Río de Janeiro, 7 nov (EFE).- El cadáver de un hombre fue hallado hoy en Brasil a unos 100 kilómetros río abajo del lugar donde el pasado jueves se originó una avalancha de lodo por un accidente minero que dejó al menos 28 desaparecidos, informaron fuentes oficiales.
La muerte de este hombre elevó a dos el número de fallecidos confirmados por la riada, ocasionada por la ruptura de los diques de contención de dos depósitos que contenían 62 millones de metros cúbicos de agua y residuos minerales.
El cuerpo de bomberos y el Gobierno del estado de Minas Gerais informaron que el cadáver fue hallado en un puente de una hidroeléctrica en el municipio de Río Doce, en el cauce del río homónimo, a un centenar de kilómetros de la ciudad de Mariana, donde se encuentra la mina de la empresa Samarco.
Las autoridades, al no haber identificado al fallecido, no saben si su nombre aparece en la lista oficial de desaparecidos, en la que figuran 28 personas, entre ellas cinco niños.
La primera víctima mortal fue identificada como Claudio Fiúza, de 40 años, un trabajador de la mina de hierro que sufrió un ataque cardiaco cuando presenció la ruptura de los diques.
En la lista de desaparecidos, divulgada por la Alcaldía de Mariana, hay trece trabajadores de la mina, todos ellos hombres, y quince habitantes de Bento Rodrigues y Camargos, dos pueblos que dependen administrativamente de Mariana.
Entre los vecinos, en su mayoría de Bento Rodrigues, hay cinco niños, el menor de tres meses de edad y el mayor de siete años; seis mujeres y cuatro hombres.
El alcalde de Mariana, Duarte Junior, avisó que el número de desaparecidos puede «disminuir o aumentar» conforme lleguen nuevas informaciones de los vecinos de las zonas afectadas.
La mayoría de los 600 habitantes de Bento Rodrigues, el más próximo a la mina y que quedó totalmente sepultado por la avalancha, logró huir a tiempo después de recibir el aviso de la empresa minera por teléfono, según informaron hoy responsables de Samarco.
En las búsquedas por supervivientes participan unos 200 efectivos de los bomberos, la policía, la Defensa Civil y el Ejército.
Además de causar cuantiosos daños en siete pueblos, la ola de residuos cargados de metales enterró una gran extensión de campos fértiles en el valle del río Doce.
El gobernador de Minas Gerais, Fernando Pimentel, calificó la riada como «el mayor desastre ambiental» del estado, aunque la empresa minera aseguró que los residuos no son tóxicos y negó que hayan producido un impacto en el medioambiente.