Obispos mexicanos contribuyen a la apertura a divorciados en cumbre vaticana

25/10/2015 - 5:50 am

Por Andrés Beltramo Alvarez. Corresponsal

Ciudad del Vaticano, 25 Oct (Notimex).- Obispos mexicanos ofrecieron una contribución significativa a la apertura hacia los divorciados vueltos a casar que surgió del Sínodo, una cumbre de obispos convocada por el Papa Francisco que aborda los desafíos de la familia.

El aporte llegó, sobre todo, de Alonso Garza Treviño y Alfonso Miranda Guardiola, obispo de Piedras Negras y auxiliar de Monterrey respectivamente, quienes en diversos momentos ofrecieron puntos de vista sobre la pastoral de los separados que fueron apreciados por muchos “padres sinodales”.

Garza contó la historia de un niño de su diócesis que, durante la misa de su primera comunión y sabiendo que sus padres no podían comulgar por tener segundas nupcias, tomó su hostia y les dio pedacitos de la misma.

“Simplemente quise compartir con el Papa y los hermanos del Sínodo una experiencia que, si bien no llega a las profundidades teológicas o de estudio, es la vivencia de un niño. Refleja la situación de muchos matrimonios que quisieran acercarse a la eucaristía y no pueden hacerlo”, explicó en entrevista con Notimex.

“No comenté esto para decir que todos los niños sigan su ejemplo, sino para simplemente para manifestar la vivencia de él y su familia. Un buen número de obispos me ha comentado que sí les ha servido para aquilatar los pros y los contras de esta sugerencia que le presentamos al Papa”, agregó.

El clérigo mexicano se refirió al documento final del Sínodo, cuyos 94 párrafos fueron votados (uno por uno) en el pleno de la asamblea y aprobados todos, incluso aquellos que incluyen esa prudente apertura hacia los divorciados.

Se trata de los números 84, 85 y 86 que propusieron, entre otras cosas, una revisión de ciertas prohibiciones de participación en la vida de la Iglesia para las personas en esas condiciones: por ejemplo, actualmente no pueden ser catequistas o padrinos de bautismo.

Y aunque reafirmaron la doctrina de la Iglesia sobre la no comunión de estas personas, si recomendaron la vía del discernimiento, la apertura a que se revisen las circunstancias personales de cada uno para una mayor integración de ellos en la vida de las comunidades cristianas.

Sobre este discernimiento Miranda aseguró que el Sínodo, que concluyó este día, adoptó un acercamiento pastoral que ya se está llevando a cabo en México, un acompañamiento de los divorciados vueltos a casar considerando su situación, cómo viven, dónde están sus hijos, si están con ellos o no, el cónyuge anterior.

“Un discernimiento, sobre todo, siendo sensibles con la realidad que están viviendo. Hay que hablar en un sentido amplio, considerar sus problemas personales, psicológicos y otros, no en función específica a la comunión sacramental”, precisó el obispo auxiliar de Monterrey, también en entrevista.

Aclaró que ese trabajo con los divorciados no se enfoca específicamente a que sean readmitidos a la comunión, sino que se ocupa de la cercanía espiritual y moral para con la persona.

“Nuestro objetivo es acercarla a Dios, regresarla a la Iglesia, que se sientan amados por Dios y por la Iglesia, aunque no puedan comulgar. Para ellos es más duro que la Iglesia no los apoye, que el no poder comulgar”, insistió.

Aseguró que la mayoría de las parejas de divorciados que se acercan a la Iglesia saben que no pueden comulgar por su situación, aunque “algunos sueñan con eso”, pero –más bien- esperan un gesto de cercanía.

Miranda Guardiola lleva 19 años trabajando en la pastoral de los divorciados vueltos a casar e incluso escribió dos libros sobre el tema y por eso llegó al Sínodo con la misión de “hablar y gritar” sobre este tema. “Lo hice hasta donde más pude”, reconoció.

Contó que estas personas muchas veces son echadas de las parroquias, se les ningunea y rechaza, pero se mostró esperanzado porque después del Sínodo se acaben las discriminaciones, porque esa cumbre marcó un cambio de actitud y de lenguaje.

Además, el obispo auxiliar consideró necesario que se quiten “formas de exclusión” para que los divorciados puedan participar en muchas actividades de la Iglesia igual que el resto de los fieles, como en Monterrey donde ellos son presidentes de los consejos parroquiales, dan catequesis o retiros.

Aclaró que atender a los divorciados vueltos a casar no significa atentar ni desatender la indisolubilidad del matrimonio, que es un valor del sacramento católico, sino que –por el contrario- se trata de un signo que expresa “la caridad de la Iglesia”.

“En México se está avanzando mucho, en Monterrey tenemos 10 grupos y en el país tenemos 15 diócesis que ya abrieron grupos (para divorciados), gradualmente se están abriendo, este tema ya permea y ya existe un cambio de actitud general”, ponderó.

Sobre la apertura del Sínodo confesó: “Mi misión era hablar y hice todo lo que pude. Fuimos muchos los que hablamos y gritamos (la situación de estas personas). Pero lo que movió fue el espíritu de todos de querer un camino de misericordia, como pide el Papa Francisco”.

Redacción/SinEmbargo
Sed ullamcorper orci vitae dolor imperdiet, sit amet bibendum libero interdum. Nullam lobortis dolor at lorem aliquet mollis. Nullam fringilla dictum augue, ut efficitur tellus mattis condimentum. Nulla sed semper ex. Nulla interdum ligula eu ligula condimentum lacinia. Cras libero urna,
en Sinembargo al Aire

Opinión

más leídas

más leídas