En los últimos años los atletas (particularmente los varones) se han convertido en símbolos sexuales. ¿Se trata de una nueva tendencia o es todo un asunto de dinero?
Ciudad de México, 24 de diciembre (SinEmbargo).- Para nadie es un secreto que en la actualidad el deporte es en una profesión espectacularmente lucrativa. Desde hace unas décadas todo lo que toca al mundo de los atletas se convierte en oro puro. Los deportistas de élite son un sector privilegiado en el que los máximos exponentes pueden ganar en 10 años lo que a una persona común y corriente le toma 30 o 40. No obstante, a estas bondades económicas también se suma en los últimos años otro factor que para muchos también es de suma importancia: el atractivo sexual.
Si bien, la fascinación erótica que las mujeres atletas pueden llegar a despertar podría considerarse, en algunos, casos obvia, son los deportistas varones quienes más se han beneficiado de la atracción que sus físicos pueden llegar a despertar.
En la última década nombres como David Beckham, Tom Brady, Rafael Nadal, Cristiano Ronaldo, Fredrik Ljungberg, Tony Romo, Rafael Márquez, Dwyane Wade, Francesco Totti, Reggie Bush, David Villa, Derek Jeter y David Oliver entre otros, son sólo algunos ejemplos de figuras del deporte que han trasecendido más allá de su especialidad y se han ganado el gusto de fans de todo el mundo por algo más que sus habilidades atléticas.
No es sorpresa que los cuerpos de los atletas sean más idolatrados que sus propios logros en competencias. La glorificación del físico en las últimas décadas ha colocado a estos profesionales en la cúspide del ideal de perfección marcado desde hace siglos. Sin embargo, nunca antes la herramienta de trabajo de estos había tenido la exposición de la que ahora goza gracias a redes sociales, medios masivos de comunicación y la misma publicidad.
PUBLICIDAD Y NUEVO CANON
Actualmente son habituales los conteos anuales de los atletas más sexis y publicaciones como la edición Body Issue de ESPN The Magazine son uno de los momentos que sirven para hacer un balance de quien sigue en el gusto de la afición y quienes ya no interesan tanto, además de servir como escaparate para los tonificados cuerpos de atletas.
Si bien, los símbolos sexuales de antaño ponían la vara alta para todo aquel que pretendiera imitar su atractivo, los estándares impuestos por los deportistas, dependiendo de la disciplina a la que representen, pueden ser en ocasiones más difíciles de igualar. No obstante, su estatus como ídolos populares provoca, al mismo tiempo, menos recelo e incluso ellos mismos le restan importancia a su «perfección».
La gimnasta olímpica Aly Raisman, una de las más recientes protagonistas de la edición Body Issue habló a mediados de año sobre la aceptación de su propio cuerpo. «Creo que la imperfección es belleza», dijo al hacer referencia a lo musculoso de su cuerpo. Al mismo tiempo, los comentarios de la atleta de 21 años se refuerzan con la aparición en esta edición de deportistas como la lanzadora de martillo Amanda Bingson y el beisbolista Prince Fielder, cuyos cuerpos están alejados del canon de belleza que hasta hace una década promovía una delgadez extrema.
También una gran diferencia entre los símbolos sexuales actuales y los del pasado es que en esta época también comienza a percibirse mayor diversidad. Así, mientras que anteriormente las mujeres con poca ropa encabezaban portadas y vallas publicitarias, gracias a la inclusión del deporte en este rubro, los atletas varones ahora también destacan como objeto del deseo y, por supuesto, lo han sabido convertir en millones de dólares. Sin embargo, esto último no se trata de algo nuevo.
A finales de la década de los noventa el inglés David Bekham se convirtió en uno de los pioneros de esta tendencia que hoy es ley. Se trataba de una joven promesa del balompié que además de talentoso en la cancha poseía el grado de atractivo suficiente para atraer a los estadios incluso a quien el futbol no le interesaba en lo absoluto. No por nada, incluso ya retirado, el 91 por ciento del exfutbolista inglés proviene de sus contratos publicitarios.
En el caso de Beckham todo fue resultado de una ecuación cuyos factores incluyen una vida inclinada a lo fashionista y a la prensa rosa, redondeada con su noviazgo y posterior unión matrimonial con Victoria Adams. Todo esto confirmó lo que en el siglo XXI se convertiría en una realidad: el encumbramiento de los atletas a un nicho que antes estaba ocupado sólo por estrellas de cine y músicos.
Ya desde los noventa los deportistas comenzaron a entender que podía redituarles ser la imagen de una compañía. Así, se convirtieron en los nuevos símbolos sexuales y, para principios de este siglo, en iconos de belleza y moda.
Esta situación coloca a los atletas en una posición privilegiada y hasta cómoda, sobre todo cuando los resultados deportivos no son los esperados o, bien, cuando la polémica comienza a cercarlos.
El caso más reciente es el de Tom Brady, a quien la obtención del Super Bowl XLIX no le bastó y se colocó el centro de polémicas debido al llamado “Deflategate“. Al mismo tiempo, la marca perfecta en la actual temporada de los Patriots se perdió hace apenas unas semanas. Pero esto no importa, ya que el quarterback fue nombrado uno de los hombres del año por la revista GQ y además aparece en la portada del número de noviembre de esta publicación.
Y es que al margen de balones desinflados, el mariscal de campo del equipo de Nueva Inglaterra sigue siendo uno de los atletas más influyentes del mundo. Fuera de las canchas brilla gracias a su matrimonio con la supermodelo brasileña Gisele Bündchen, mientras que sus contratos publicitarios incluyen a empresas como la empresa de relojes Tag Heuer para la cual es vocero.
Pero, si de alcance hablamos, el deporte que mejor sirve para estos efectos es el futbol. En este caso, el portugués Cristiano Ronaldo es quien más luce en cuestiones publicitarias, independientemente de las eternas interrogantes sobre si realmente es tan bueno en el terreno de juego como sus fans incondicionales presumen.
De esta manera, el lusitano es el el futbolista con mayores ingresos en 2015, según una lista realizada por Forbes sobre los deportistas mejor pagados del mundo, con una percepción de 79.6 millones de dólares anuales.
No obstante, a nivel general, el delantero del Real Madrid es el tercero de una lista de 100 atletas mejor pagados. En este caso, el boxeador Floyd Mayweather ocupa la primera posición con una cifra récord de 300 millones de dólares en ganancias.
Sin embargo, volvemos al inicio y sí de atractivo hablamos, el portugués lleva las de ganar y eso se refleja en que gran parte de sus ingresos (27 millones de dólares) vengan por conducto de patrocinios. Caso muy distinto al de Mayweather, que destaca ante todo por la antipatía que despierta.
Si bien, Cristiano no es el personaje más carismático, su físico y vanidad es aprovechada al máximo por marcas de ropa y, obviamente, deportivas que aprovechan su gran arrastre. El caso se replica en otras disciplinas y, bien o mal, lo cierto es que estamos ante una nueva generación de símbolos sexuales que han emergido de las competencias deportivas.