Juan Carlos Osorio comienza su aventura como director técnico de la selección mayor. Son muchas las expectativas, pero ¿lo apoyan los números?
Por: Por Llanely Rangel y Ana Cruz Manjarrez
Ciudad de México, 14 de octubre (SinEmbargo/JuanFutbol).- 2010. Juan Carlos Osorio toma el micrófono. Los reporteros ocupan sus lugares. El representante del diario El tiempo lanza la primera pregunta «¿Qué nos puedes decir acerca de tu desempeño?», el estratega del Once Caldas lo reta con la mirada y le responde ,»la efectividad no se discute».
Cuando Osorio dirigió en el club colombiano impuso su propia marca. Su efectividad era del 78 por ciento, la mejor que el club había tenido en sus últimos 30 años. También uno de los mejores registros en su carrera como entrenador.
Antes de venir a México a dirigir al Puebla los aficionados lo despidieron entonando: «Muchas graaacias, Osorio muchas gracias. Agradecidos por siempre, Osorio gracias». La despedida fue dolorosa.
De Puebla se fue resentido, lo dijo Jesús López Chargoy que lo conoció bien. En el club mexicano decepcionó. De 33 puntos posibles sólo consiguió ocho, el enojo en el vestidor no se hizo esperar y él renunció. Como lo afirmó, la efectividad habló por él.
No se puede decir lo mismo de su efectividad a nivel general. Su porcentaje de victorias y derrotas no son muy alejados. De manera general ha dirigido 311 partidos, en los que suma 41.6 por ciento de victorias, 32.4 por ciento de derrotas y el 26 por ciento restante de empates.
Su sueño es dirigir en un Mundial. Desde muy joven comprendió que el futbol para él estaba en los banquillos y no detrás del balón.
La Federación Mexicana de Futbol eligió a Juan Carlos Osorio con la mira puesta en Rusia 2018, un hombre que no ha tenido a una Selección bajo su cargo y cuyos logros mayores fueron conquistados en el futbol colombiano.
Ahí, en el Atlético Nacional, lo despidieron con nostalgia cuando cambió su camiseta por la del Sao Paulo.
Aplaudieron entre otras cosas su récord como visitante, el trabajo semanal que se veía reflejado en la cantidad de goles de media distancia, la marca de 29 encuentros sin derrota, la imbatibilidad de su arquero y especialmente, cómo potenció las habilidades de varios elementos del club para conformar una plantilla competitiva.
Sin embargo, uno de los puntos más criticados durante los tres años de su gestión fue la rotación. Su idea supone la disposición de 25-30 jugadores para cualquier encuentro y no de una base de 11; cualquiera debe estar preparado para un encuentro.
Sus prioridades como técnico lo explican. Juan Carlos Osorio está convencido de que el conocimiento sobre futbol es tan importante como el factor humano, el trato al jugador y la consideración de su estado emocional. La experiencia propia en los años en los que intentó triunfar como jugador guía su filosofía: «quiero darle la oportunidad a todos mis jugadores porque yo no la tuve», explicó al recordar su pronto retiro de las canchas en el Deportivo Pereira.
«No es un principio de juego, es un principio de vida», apuntó Osorio una y otra vez para defenderse. Juan Carlos Osorio hizo valer la fórmula con los títulos que ganó en el Nacional, pero la reprobación a sus formas fue constante por no propiciar la continuidad de un goleador.
Esta vez la historia podría ser distinta, el trabajo en un club es diario, pero en Selección los técnicos deben ajustarse a los apretados calendarios y a las escasas oportunidades de contar con plantel completo para disputar los partidos de preparación y oficiales.
Los títulos internacionales son cuenta pendiente con el Nacional. Su mayor logro a este nivel ocurrió en diciembre pasado, cuando regresó al club colombiano a una final de Copa Sudamericana después de 12 años, pero cayó 3-1 ante River Plate y no logró ni siquiera el triunfo en casa. Los aficionados reprocharon la incapacidad de reacción ante las anotaciones de los argentinos, errores costosos a balón parado y los errores en los cambios.
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