La película no deja de ser un análisis sobre cómo son los mexicanos y cómo se relacionan. «Vivo en un país que es un desastre en muchos niveles. ¡Es tan difícil de entender lo que está sucediendo para un mexicano! Es un estado de incertidumbre total. Cualquier cosa puede pasar, cualquier cosa puede salir en las noticias sin que nos sorprenda», Del Paso.
Por María Luz Climent Mascarell
Berlín, 16 feb (dpa) – El director mexicano Joaquín del Paso trajo hasta Berlín una mirada nostálgica sobre el pasado con Maquinaria Panamericana, que se exhibió este lunes en Forum, la sección de cine de vanguardia de la Berlinale.
La película se centra en los empleados de una empresa de máquinas de construcción que pierden su trabajo, un mundo sin glamour pocas veces retratado en el cine, pero que el realizador conoce por su familia.
Maquinaria Panamericana debe el título al nombre de la empresa que su abuelo fundó y que su padre se vio obligado a vender con la crisis económica de 1995. «Ese fue el fin de una época en la familia», explicó en entrevista con DPA Del Paso, que ha estudiado cine seis años en Lodz, Polonia.
Se trata de «empresas familiares donde la gente que trabaja ahí se siente identificada», señaló el cineasta, que ha querido retratar el cariño que la gente le tiene al lugar donde pasa gran parte de su vida.
Cuando llega la crisis, todos deciden unirse para evitar que ese mundo se acabe, pero esa unión y esa solidaridad comienza a fragmentarse.
La película no deja de ser un análisis sobre cómo son los mexicanos y cómo se relacionan. «Vivo en un país que es un desastre en muchos niveles. ¡Es tan difícil de entender lo que está sucediendo para un mexicano! Es un estado de incertidumbre total. Cualquier cosa puede pasar, cualquier cosa puede salir en las noticias sin que nos sorprenda», argumentó.
Maquinaria Panamericana aborda precisamente la incertidumbre que enfrentan los empleados de la fábrica al perder su empleo y no saber qué puede suceder. Creen que «es mejor aferrarse a lo que ya está comprobado que funciona, que lanzarse al vacío que propongo en la película y es el que existe en México», apunta el director.
«Lamentablemente -continuó- no estamos en el mejor momento de nuestra historia. México es un gran país. Los mexicanos tenemos un gran corazón, una gran cultura, una gran historia, pero al mismo tiempo parece que somos un país imposible de organizarse, de dar dos pasos para adelante sin dar dos pasos para atrás».
El director lamentó que los más jóvenes no conozcan la estabilidad. «Generaciones de adultos como mis padres o abuelos sí conocieron un México bastante estable y armónico y han visto cómo la situación se ha ido deteriorando», insistió.
Joaquín del Paso, que se estrenó como director con el documental Sueño de San Juan, recurrió en esta historia rodada en 35 a actores no profesionales. La cinta fue aplaudida en su primer pase en el festival de cine berlinés.
«Es increíble estar en un festival de este calibre. De la noche a la mañana la película toma otra dimensión con un público tan interesante, de nivel tan avanzado y cinéfilo como el de Berlín. Es un privilegio estar ahí», comentó Del Paso, que ha contado con el apoyo en la producción de Mantarraya, la productora de Carlos Reygadas.
En el Festival de Berlín se muestran este año dos películas mexicanas, el documental Tempestad, de Tatiana Huezo y Maquinaria Panamericana, que previsiblemente llegará a las pantallas de su país en la segunda mitad del año. En competición se muestra este martes Soy Nero, una coproducción con México del director de origen iraní Rafi Pitts.