Al parecer estos preciados animales esconden en sus excrementos ciertos microorganismos que degradarían biomasa difícil.
Ciudad de México, 5 de octubre (SinEmbargo).– Parece que los pandas, declarados tesoros nacionales de China, se han tomado muy en serio el título. Recientemente, científicos encontraron que algunos microorganismos escondidos en su excremento (y presentes en sus intestinos) tiene un gran valor industrial, pues podrían mejorar la producción de los biocombustibles.
Los investigadores, de la Universidad de Gante, Bélgica, sospechan que las enzimas utilizadas por el panda gigante para degradar el bambú podrían ser utilizadas para degradar biomasa difícil. Identificarlas, derivaría en la creación de nuevos y más baratos biocomustibles de segunda generación (producidos a partir de materias primas que no son fuentes de alimento).
Mientras tanto, los pandas Xing Hui, y su pareja femenina Hao Hao, del zoológico Pairi Daiza, en Bélgica, «prestaron poca atención a los científicos que recogían sus excrementos y en su lugar comenzaron a tomar el sol y masticar su primera porción diaria de 10 kilos de bambú», explica información de Reuters.
El mismo medio revela que los científicos se han interesado en estos animales porque, aunque su composición genética es la de un carnívoro, han logrado adaptarse a una dieta en la que el bambú (una planta muy resistente y fibrosa) es el principal componente.
Ahora, el equipo de estudiosos, encabezados por Korneel Rabae, profesor de tecnología bioquímica y microbiana de la institución, investiga cómo estos animales pueden digerirlo para encontrar nuevas formas de generar energéticos a partir de plantas similares, como tallos de maíz.
La importancia de los biocombustibles de segunda generación es que, debido a que son generados a partir de materias primas que no son para consumo humano, mermarán algunas consecuencias negativas de la actual industria de biodisel, como la reducción de cultivos con fines alimentarios (y un consecuente aumento de precios de los alimentos) y falta de estabilidad del sector energético.
Pero el de los científicos belgas no es el único estudio que había prestado interés por las heces de estos animales. Según información de Smithsonian, desde 2011 Ashli Brown, investigadora de la Universidad Estatal de Mississippi, examinó el tracto digestivo de un par de pandas para indagar cómo logran digerir bambú en tan poco tiempo:
«Entre la hora de comida y la de defecación del panda hay relativamente poco tiempo, por lo que sus microbios deben ser muy eficientes para obtener el valor nutricional del bambú. [Esa] eficacia es clave para la producción de biocombustibles, por eso nos centramos en los microbios del panda», explicó la investigadora que, desde 2013, ha identificado al menos 40 tipos diferentes de microbios que podrían beneficiar a la industria del biodisel.
Estas investigaciones se contraponen a las aseveraciones de otros científicos, que aseguran que los pandas no cuentan con adaptaciones para la digestión de plantas e inclusive carecen de microbios en los intestinos que son propios de especies herbívoras. Mientras tanto, los científicos de las universidades de Mississippi y Gante siguen examinando los excrementos con la esperanza de encontrar pistas.