Fuera de los meses «cálidos», el resto del año es bastante tedioso para los pobladores del Polo Sur. Un trago ayuda, pero ¿podría convertirse en un problema?
Ciudad de México, 12 de octubre (SinEmbargo).- El aburrimiento es un «mal» típico de las oficinas. Sintetiza, en cierta manera, el hastío que produce el ambiente en los espacios cerrados. sin embargo, no es exclusivo de un entorno laboral plagado de cubículos y sillas giratorias. También en la Antártida las personas se aburren, y mucho.
El Polo Sur es, sin lugar a dudas, uno de los puntos más aislados de la Tierra. Es básicamente el hogar de científicos y nada más, a excepción de otros seres vivos como focas y elefantes y lobos marinos, por lo que la actividad se reduce a investigaciones, cuando las condiciones son las apropiadas. Fuera de esto, hay bastante tiempo libre.
Sin embargo, no por estar prácticamente varados en el clima antártico no quiere decir que los investigadores tengan que privarse de algunos placeres que el resto del mundo disfruta como tomar un trago. Sin embargo, en el caso del Programa Antártico de los Estados Unidos, la presencia de alcohol se ha salido un poco de control.
Todo parece indicar que el «excesivo uso de alcohol» se ha convertido en un problema para los científicos, personal militar y civiles que viven en las diversas instalaciones dentro y alrededor del Polo Sur. Una auditoría reciente llevada a cabo por la Fundación Nacional de la Ciencia en EU (NSF, por sus siglas en inglés) encontró una gran cantidad de violaciones relacionadas con el alcohol, entre las que se incluye una persona que quería fabricar su propia cerveza.
Las tres estaciones que fueron sometidos a inspecciones fueron McMurdo, Palmer y Amundsen-Scott Polo Sur. Los auditores encontraron casos variados, desde personas que se presentaban a trabajar en estado de embriaguez, una caja de cerveza debajo de un escritorio en un laboratorio de ciencias, informes de peleas entre borrachos e incluso un poco de exhibicionismo. Cuando entrevistaron a personal de recursos humanos, sin embargo, los auditores encontraron sólo una reporte de un alcoholímetro que se utilizó en alguien para determinar qué tan borracho estaba.
La vida en la Antártica puede ser bastante parecida a la de una isla desierta y los pobladores deben estar listos para ello.
Para mantener a los trabajadores más tiempo de que un humano en condiciones normales podría soportar, las empresa que gestionan la estaciones polares se encargan de surtirlas de la mayor cantidad de provisiones posibles incluyendo un montón de alcohol. Después de todo, ¿quién no querría una reserva de su trago favorito antes de embarcarse en una estadía de meses con días semejantes a una noche sin fin, sin otra compañía que la de sus compañeros de trabajo?
Por supuesto, una «hora feliz» que dure todo un día no es precisamente la mejor noticia que la burocracia pueda recibir, por lo que esperan reducir las horas de beber poniendo más alcoholímetros en las bases. Un plan sencillo que se antoja hasta inocente, por parte de la dependencia estadounidense.
A la par de esto, continuarán alentando al personal para que haga cumplir el código de conducta de la ya establecido para favorecer la creación de un ambiente de trabajo mejor y más seguro en general.
¿Qué más se puede hacer cuando se está estacionado de manera indefinida en la parte inferior de la Tierra? Tomar un par (o más) de cervezas o esperar a los próximos nueve meses, hasta que salga el sol? La respuesta parece lógica, aunque también es cierto que los excesos no son recomendables.