Rimbaud, pescador de estrellas (última parte)

15/08/2015 - 12:02 am

Como la “mímesis”, que crea un mundo diferente pero ordenado, según las mismas leyes compone una nueva forma de imaginación, pero presupone la apertura de un espacio interior, en el cual las imágenes se metamorfosean y se suceden con la lógica ilógica del sueño, y constituyen , a la vez, una vía de acceso a las profundidades en que el ser interior y el ser exterior, el deseo y la realidad, mantienen una relación diferente a la de todos los días. Con la fantasmagoría  una potencia temible ha dejado al hombre a merced de lo que en él hay de menos controlado, sometiéndolo al reino de la ilusión, arriesgándolo a la locura, a la pérdida de sus facultades de adaptación al mundo. Por eso dice en la Temporada en el infierno: “¡Soy maestro en fantasmagorías!”.

En octubre Rimbaud viaja a Bélgica donde encarga a un editor el montaje de Una temporada en el infierno; envía algunos ejemplares a Foraín, Richepín y Ponchon, autores parisinos conocidos del poeta, pero no recibe respuesta. Rimbaud, desilusionado, arroja sus borradores, cartas, manuscritos y ejemplares de  Temporada en el infierno a la chimenea. El poeta, uno de los más grandes de todos los tiempos, no volvió a escribir.

En mayo de 1976 Rimbaud se contrata por seis años en el ejército neerlandés de las Indias. El trece de junio el barco llega al puerto de Batavia, Rimbaud desaparece en la selva de Salatiaga , a mediados de agosto regresa a Batavia  costeando el mar de Java.

En la primavera de 1979, Rimbaud cae preso de la fiebre; se ve forzado a regresar a Francia y desembarca en Marsella en junio. Delehaye, visita a Rimbaud en Roche:

“— ¿Aún te ocupas de la literatura?

  — Los libros sólo sirven para ocultar la lepra de las viejas paredes.”

     En 1880 Rimbaud se embarca rumbo a Alejandría, desde donde se dirige de nuevo a Chipre. Llega a Abisinia a principios de agosto. En Arden se emplea como comprador de café para una empresa francesa. Bardley, uno de los socios de la empresa, lo destina a tierra africana, para la compra de café en el país de origen. En 1884 los simbolistas hacen ruido alrededor de la obra de Jean-Arthur. Rimbaud establece en África varios negocios propios, se dedica, entre otras cosas, a la venta de pieles, marfil, armas y cartuchos.

En febrero de 1891 Rimbaud es atacado en la rodilla izquierda por un dolor agudo. Se le informa un tumor que avanza rápidamente. Decide regresar a Marsella, en el hospital de la Concepción le amputan una pierna. Para el mes de junio la anquilosis  va ganando otros miembros: la otra pierna, el hombro, el brazo. A finales de octubre Jean Arthur Rimbaud recibe la confesión, la morfina adormece su cuerpo que se diseca  y endurece. Muere clínicamente el 10 de noviembre de a las 37 años de edad.

La poesía de Rimbaud marca una línea vívida de coraje, de cólera por el derrumbamiento de la cultura europea. Al leer sus versos  recordamos algo que habita en las profundidades de nosotros mismos y habíamos olvidado. Pierre Michon escribe: “Rimbaud alcanzaba la excelencia en esta disciplina de cazador de pájaros. Los versos son trampas más grandes para presas más inefables.”  La noche estrellada que se refleja en las aguas durmientes, se transforma de parvada en banco de estrellas donde, Rimbaud, “Barco ebrio”,  navega desafiando la gravedad terrestre.

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Guillermo Samperio
en Sinembargo al Aire

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