La revista Nature Astronomy publicó ayer un estudio sobre el descubrimiento de gas fosfano en la atmósfera, que indica que ese planeta tiene el «potencial» de albergar o haber albergado vida, aunque no implica necesariamente una evidencia robusta de vida microbiana» en el planeta.
Por Carmen Rodríguez
Madrid, 15 de septiembre (EFE).- La detección en la atmósfera de Venus de gas fosfano, que en la Tierra se relaciona con procesos biológicos, es un hallazgo importante, pero hay que tener cautela y no relacionarlo directamente con la presencia de vida, según consideran varios astrónomos.
La revista Nature Astronomy publicó ayer un estudio sobre el descubrimiento de gas fosfano en la atmósfera, que indica que ese planeta tiene el «potencial» de albergar o haber albergado vida, aunque no implica necesariamente una evidencia robusta de vida microbiana» en el planeta.
El fosfano es un gas incoloro muy básico, de cuatro átomos, uno de fósforo y tres de hidrogeno, que en la Tierra está muy directamente relacionado con la química de la vida, por eso se ha propuesto como un biomarcador para detectar la posible presencia de vida en otros planetas.
El investigador español Ignasi Ribas, del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña (IEEC) y del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC (principal centro de investigción en España), señala a Efe que conocemos muy poco de la química de la atmósfera en Venus, que no se parece en nada a la de la Tierra.
Phosphine is to Venus as methane is to Mars? 20 parts-per-billion of phosphine have been detected in the temperate clouds of Venus, and its source is not evident. Greaves et al.: https://t.co/3YxE04q9sw
— Nature Astronomy (@NatureAstronomy) September 14, 2020
Que la presencia de fosfano en nuestro planeta se asocie a la vida, no tiene por qué ser igual allí, comenta.
«No es descartable esa posibilidad» y si se comprueba «será fantástico», pero «todavía hay descartar muchísimos escenarios, pues puede haber algún tipo de reacción química desconocida que se produzca bajo ciertas condiciones», por lo que hay que «asegurarse de que no haya otros mecanismos para explicar estos datos».
El también astrofísico español Josep Maria Trigo, del Instituto de Ciencias del Espacio del CSIC y del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña, destaca, por su parte, que se han detectado «proporciones significativas» de fosfano.
No se trata de que sea una pequeña cantidad, que quizás se podría explicar por algún tipo de reacción catalítica, sino que se ha descubierto que la presencia de unas 20 moléculas por billón lo que aún puede considerarse una «cantidad significativa».
Trigo señala que podría surgir de algún tipo de reacciones «en las que haya involucrados organismos vivos», pero destaca que este descubrimiento «plantea muchas preguntas sin respuestas todavía. No es confirmación de que exista vida y esto lo han destacado los autores del estudio».
Venus es hoy un «infierno» con temperatura de unos 470 grados centígrados en la superficie y una densidad atmosférica casi cien veces la terrestre, con nubes y lluvia de ácido sulfúrico, por lo que, en teoría, no puede sobrevivir nada en ella.
Pero unos 50 kilómetros por encima hay una capa atmosférica donde las condiciones si podrían ser muy parecidas a la Tierra, con presiones atmosféricas y temperaturas similares.
«¿Quién se iba a imaginar que nos podía dar una enorme lección, porque a veces, por las condiciones, tendemos a pensar que un planeta no tiene porque ser astrobiológicamente significativo, pero en realidad nos podemos llevar una sorpresa», destaca Trigo.
Sara Seager and Janusz Petkowski have written a brief insight ‘behind the paper’, regarding the phosphine on Venus paper we published yesterday: https://t.co/N1j4aReInj
— Nature Astronomy (@NatureAstronomy) September 15, 2020
También Daniel Viúdez-Moreiras, investigador del Centro de Astrobiología (CAB) hace hincapié en que se ha detectado una molécula que en la Tierra está muy ligada a la vida, pero esto no quiere decir que «indique de forma unívoca que hay vida en Venus».
El investigador recuerda el caso del metano en Marte, que también está muy ligado a la vida, pero hace años que se investiga y aún no se sabe de dónde procede y si se puede producir de formas que no sean sólo biológicas.
Para el investigador, «tenemos la tendencia a pensar que la vida tiene que ser como en la Tierra y eso es algo «que quizás no deberíamos hacer con ese nivel de intensidad».
Todos ellos esperan que en un futuro se pueda mandar una misión de exploración a Venus.
Probablemente la respuesta definitiva vendrá de misiones in situ, que estén concentradas en descubrir cuál es el origen del fosfano, pues de otra manera va a ser «muy difícil de demostrar», agrega Trigo.
Una misión, indica Viúdez-Moreiras, que tenga instrumentos con más resolución y sensibilidad, que pueda realizar medidas «más certeras», para conocer si siempre hay la misma concentración de fosfano o varia, saber cómo se distribuye espacial y temporalmente, «ayudaría discernir los procesos que lo producen».