El fenómeno no es nuevo, pero se está acelerando y México está muy atrasado. La industria de la tecnología está eliminando puestos y creando nuevos empleos con mayores sueldos. Sin embargo, en el país no hay capacitación ni educación especializada para acceder a ellos, ya que es costosa y aparentemente para determinado segmento de la población, plantearon trabajadores en el sector.
«La educación en general es muy inaccesible en este país, y la educación en tecnología es todavía peor», dijo Marcela Torres, cofundadora de Hola-Code, un programa de educación en tecnología dirigida a que los migrantes encuentren trabajos mejor pagados.
Ciudad de México, 15 de septiembre (SinEmbargo).– Mientras la generación de chatbots (robot que simulan una conversación con una persona) está desplazando a personal humano en los call centers, donde se gana en promedio menos de 5 mil pesos mensuales y laboran en su mayoría migrantes por saber inglés, en noviembre del año pasado surgió Hola-Code, un programa que invierte en el talento mediante la capacitación en tecnología a personas que retornaron o fueron deportadas de Estados Unidos, y a refugiados de Centroamérica o Venezuela para que obtengan trabajos en este sector disruptivo que se actualiza casi cada semana.
Actualmente, cuando Google ya cumple 20 años en el mercado junto con Youtube y Gmail, la industria de la tecnología comienza a florecer en México y a reemplazar a seres humanos en cargos que principalmente requieren una rutina.
Pero a cambio, como en otros siglos, se están creando nuevos trabajos que, aunque ofrecen salarios competitivos en comparación con el salario promedio de 7 mil pesos mensuales con un empleo formal, demandan capacidades que el mercado laboral mexicano carece, por lo que las empresas están escasas de ese personal calificado y adaptado.
Trabajadores del sector explicaron en entrevista que esta ausencia de perfiles especializados se debe a la baja calidad educativa en México y lo inaccesible que es el conocimiento tecnológico o de sistema informático para quienes no tienen recursos económicos, son vulnerables como los migrantes y para las mujeres por la socialización.
«La falta de capacidad y talento tecnológico está poniendo a México en problemas para incorporarse a la cuarta revolución industrial. Hola-Code percibió esos dos problemas: el flujo migratorio y la falta de ingenieros en software», dijo en el foro de The Economist 2018, Marcela Torres, la joven cofundadora de Hola-Code, considerada por el Foro Económico Mundial como una de las 50 startups que están cambiando Latinoamérica y está conformada por 15 personas principalmente mujeres. «En vez de 3 mil 500 pesos que ganan ahora en los call centers, ahora pueden ganar 35 mil pesos».
En entrevista con SinEmbargo, Torres (31 años, Tamaulipas) planteó que «si bien muchos empleos se van a reemplazar también muchos se van a crear, pero quién va a llevar esos empleos», cuestionó. «No vamos a luchar contra los avances tecnológicos que vienen, sino en la oportunidad de invertir para hacer más democrática la tecnología».
Se calcula que se perderán entre 3 y 5.6 empleados por cada robot introducido, incluyendo bots o apps. De 1997 a 2007, se han perdido entre 360 y 670 mil empleos. A su vez, los sueldos bajarían entre un 0.25 y un 0.5 por ciento, de acuerdo con un estudio reciente de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos.
Desde Europa, un estudio de la Universidad de Oxford plantea que entre el 40 y el 50 por ciento de los trabajos desaparecerán y serán automatizados, sobre todo en el comercio y en trabajos de oficina.
Egresada de la University College de Londres, Marcela Torres afirmó que en México «la tecnología ya está desplazando cargos y está sucediendo más rápido de lo que se pensaba».
Platicó que Hola-Code trabaja muy de la mano de una empresa que se llama Yalo chat y ellos tienen un servicio de consumer service a través de Whatsapp y Facebook Messenger, que está desplazando a personas que toman llamadas y dan seguimiento al cliente.
Es solo un ejemplo. La industria automotriz también se está robotizando y muchos puestos de manufactura, el sector clave de exportación en el país, desaparecerán. De igual forma sucede con el sector servicios con meseros, cajeros, empaquetador o en la industria de alimentación por los robots empaquetadores.
«México está muy atrasado en ese tema. No nos estamos preparando absolutamente para nada para lo que viene y hay muchos empleos en México que pueden ser reemplazados. No le podemos seguir apostando a las industrias tradicionales. La alternativa es voltear al futuro y no al presente», advirtió Torres.
DEMOCRATIZAR LA TECNOLOGÍA
El primer paso, dijo la cofundadora de Hola-Code, es que el gobierno mexicano le apueste a hacer más accesible y democrática la educación en tecnología mediante programas, plataformas o bibliotecas en línea, ya que que actualmente está muy subdesarrollada y solo es para un grupo de élite.
«Los mejores hackers trabajando en tecnología no tienen títulos universitarios. Lo aprendieron solos en su casa y computadora. Yo aprendí a programar sola, no fui a la escuela para esto. Entonces, nos estamos confiando de que las instituciones tradicionales deben hacerlo en vez de pensar que, como es un sector tan disruptivo, debemos pensarlo en la misma forma», dijo.
Actualmente, la educación en tecnología en el país «no es accesible, son costos muy grandes para personas que no tienen los recursos en el momento». Asimismo, la inclusión financiera es otro obstáculo: «no todos tienen acceso a un crédito».
Tampoco es flexible porque para costearse deben trabajar al mismo tiempo. «En este país no tienes seguridad social como en otros más desarrollados; estudiar es un riesgo porque le apuestas a estudios que esperas que rindas mediante ahorros o gastos de la familia».
«La educación pública no se da a basto ni se actualiza tan rápido», evaluó. «La educación en general es muy inaccesible en este país, y la educación en tecnología es todavía peor».
Además, «nos han dicho que la tecnología es solo para un segmento poblacional y tradicionalmente vista para hombres, lo que limita a que las mujeres se sumen».
Ella misma quiso estudiar Ingeniería mecatrónica, pero el director de la universidad la minimizó por ser mujer, contó. Fue autodidacta y aprendió a programar pese a haber estudiado en el área social.
Sobre la confianza hacia la tecnología, dijo que generalmente se siente resistencia hacia la tecnología «mal diseñada» con la que no se identifica el usuario.
«Cuando hay una experiencia de usuario bien hecha, alrededor de la persona que realmente buscas que la utilice, les resulta familiar y es intuitivo; más fácil para sus necesidades reales», afirmó.
¿PAGO CON BITCOINS?
Hugo Luis Stevens Trespalacios, quien es el director de pagos digitales de la banca digital en Scotiabank, planteó que hay puestos que van a desaparecer, pero no es un fenómeno nuevo ya que cuando se inventaron máquinas o tractores, también sustituyeron labores manuales.
«Históricamente cuando pasa eso también se crean otros tipos de trabajo. Por ejemplo, antes para alimentar a la población de un país, un porcentaje se dedicaba a agricultura. Pero con el avance de fertilizantes, la productividad aumentó de esa manera y ese porcentaje de manos disminuyó por lo que la gente de las granjas se fue a las fábricas», expuso Stevens tras su participación en el foro de tecnología financiera en el evento de The Economist 2018.
Otro ejemplo es en el periodismo: antes había más voceros e impresores de periódicos. Pero el periodismo digital generó más necesidad de diseñadores, producción y marketing digital.
«En general la creación de estos nuevos trabajos son de mejor nivel, son mejor pagados. Es algo que seguirá pasando, aunque ahora es más visible y más acelerado», dijo.
En contra parte, coincidió con Marcela Torres de Hola-Code en que lo delicado es que estos puestos requieren mayor capacitación.
El especialista en pagos digitales, visualizó que el pago a los trabajadores con bitcoin, la moneda digital que surgió hace casi diez años, es todavía muy lejano. Por ahora, ya hay más conocimiento hacia este instrumento y lo están usando los venezolanos y argentinos, en actual crisis económica con devaluación de su moneda. Pero a nivel mundial solo un 5 por ciento la emplea, documentó.
«Bitcoin no está listo para el pago porque, en parte, falta que bastante gente lo adopte y ha sido muy volatil. El año pasado su precio creció ridículamente, pero este año ha bajado a la mitad. Como método de pago le falta. Podría ser en un futuro, incluso con otra criptomoneda», afirmó Stevens.
¿QUÉ ES HOLA-CODE?
Hola-Code, un programa intensivo en educación en tecnología con sede en la Ciudad de México, inició en noviembre de 2017 ofreciendo folletos y pizza para que los migrantes confiaran y se acercaran. Ahora, luego de «ir de boca en boca», apostará a la inteligencia artificial y para 2020 planea abrir dos centros de operación más en el norte del país.
La educación consiste en clases «aprendiendo haciendo» de cinco meses con un horario de lunes a sábado de 9 a 9 horas con lenguaje de programación JavaScript que cuenta con mentores de Silicon Valley de California.
Los estudiantes, que no tienen una historia de crédito en el país al ser recién llegados, no pagan en un inicio la capacitación y manutención que incluye comida, apoyo psicológico y couching, sino hasta que obtienen un empleo y recursos.
«Tenemos un programa que se llama ‘Socios para contratación’ que son 52 empresas que tratan de contratar el talento que estamos proporcionando, entre ellas Oracle o Santander. Nuestro modelo de negocios está muy relacionado con que ellos obtengan trabajos. Cuando se gradúan y obtienen un trabajo, entonces nos pagan», expuso.
Sus alumnos están encontrando trabajo sobre todo en empresas que trabajan con software, también con comercio como Walmart o Segunda mano y obtienen ingresos entre 10 y 12 por ciento más que en los call centers, donde Hola-Code los encontró.
Cuando llegan a México, aunque sean refugiados o deportados, las instituciones no están preparadas y hay mucha discriminación o criminalización hacia ellos.
«Uno de nuestros mejores estudiantes estaba trabajando en la industria del servicio en un restaurante de sushi y toda esa atención que se requiere para cocinarlo se pasó a crear un código de software», ejemplificó. «Estamos invirtiendo en talento potencial para ser exitosos en una carrera de tecnología. México necesita ese talento», insistió Torres.
«Tenemos una población de mexicanos que están regresando de Estados Unidos, que es muy grande y las instituciones no están preparadas para recibirlos en México. La sociedad de migrantes es una comunidad muy invisible en este país, pero nosotros vemos mucho talento y potencial en ellos por lo que diseñamos este programa para capacitarlos como ingenieros en software», reflexionó Torres.