El 17 de diciembre de 1989 la familia Simpson llegó a los televisores de Estados Unidos con un especial navideño, el nombre del primer capítulo al aire fue «Roasting on an Open Fire» y contrario a lo que algunos creen, las animaciones ya eran muy parecidas a las que actualmente conocemos, y no como aquellas que se mostraban en los cortos de The Tracey Ullman Show, desde abril del 87.
Es este primer episodio de lo que se convertiría en un fenómeno global, se observaban los aprietos económicos de la familia encabezada por Homero, un hombre que ya pasa los treintaytantos años y desempeña de manera bastante mediocre un puesto como supervisor del sector 7 de la Planta Nuclear de Springfield; siempre junto a él está Marge, su amor desde el bachillerato, madre abnegada y pintora frustrada; el mayor de sus hijos es Bart, de 10 años el típico diablillo que gusta de hacer bromas a sus compañeros, profesores, familiares y hasta a Moe; de 8 años de edad está Lisa, la erudita (no «eructita»), apasionada del sax, la literatura y el empoderamiento femenino; la más pequeña es Maggie, siempre ataviada en un mameluco azul y su inseparable chupón rojo, a quien apenas se le han escuchado un par de palabras.
Pero esos, son únicamente algunos rasgos de la personalidad de los protagonistas, pues cada uno de ellos involucra matices y conductas que los acercan a las actitudes humanas, sobre todo a aquellas vinculadas con la clase media, no sólo estadounidense sino mundial.
Los Simpson, así como los Van Houten, los Alegría, los Gorgory, los Nahasapeemapetilon y muchas otras familias e individuos que habitan esta ciudad, disfrutan de los pequeños placeres de la vida como beber una cerveza, ir al cine, a los bolos, asistir a juegos de beisbol, hasta tener aventurillas extramaritales o darse el lujo de tener una antena parabólica, pero eso sí tal como en la vida real, tienen que trabajar para lograrlo. Aquí no se dejan cabos sueltos como en muchas caricaturas o series, aquí se conoce la ocupación de cada uno, sus vínculos amorosos, familiares y muchas veces hasta el pasado que los llevó a estar donde están parados ahora. No por ello quedan de lado las inconsistencias en la historia o los constantes cambios, que son parte del sazón.
Durante sus primeras temporadas, los miembros de la familia más famosa del mundo atraparon al público por su realismo para retratar el estilo de vida que predominaba en los 90: problemas intrafamiliares, obesidad, alcoholismo, la depresión, el ahora tan famosos bullying, migración, diversidad de religiones y preferencias sexuales, así como la dualidad en la crítica a las instituciones gubernamentales, en la que se reprobaban sus acciones pero al mismo tiempo se buscaba ser parte de ellas. Situaciones que no se habían mostrado en horario estelar, mucho menos por personajes animados.
Era una caricatura, pero no una para niños. Y no por eso quedan fuera las situaciones y diálogos hilarantes y ridículos presentes sobre todo en sus primeras 10 temporadas, pues los fanáticos y críticos alrededor del mundo coinciden en que la calidad de su animación fue inversamente proporcional a la de los episodios.
Pese a ello, son la serie -tanto animada como regular-que se ha mantenido por mayor tiempo al aire con sus 25 temporadas y 538 capítulos al aire hasta el momento.
MÁS QUE DIBUJOS ANIMADOS
«Los Simpson no son algo superficial, pues al final sí refleja el actuar no sólo de sujetos sociales en Estados Unidos, sino roles generales que se desempeñan en una sociedad en la que predomina la clase media», dice a SD la socióloga por la Universidad Nacional Autónoma de México, Cyntia Noriega.
«La trascendencia social de los Simpson va más allá del modelo norteamericano de la familia de clase media, pues es posible encontrar los modelos de la sociedad establecida en Springfield en las sociedades occidentales modernas», explica.
«Esta serie animada tiene como principal característica la atemporalidad de cada uno de sus capítulos, lo que ha hecho que se vuelva del gusto de distintas generaciones, capítulos en los que vemos identificados modelos de convivencia de la vida real.
«Comencemos por describir a la familia central de la serie; una familia disfuncional, en la cual cada uno de sus integrantes vive una realidad a veces alterada por eventos fortuitos que transforman sus vidas, en la mayoría de los casos, en beneficio de su economía, educación, etc. Todo esto como señal de progreso, situación que no tarda en terminar por error o vicio de algún miembro de la familia o por propia decisión, en la mayoría de los casos, por la falta de adaptación a la nueva situación y la nostalgia provocada por el alejamiento de su zona de confort», dice la experta.
En cuanto al entorno en el que vive la familia Simpson, en uno en el que se puede identificar sitios comunes donde confluye la vida en comunidad de los habitantes de Springfield; la escuela primaria, la iglesia, la taberna, la planta nuclear, el minisúper y el vecindario, cada uno de estos sitios ubica a los mismos sujetos que desempeñan roles específicos dentro de dicha sociedad, y que en ocasiones ven alterado el entorno por algún individuo externo, que momentáneamente modifica la vida de esta comunidad, menciona Noriega.
«En resumen, los Simpsons, es la serie que retrata con mayor agudeza los diversos conflictos que se derivan de la convivencia de la clase media de los Estados Unidos, y que por estar inmersa en una sociedad capitalista, refleja el deseo de “aspiración” de muchas otras sociedades con el mismo modelo económico y similares circunstancias de vida», finaliza la socióloga.
Su presencia abandonó los televisores para comercializarse en miles de productos: tazas, pijamas, playeras, muñecos, álbumes, tazos, cervezas, teléfonos, colchas, cómics, yogurts, videojuegos, y lo que se puedan imaginar.
En 2007, en una movida inevitable, llegaron al cine en lo que muchos llamaron un «capítulo de dos horas» y al año siguiente se instaló «The Simpsons Ride» en los Estudios Universal de Hollywood y Orlando, en éste último en donde ahora hay una réplica de los establecimientos más emblemáticos de Springfield, como el Kwik-e- Mart, la taberna de Moe y Krusty Burger.
Para noviembre de 2009, Marge Simpson posó desnuda para la revista para adultos Playboy, siendo el primer personaje animado en tomar ese lugar. Mismo honor tuvo Bart en la cubierta de TIME, en donde se incluía el show como parte de lo mejor de los 90’s.
Por su parte, el avaro y longevo Señor Burns, dueño de la Planta Nuclear del pueblo, fue nombrado el segundo personaje de ficción más rico del mundo en 2006, según Forbes.
Pero no toda influencia es positiva, o al menos no para todos, en Estados Unidos algunas organizaciones conservadoras y profesores se pronunciaron en contra de la serie debido a la personalidad rebelde de Bart, que hacía de las suyas sin recibir un castigo a cambio, lo que consideraron un mal ejemplo para los niños.
Asimismo, el ex Presidente de los Estados Unidos, George Bush padre, dijo durante una convención republicana en 1992: «Vamos a seguir tratando de reforzar la familia americana. Para que sean más como los Walton y menos como los Simpson»; mientras que su esposa Barbara Bush, comentó a la revista People que «eran la cosa más tonta que había visto en su vida».
Ambos personajes aparecieron en el capítulo «Two Bad Neighbors», transmitido en 1996, en el que llegan a vivir a Avenida Siempreviva (o Evergreen Terrace) frente a la casa de la familia Simpson, volviéndose el Presidente, enemigo instantáneo de Homero.
ARTE, CINE Y MÚSICA AMARILLOS
¿Cuántas veces no hemos escuchado en una plática casual alguna referencia hacia los habitantes del universo creado por Matt Groening? Desde las expresiones memorables como «!Ay Caramba!» o D’oh! (reconocido por el Diccionario de Oxford en 2001) hasta simples gags que pudieron haber pasado desapercibidos como la canción de «No vives de ensalada» y la eterna presentación de Troy McLure, que tal vez recuerden por películas como «Alicia voló por el parabrisas».
Si los Simpson ya son una referencia cultural por sí sola, cada capítulo se enriquece con guiños -a veces nada discretos- a películas, obras de arte y elementos de la cultura popular.
A pesar de que han homenajeado a decenas de filmes, destacan entre ellos las creaciones de Alfred Hitchcock (como «Psycho», «Rear Window» y «The Birds»), y Stanley Kubrick con «A Clockwork Orange», «2001: A Space Odyssey» y «The Shining».
Además hay episodios completos que se basan en cintas, tal como «Cape Fear», «The Social Network» y «The Citizen Kane».
Eso sin olvidar, la aparición especial de distintas personalidades Hollywoodenses y de la música como Mel Gibson, Kim Basinger y Alec Baldwin, Lady Gaga, Tony Bennett – el primero en actuar como él mismo-; los integrantes de Aerosmith, Coldplay, REM, U2, Red Hot Chili Peepers, Smashing Pumpkins, Sonic Youth; Mick Jagger y Keith Richards, Leonard Nimoy, Sting, Javier Bardem, Elizabeth Taylor, Tito Puente, Hugh Laurie; Ringo Starr – el primero de los Beatles en aparecer-, George Harrisson y Paul McCartney. Y un largo etcétera.
Además de otros como Michelle Pfeiffer, Anne Hathaway, Susan Sarandon, Michael Jackson y Zooey Deschanel, y más, que no aparecen físicamente en el episodio, sólo prestan su voz.
Esta larguísima lista justamente ha sido otro blanco de las protestas de los aficionados, quienes aseguran, en los últimos años la trama principal se ha perdido y necesita de las estrellas invitadas para mantener a flote la serie.
«Yo siempre he tenido mucho interés en el arte, desde mis días de colegiala, cuando pintaba retrato tras retrato de Ringo Starr», dice Homero Simpson cuando se vuelve la novedad en el mundo del arte pop debido a sus piezas abstractas y basadas en la destrucción. Ante esto, Marge sólo atina a gritarle que es su vida la que está describiendo.
Como lo decíamos al inicio, Marjorie Bouvier, nombre de soltera de Marge, era una jovencita apasionada del arte hasta que conoció a Homero, se embarazó y frustró sus sueños para entregarse con devoción a su familia.
Pero ella no es la única interesada en el arte plástico, a lo largo de la serie hay muchas referencias a pinturas y esculturas clásicas, modernas y hasta obras urbanas, que quizá no son tan fáciles de identificar como las celebridades, pero vale la pena reconocer.
¿EL MOMENTO IDEAL PARA MORIR?
Los Simpson ya han conseguidos muchos galardones (27 Emmy, un Premio Peabody, 30 Annie Awards, entre otros) roto récords de audiencia y de transmisión, aparecido en la portada de las principales revistas y dejado una huella en la cultura pop y memoria colectiva.
Pero como publicó el periódico británico The Guardian en el contexto de su episodio 500, «Los Simpsons es con frecuencia -e inevitablemente- criticado por no ser tan bueno como lo que solía ser» sin embargo, la crítica y los fans voltean a ver la serie cuando ocurren situaciones extraordinarias.
Por ejemplo, el más reciente especial de «La Casita del Horror» tuvo como invitado al mexicano Guillermo del Toro, quien se encargó de realizar el couch gag con múltiples referencias a sus propias películas y a otras del género de terror que lo han influenciado. El día de su estreno fue visto por 6.42 millones de personas.
Para la temporada 23, el capítulo en el que se recrea la historia de la película de David Fincher «La Red Social», llamado «The D’oh-cial Network» atrajo a casi 12 millones de estadounidenses en su transmisión original, una de las más altas de los últimos años.
Esta cifra fue superada por «Once Upon a Time in Springfield», donde la estrella invitada Anne Hathaway atrajo a 21 millones de espectadores en su papel de la Princesa Penélope.
Asimismo, el episodio 500, en el que se contó con la aparición especial de Julian Assange de Wikileaks, tuvo 5.77 millones de televidentes.
No obstante, estos números no se comparan con los récords de audiencia que marcaron durante sus primeras temporadas. Por ejemplo, el capítulo más visto hasta ahora ha sido el de «Bart gets an F», el primero de la segunda sesión, en el que se rompe la imagen del eterno pillo y se muestra el lado sensible del pequeño Simpson cuando trata de pasar la materia de Historia o si no repetirá el cuarto grado. Este capítulo fue visto el día de su estreno por 33 millones de personas únicamente en los Estados Unidos.
Los niveles de audiencia y -creatividad- han bajado en todos estos años, mientras que el promedio de televidentes en la segunda temporada era de 23 millones, en la 24 fue de 5 millones.
«El consenso general es que la época de oro de Los Simpson terminó después de la novena temporada», publicó la británica BBC en 2010.
En 2011 la continuación de la serie se puso en duda debido a que la compañía Fox Television advirtió que no podía seguir produciendo la caricatura a menos de que redujera un 45% del sueldo de los actores de doblaje, tras una penosa disputa, se llegó a un acuerdo de último minuto en el que el elenco firmó por temporadas más.
En 2005 hubo una situación similar con los doblajes para Latinoamérica por diferencias contractuales entre la empresa Grabaciones y Doblajes Internacionales y la Asociación Nacional de Actores (ANDA), sin embargo, en este caso Humberto Vélez, Patricia Acevedo, Nancy McKenzie y Claudia Mota sí fueron despedidos tras 15 años de dar voz a los personajes principales.
Tras ello, buena parte de los seguidores de la serie se mostró en contra.
Para un producto aparentemente en decadencia, el hecho de que Los Simpson siga siendo de las cartas más fuertes para los canales que los transmiten, y continúe figurando en el estampado de las playeras de las nuevas generaciones, podría darles larga vida. Al final, siempre tendremos las primeras temporadas.