El Presidente López Obrador expresó que un argumento es que la falta de agua en la región en Chiapas y Oaxaca propicia la compra de refrescos; también afirmó que se ha planteado que se debe a la cantidad energética que aportan «es azúcar, es carbohidrato», pero también tiene que ver con un componente de «estatus el tener para el ‘chesco'».
-Con información de Juan Mayorga
Ciudad de México, 15 de mayo (SinEmbargo).- El excesivo consumo de refrescos en los estados de Chiapas y Oaxaca, en zonas de marginalidad o de comunidades indígenas, es parte de los elementos de la mala alimentación en el país.
El Presidente Andrés Manuel López Obrador expresó que su gobierno no podrá con todo para terminar de enfrentar la pandemia de la COVID-19, por lo que el tema de lo preventivo es esencial y negó que la compra de refrescos sea sólo por falta de acceso al agua.
«Consumimos más que en otras partes del mundo refrescos industrializados; pero no sólo eso, hay regiones en el país con mucha pobreza en donde se consume hasta dos, tres veces más la media, de la media nacional refrescos industrializados», afirmó el mandatario. Expuso que durante sus viajes ha observado en la zona de los Altos de Chiapas que no hay cervecerías, sino refresquerías en abundancia.
Para el Jefe del Estado el consumo de bebidas azucaradas está desproporcionada y dejó de lado bebidas tradicionales como el pozol, el tacalate o hasta el pox. Recordó los datos de las personas que mueren por infartos o enfermas de diabetes en el país, «estamos hablando de miles, mucho más», afirmó, «o sea, son pandemias».
El Presidente López Obrador planteó que el argumento de algunas personas o grupos es que la falta de agua en la región propicia la compra de refrescos, pero afirmó que «no en todos los casos». Otra de las respuestas, siguió, es que «es para tener energía porque es azúcar, es carbohidrato» y que otras personas sostienen que «es porque da estatus el tener para el ‘chesco'».
Sin embargo, la organización ambientalista chiapaneca «Otros Mundos» juntó más de 15 mil firmas en la plataforma Change.org de personas que están a favor de retirarle la concesión, al grupo FEMSA-Coca Cola, para el aprovechamiento del agua de dos pozos profundos en la comunidad de San Cristóbal de las Casas.
La organización mencionó que de la empresa refresquera ha extraído 1.3 millones de litros al día y explotado los mantos acuíferos de San Cristóbal de Las Casas durante más de 20 años. Además que la población ha requierido de la bebida para suplir la falta de acceso al agua y les ha provocado daños a la salud con enfermedades como la diabetes, o la descalcificación en huesos y dientes.
En primer término, el Síndico Municipal de San Cristóbal de las Casas solicitó a la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la revocación de la concesión de aprovechamiento de agua que le ha sido otorgada a la «Inmobiliaria del Golfo S.A. de C.V.», razón social utilizada por Coca-Cola FEMSA en Chiapas.
El Presidente López Obrador expresó que el escenario de consumo de refrescos en exceso también se puede observar en Oaxaca. En la Mixteca oaxaqueña «me ha tocado ver a las mujeres tejedoras que trabajan muchísimo (…) y conmueve porque ya sus manos, sus dedos, ya están deformes de tanto trabajo. Pero también el consumo ahí de botellitas, no sé cómo se llame, una marca o de varias marcas de refrescos, de botellitas, mucho», afirmó.
Por ello, expresó que su gobierno tratará esos temas en las conferencias de prensa pues antes eran temas vedados, «no se tocaban, los tenemos que tratar; y también no sólo por el daño que puedan causar estos productos, sino por lo caro también que resultan», afirmó.
COMUNIDADES CON DIABETES
Los indígenas de San Juan Chamula, en los Altos de Chiapas, le rezan a los santos entre sorbos de Coca-Cola sin importarles los estragos de la diabetes, la tercera causa de muerte en este municipio del estado mexicano de Chiapas. El uso religioso de bebidas de cola en San Juan Chamula se remonta a los años 30 del siglo XX, cuando los misioneros buscaban alternativas para reducir los altos niveles de alcoholismo entre los indígenas locales, de la etnia tzotzil.
Entonces, la mayoría de indígenas bebían un aguardiente llamado pox para rezar y establecer una comunicación espiritual con sus santos, pero los misioneros lo satanizaron e influyeron el uso de bebidas de cola. «En varios de los registros que tengo les decían que tenían que dejar el trago para dárselo al exclusivamente al demonio, que podían sustituirlo con refresco en el altar», señaló a Efe Tomás Peña Priego, del Centro de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Chiapas y la Frontera Sur.
De esta manera, una parte de la población dejó el pox y se decantó a favor de las bebidas de cola como una bebida celestial y sagrada que actualmente son comunes en los altares de la iglesia de Chamula. Al paso del tiempo, la decisión comenzó a pasar factura en la salud de los habitantes de esta zona de los Altos de Chiapas, una de las más pobres del país, con altos índices de desnutrición y que ocupa el primer lugar en el país por consumo de refrescos de cola.
En la comunidad indígena de San Dionisio del Mar, Oaxaca, casi una tercera parte de los hogares tiene algún miembro de la familia con diabetes, de acuerdo con una encuesta realizada en 2014 aplicada en 68 hogares en el centro y la periferia del pueblo por Laura Montesi, una antropóloga social que ha investigado la epidemia de obesidad-diabetes en esta región sureña del país. Esto sin contar otros padecimientos asociados como obesidad, hipertensión, síndrome metabólico, enfermedades renales o cardiovasculares.
Cuestionados sobre las causas de la diabetes («tener azúcar», le llaman aquí), parece haber respuestas variadas (hay quien dice que las cosas ya no se hacen con respeto o que las nuevas generaciones son más débiles), pero aun entre esta diversidad de argumentos todo apunta a que la relación con su comida se ha alterado. «La pesca ya no sale como antes», comentó un paciente; «ahora nos llega el maíz encostalado quién sabe de dónde», declaró otro; «es que ahora hay mucho químico en la comida», dijo otra paciente.
Al igual que sucede en otras partes del México rural, distintas investigaciones han documentado una estrecha correlación entre el advenimiento de alimentos ultraprocesados y el aumento de enfermedades crónico-degenerativas. Se trata del legado de políticas alimentarias que priorizaron el suministro de comida chatarra en lugar de fortalecer la soberanía alimentaria de estos pueblos con culturas alimentarias propias, aseguró la antropóloga social Laura Montesi.
«Por supuesto, la comida que popularmente se le llama chatarra ha penetrado las comunidades, incluso las más alejadas. De hecho se le llama ‘cocacolización’, pero además de refrescos hay un universo muy amplio de estos alimentos», afirmó.
-Con información de Mitzy Fuentes de EFE