El director ha tenido tiempo para abrirse y recordar cómo vivía su adolescencia «en un suburbio de Ciudad de México» atestado de pandillas.
Málaga, 16 de marzo (EuropaPress).- El director Hari Sama ha presentado este sábado en el Festival de Málaga. Cine en español su nueva película, Esto no es Berlín, una historia con trasfondo autobiográfico que recrea lo vivido en México a lo largo de la década de los ochenta. Junto a Sama han estado presentes los actores Xabiani Ponce y Daniel Villar, que han arropado al mexicano en esta cita en la capital malagueña.
Carlos (Xabiani Ponce) es un joven de 17 años de Ciudad de México en los años ochenta que siente que no encaja en ninguna parte, por lo que necesita encontrar un nuevo lugar en el mundo. Todo esto cambia cuando conoce un club que le muestra la parte más sórdida de la vida nocturna: la ambigüedad sexual, las drogas y el postpunk.
Carlos se enfrenta a esta realidad junto con su mejor amigo, Gera, y termina encontrando su pasión por el arte. Esta exploración de sus nuevas identidades supondrá un proceso de cambio en el que todo se verá puesto a prueba, incluida su amistad.
El director ha anunciado que España será el primer país donde se distribuya comercialmente el filme, el próximo mes de junio, mientras que en México no será hasta finales de año, una vez que la cinta pase por el festival de Morelia, que la película llegue a las salas.
Sama ha comentado que cuando comenzó a escribir el guión pensaba que lo vivido en aquella época en México fue «algo especial», pero durante el proceso creativo se ha dado cuenta que «fue algo global» y que en otros países ocurrieron fenómenos similares, como la movida madrileña en España. «Se trata de una película muy autobiográfica, aunque también hay mucha recreación dramática. Crecí en un lugar muy similar al que vemos al principio de la película», ha afirmado.
El cineasta mexicano no ha escondido que vivió en un «entorno muy conservador con una madre muy deprimida y un padre que no estaba» y que el encontrarse con gente «irreverente y loca» como la que representa en la cinta le ayudó a saber que quería dedicarse al arte. «Todos llegamos a una edad en la que creemos que necesitamos plasmar lo que hemos vivido. Yo aprendí que el arte era lo mío en un ámbito como el que se ve en la película. Muchos personajes están basados en gente con la que convivía», ha manifestado Sama.
El director ha tenido tiempo para abrirse y recordar cómo vivía su adolescencia «en un suburbio de Ciudad de México» atestado de pandillas. «El grupo al que yo llego era básicamente gay y era de los más radicales en cuanto a consumo de drogas y demás. Muchos de ellos murieron. Mi mejor amigo lo hizo de sida a principios de los años noventa, otro falleció poco después de rodar la película, tras ayudarnos a comprender el personaje; otros han seguido en el mundo del arte», ha comentado Sama.
Toda esa amalgama de personajes rebeldes que buscaban encontrarse a sí mismos convivían en un entorno en el que «había que trabajar mucho por su identidad», algo que no era sencillo. «En esa época tener el pelo de color, llevar aretes o pasear de la mano junto a tu pareja del mismo por la calle era castigado con el arresto. Ahora uno puede vestirse como sea y no pasa nada, se han ganado muchos derechos y eso ha provocado que no sean tan necesarias las actitudes de rebeldía», ha sentenciado Sama.
Tanto el director como los actores se han mostrado muy contentos con el resultado final de la película. Ponce ha afirmado fue «muy importante» poder conocer a Sama antes de la grabación para «buscar similitudes» y poder «preparar el personaje», ya que se trata de un filme basado en vivencias del propio cineasta.
Villar ha recalcado que «cada artista tiene una actitud radical» y que el trabajo previo a la grabación fue clave. «Mi referencia, como español, era la movida madrileña y ha sido un sueño poder plasmar esto en la película. Antes de grabar improvisamos sobre diferentes temas y esto dio lugar a algunas escenas», ha comentado el actor.