Si bien “el cúmulo de agravios” le propinó una derrota al PRI y por añadidura al Presidente Enrique Peña Nieto en las recientes elecciones, el escritor Paco Ignacio Taibo II admite que “esperaba una ruptura mayor” por parte del electorado mexicano
Ciudad de México, 15 de junio (SinEmbargo).– Encontramos al escritor Paco Ignacio Taibo II en el reciente Festival de las Letras de Tepic, donde pudo comprobar el gran espacio que ocupa en la literatura mexicana contemporánea, con la expresión ardiente de cientos de fans que se acercaban para sacarse una fotografía o pedirle un autógrafo al afamado autor de la biografía del Che Guevara.
Su esposa, Paloma Saiz, líder de la Brigada para Leer en Libertad, cuenta que se hace difícil caminar con Paco y que el récord lo tienen las dos horas que una vez ocupó para recorrer el Zócalo capitalino.
Paco siempre se para cuando un lector lo interpela y para cada uno tiene una palabra de aliento y un saludo fraternal.
“Soy rojo”, le dijo desafiante al alcalde de Tepic, Leopoldo “Polo” Domínguez en el transcurso de una cena llevada a cabo en las hermosas ruinas de Jauja. No esconde su activismo y no le pesan los años de militancia política, una materia a la que le ha dedicado tanto tiempo como a la literatura.
Así las cosas, la entrevista con SinEmbargo fue una circunstancia de privilegio para que el escritor hiciera su balance personal sobre las recientes elecciones en México y de paso analizara el estado actual de Latinoamérica, el continente que sufre un proceso de derechización que de ninguna manera considera irreversible.
–¿Qué balance haces de las recientes elecciones?
–Por debajo de lo que yo esperaba. Hay una acumulación de agravios en la población y eso lo devolvió metiéndole una patada al PRI y a Peña Nieto indirectamente, pero esperaba un nivel de ruptura más profunda. Hay unos índices de todos modos muy interesantes, como el notable triunfo de Morena en el DF, el avance en Veracruz y Zacatecas y Oaxaca, pero esperaba que el pulso se fuera más a la izquierda. Creo que hay que replantear la estrategia de la izquierda para los próximos dos años, en términos de construir un gran frente social, que luego podrá o no conformarse en un gran frente electoral, pero que en principio acumule la totalidad de los agravios. Sobre todo porque los liberales están desatados y van por más, quieren más y más. Quieren impulsar la privatización de las universidades, reducir los presupuestos, quitar el agua como servicio público…entonces esto va a ir provocando más reacción y más agravios.
–¿Se podrá en dos años hacer todo eso que dices?
–¡A saber! Tenía una bola para predecir el futuro, pero ya no funciona.
–No puedes ver el futuro, pero puedes constatar el pulso de la militancia
–Lo que sí parece obvio es que para el 2018 la Ciudad de México se va a la izquierda. Nada puede frenar el impulso hacia la izquierda de nuestra capital, pero el pulso nacional todavía no se puede prevenir.
–¿Miguel Ángel Mancera no era de izquierda?
–Decía que era de izquierda, pero a los 30 minutos de asumir resultó que era de centro-derecha, 25 minutos después era sólo de centro y unos pocos minutos más y ya era de derecha derecha. Mancera se ha vuelto una especie de mayordomo de Enrique Peña Nieto.
–Entonces no sabemos cómo votará el país en 2018.
–Va a depender mucho de cómo la crisis siga afectando a otros sectores…no lo sé.
–Como mexicano, debes de sentir orgullo por vivir en un país tan rico, que tiene muchas razones para sentirse orgulloso, ¿qué te pasa cuando ese país tiene un Gobernador como Javier Duarte en Veracruz, que Dios los castiga por ser tan privilegiados?
–Siento que hay como un resorte roto, ¿no? Ni merecemos gobernantes como esos, ni ellos nos merecen, pero sin embargo las inercias de las estructuras del poder van llevando a niveles de mando a personajes salidos de las cavernas del horror. Esta persistencia del burócrata, puerco, marrano, corrupto, represivo y mentiroso es como una enfermedad cutánea del Estado mexicano. Uno calcula y obviamente dice que no son eternos, porque nada es eterno políticamente hablando, pero estos resisten un montón, duran mucho ¿no?
–Luego vienes a Tepic y das una entrevista en una sala de prensa improvisada en la sala de juntas del Alcalde, lo que demuestra, como dice Villoro, que se puede hacer gestión política de otro modo…
–Sí, claro, pero tienes la contradicción de que tienes a un alcalde panperredista más o menos decente, confrontado con un Estado como Nayarit, gobernado por un priísta asqueroso. Por suerte la cultura es generosa. Hay que ser muy burro y reaccionario para romper lanzas contra la labor cultural. Nosotros estamos en guerra permanente contra el conservadurismo reinante en el país y poca gente se atreve a responder la guerra. Acabamos de tener una experiencia maravillosa en la Universidad de Morelos, un Estado de violencia donde está el asqueroso de Graco y donde sin embargo pudimos hacer un festival padrísimo. Con cero atención por parte del Gobierno estatal.
–Por ahora alcanza con contener a Andrés Manuel López Obrador mediáticamente, ¿no temes otro caso Colosio?
–Andrés Manuel tiene el cuero duro y no lleva guaruras. Ahora bien, respondiendo estrictamente a tu pregunta, la verdad es que uno escribe novelas policíacas, no las hace. Andrés no se protege en lo mínimo, anda sin escoltas. Una vez nos bajamos de un camión con Cuauhtémoc Cárdenas y se nos vino encima una multitud de cinco mil personas. Literalmente se nos vino encima la gente y comencé a pedir que hicieran vallados para proteger a Cuauhtémoc. Inmediatamente él me dijo, no te preocupes, Paco, si me quieren matar, lo van a hacer y nada podrá impedirlo. Esta conciencia de que nada va a impedir un asesinato, sino el enorme peso de la conciencia sobre el Estado es la única protección que tiene el caudillo de la izquierda en México.
–El año pasado en la Feria del Zócalo ustedes dieron la voz de alerta en torno a la derechización del continente y recuerdo mucho el discurso de Álvaro García Linera…
–Claro, ¿de verdad que pensábamos que iba a ser fácil? Pero a diferencia del pasado en que éramos capaces de generar movimientos pendulares largos, las dictaduras por ejemplo podían perpetuarse durante 20 años, los movimientos pendulares actuales son cortos. Entonces, acción-reacción van a ser mucho más rápidos en el tiempo.
–Sí, cuando la vicepresidente de Argentina Gabriela Michetti dijo que el país estaba en un túnel, enseguida aparecieron memes con la figura de Cristina Kirchner al final del túnel.
–Nadie había hecho tanto por Cristina como estos seis meses de gobierno de Mauricio Macri. La han convertido en EL personaje.
–¿Cómo está Andrés Manuel?
–No hablo con él desde hace mucho tiempo. Hemos tenido una especie de camino divergente, cuando él pasa por un lugar yo había pasado por el mismo lugar la semana anterior y así.
–En todo caso, ¿cómo lee Morena esta derechización del continente?
–No te lo podría decir, porque Morena ha cuidado mucho la obsesión mexicana. México es tan complicado que muchas veces exige concentrarse en la cuestión nacional. Morena ha descuidado el tema latinoamericano y eso es lo que hay corregir.
–Paco, nos contó Paloma que a veces te sientes un genio, otras que no sirves para nada, lo cual es una novedad, porque nunca hablas del proceso creativo y al contrario, te quejas de los escritores que se quejan.
–Escribo cuando puedo y cada vez que puedo. Es cierto que paso por crisis, pero son breves, no duran más que 10 minutos. Además tengo una cura contra la crisis maravillosa y que es que cada vez que los engranajes no funcionan, que la historia cruje, que no me siento a gusto con lo que estoy haciendo, cambio de proyecto inmediatamente. Tengo 14 libros empezados, así que me puedo dar ese lujo. Ahora, por ejemplo, me cansé de lo que escribo, verdadero agotamiento y entonces me dediqué durante tres días a una novelita corta medieval y, santo remedio, he vuelto al proyecto original.
–¿Qué es lo próximo, entonces?
–Un libro que se va a llamar Patria y es la historia de 14 años de guerra civil continua, entre el conservadurismo y el liberalismo republicano en el siglo XIX. Empieza con la revolución para tirar al dictador Santa Anna y termina con la derrota de Maximiliano en Querétaro. Esos 14 años construyen una república en guerra repleta de personajes de calidad humana e intelectual. Es el único lugar en el planeta donde la batalla final de un acontecimiento histórico, la Batalla de Querétaro, se lleva a cabo con cuatro batallones dirigidos por poetas. Estas cosas no pasan en otras partes del mundo. Y, además, buenos poetas.
–¿Te gusta la poesía?
–Lo que me gusta son los generales poetas. Esta idea del intelectual beligerante y participante, porque se vuelve increíblemente modélico.
–¿Por qué los mexicanos son tan taiboleros? ¿Por qué leen tanto a ti y a Benito?
–Creo que son dos fenómenos diferentes. Lo que logró Benito con cuatro libros es sintonizar con una masa de lectores adolescentes que estaban buscando trascender Harry Potter y encontrar por dónde voy, por dónde sigo. Benito los encontró y son sus lectores. Crecerán y si no crece Benito correrá el riesgo de que lo abandonen sus lectores. Mi fenómeno creo que tiene que ver con la persistencia, muchos años escribiendo y publicando y muchos lectores que se van quedando. Lo que es maravilloso es que quienes leen mis novelas policiales, también se echan un ensayo sobre el General Mariano Escobedo o un libro sobre los anarquistas en Barcelona. Y te acompañan. No se van. Es acumulativo y grato, al punto de que te encuentras con que en una feria del libro llega el abuelo a comprarle el libro al nieto, pero ese mismo día llega por sorpresa el nieto a comprarle el libro al abuelo. Hay pocos autores que mantengan generacionalmente su “punch”. Me acuerdo que una vez firmando con José Agustín me decía que comenzaba a ponerse nervioso porque veía en mi fila que había lectores más jóvenes que en la de él. Era verdad.
–¿Andrés Manuel será alguna vez Presidente de México?
–No lo sé, lo que sí sé es que será el candidato de la izquierda, porque eso es inevitable. No hay otro, no hay nadie con el poder suficiente como para convertirse en el candidato de la izquierda, excepto él. Tarde o temprano, México tendrá un gobierno de izquierda, porque eso también es inevitable. Nadie puede frenar la historia tanto tiempo. A lo mejor será un gobierno de izquierda fallido, que no se consolide y dos o tres sexenios después regresen los de siempre, pero hay que hay que reparar del Estado, cosas que están muy dañadas. Una de ellas es que hay que parar en seco el proyecto neoliberal y la otra es que hay que dar una guerra a la corrupción a través de un modelo de pinzas, que apriete tanto abajo como arriba.