeta e ensayista.
La obra de Rafael Bernal, un conjunto de denuncia social y política, se impuso al tiempo: a 50 años de su publicación, mantiene el vigor que perdieron muchos otros libros policiacos en México, dice Montiel Figueiras a SinEmbargo.
“El complot mongol se sigue defendiendo no sólo como un gran ejemplo de la novela policiaca en México, sino de la novela policiaca a nivel internacional”, asegura el escritor.
La novela arranca en el México de los años sesenta. Equipos de inteligencia de Estados Unidos y la Unión Soviética, la CIA y la KGB, tratan de desarticular un magnicidio que China intentaría llevar a cabo en la capital mexicana.
“Es uno de los principales motores de la novela policiaca canónica. Pensamos en los grandes novelistas policiacos estadounidenses, Raymond Chandler y Dashiell Hammet. En el caso de Chandler, está presente la denuncia social, frente a la que se desarrollan las distintas tramas policiacas. Y en el caso de Hammet está presente la política. Yo creo que con El complot mongol, Bernal logró conjuntar estos dos hemisferios de la novela policiaca estadounidense canónica”, indica Mauricio Montiel.
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El complot mongol, publicada en 1969, cuenta con una adaptación cinematográfica (dirigida por Antonio Eceiza), otra radiofónica (producida por Edmundo Cepeda) y hasta un cómic (realizado por Luis Humberto Crosthwaite y Ricardo Peláez Goicoetxea).
Damián Alcázar,Bárbara Mori, Eugenio Derbez, Roberto Sosa y Xavier López “Chabelo” protagonizan la nueva versión, dirigida por Sebastián del Amo.
A propósito de las historias que saltan del papel a la pantalla, Mauricio Montiel Figueiras compartió algunas de sus opiniones en entrevista.
–A 50 años de la publicación de El complot mongol, ¿en qué momento se encuentra el género policiaco en México?
–Yo he podido tomarle el pulso al género policiaco porque fui Coordinador Nacional de Literatura del INBA durante tres encuentros de novela negra en San Luis Potosí. Me di cuenta que hay una explosión no tan vistosa del género policiaco, pero ahí está: desde Ignacio Taibo II, pasando por Francisco Haghenbeck, hasta generaciones más jóvenes. Ha habido una continuidad en el género policiaco en nuestro país. Actualmente hay autores y autoras que han tomado la estafeta de Rafael Bernal para seguir el género policiaco en nuestro país.
–A propósito del brinco de El complot mongol a la pantalla, te pregunto: ¿plataformas como Netflix le ayudan a la narrativa mexicana?
–Sin duda. Ahorita mencioné el caso de Haghenbeck, quien ha sido adaptado con Diablero a Netflix. Estas nuevas plataformas son muy necesarias. Yo no creo que se pueda ya explicar por lo menos una parte de la narrativa contemporánea sin las teleseries, mucho menos sin el cine. Sí han ayudado y ayudarán a construir nuevas plataformas para la narrativa mexicana.
–¿Qué tipo de historias prefieres ver o leer?
–De todo un poco. Más bien podría decir lo que no me interesa. No me interesa la novela que se impone como denuncia social explícitamente. Tampoco me interesan las novelas que se suben a la ola de la agenda nacional, en temas de migración, narcotráfico. No me interesa la literatura que está hecha al momento para aprovechar la coyuntura social y política para tener mayores ventas. Me interesa la literatura que trasciende los momentos para ir más allá.
–¿Netflix tiene buenos productos audiovisuales mexicanos?
–De momento están comenzando. Pienso en la adaptación de Diablo guardián, de Xavier Velasco. Está comenzando. Netflix está muy bien posicionado en la narrativa visual. Todavía está experimentando en otros idiomas. Tenemos el éxito que fue Roma, de Alfonso Cuarón, una película que fue lanzada desde la plataforma, una película filmada para cine y que provocó una gran paradoja entre las dos plataformas que se estaban peleando: el cine y la televisión. Apenas se están comenzando a producir buenos productos en México y habrá que darles chance. En otros países ya han sacado buenas series, estoy pensando en cómo volvieron a poner en el imaginario colectivo El perfume, de Patrick Süskind. Hay una serie producida en Alemania que actualiza la novela de Süskind, y le da un giro bien interesante a la trama. Todavía nos falta en México.
–¿Correcto que tomen historias y den un pequeño giro para conseguir el interés?
–Una de las pruebas de fuego de la literatura es ser perdurable, que no sea literatura de momento, que es lo que abunda en este momento. Yo creo que las obras clásicas que han pasado el tiempo sí pueden ser materia de reinterpretaciones. No exactamente traducciones literales, sino reinterpretaciones que pueden acercar las obras a nuevos públicos.
–En marzo hablamos con David Toscana. Él comentó que la pantalla no merecía ser endiosada, que el cine no merecía ser endiosado. Decía que teníamos que volver a los libros. ¿Tú qué opinas?
–Me parece un desacierto absoluto. Yo soy amigo de él, conozco perfectamente su resistencia a lo que tiene que ver con el idioma digital. Estoy completamente en desacuerdo. Los narradores deben estar pendientes. Si bien no hay que conceder todo a la televisión, sí hay que ser conscientes de que esos lenguaje pueden ayudar a los que nos dedicamos a la literatura a saltar obstáculos, a hallar nuevas formas de narrar. La narración audivisual puede nutrir a la narración literaria. Escritores que dicen “yo no veo cine”, “yo no veo televisión”, me parece que se están perdiendo de muy buenas cosas.
–Recomiéndanos libros y series.
–Tres y tres. Novelas: El desierto de los tártaros, una novela que tuvo una buena adaptación al cine en de los 60. Recomendaría Las ciudades invisibles, de Italo Calvino. Sabrina, de Nick Drnaso. Teleseries: El perfume, la adaptación alemana. The Umbrella Academy, basada en una novela gráfica, y para caer en el lugar más común: Juego de Tronos, una serie que ha actualizado el relato.