Se cumplen dos años del asesinato de Javier Valdez, en Culiacán, un homicidio en plena calle y a sangre fría de este reputado periodista que conmocionó a todo el país y expuso, una vez más, la fragilidad del ejercicio del periodismo en México.
«El panorama del periodismo actualmente es más grave de lo que pensábamos. El problema del nuevo Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador es que las expectativas que creó fueron desmedidas y se pensó que la impunidad para agredir a los periodistas se podrían parar», aseguró Griselda Triana, es esposa del comunicador
Por Juan Alberto Cedillo
Culiacán, México, 15 de mayo (EFE).- Los crímenes y agresiones contra los periodistas continúan en México con el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia «y hasta ahora no hay indicios de que las cosas vayan a cambiar», denunció este miércoles en entrevista con Efe Griselda Triana.
Se cumplen dos años del asesinato de su marido, Javier Valdez, en Culiacán, un homicidio en plena calle y a sangre fría de este reputado periodista que conmocionó a todo el país y expuso, una vez más, la fragilidad del ejercicio del periodismo en México.
«El panorama del periodismo actualmente es más grave de lo que pensábamos. El problema del nuevo Gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador es que las expectativas que creó fueron desmedidas y se pensó que la impunidad para agredir a los periodistas se podrían parar», aseguró Triana.
Para la mujer del fallecido reportero, fundador del semanario RíoDoce y experto en narcotráfico, «lo único cierto es que se continúa agrediendo y matando a los periodistas y hasta ahora no hay indicios de que las cosas vayan a cambiar», agregó.
Al menos ocho reporteros han sido asesinados en el país desde diciembre, cuando López Obrador asumió el poder, unas cifras incluso más elevadas que las de su antecesor.
Javier Valdez fundó RíoDoce y fue autor de libros de crónicas del narcotráfico como «Malayerba» o «Narcoperiodismo», también era corresponsal del diario La Jornada.
A dos años del crimen, su esposa y colegas del noroccidental estado Sinaloa celebran este miércoles una jornada de aniversario que incluye actividades culturales, talleres, exposiciones y mesas sobre periodismo.
Sobre las investigaciones del asesinato de su esposo, Griselda Triana comentó que «hasta ahora el proceso contra los asesinos materiales se encuentra detenido».
Mencionó que los presuntos implicados que se han arrestado presentaron un amparo. Y mientras no se resuelva, las audiencias para continuar con el juicio no se llevarán a cabo.
La Fiscalía de Sinaloa tiene a dos presuntos asesinos detenidos por el asesinato de Javier Valdez: Heriberto Picos Barraza, alias el Koala, y Juan Francisco Picos Barrueta, el Quillo.
Un tercer sicario acusado de participar en el crimen fue identificado como Luis Idelfonso Sánchez Romero, el Diablo, pero fue asesinado en septiembre del 2017 en San Luis Río Colorado, municipio fronterizo del vecino estado de Sonora.
La audiencia que está pendiente es para que la Fiscalía presente las pruebas que tiene para acusar a los dos detenidos.
El Semanario RíoDoce asegura que el otro asunto que queda sin resolver es la autoría intelectual del crimen.
«Nosotros hemos insistido mucho en que la autoría intelectual es una parte de la búsqueda de la verdad», denunció recientemente el medio de comunicación en un artículo.
Uno de los presuntos autores intelectuales es Dámaso López Núñez, «el Licenciado», quien disputaba la dirección del Cártel de Sinaloa a los hijos de Joaquín «el Chapo» Guzmán, hasta que este fue detenido y extraditado a los Estados Unidos.
Detenido en mayo del 2017, López Nuñez acudió como testigo de los fiscales en el juicio contra Guzmán en Nueva York, donde declaró que que ni él ni su hijo, Dámaso López Serrano «el Mini lic» tuvieron qué ver en el crimen de Javier Valdez.
«Fueron los hijos del Chapo Guzmán quienes dieron la orden», aseguró el testigo.
Griselda Triana comentó que el periodismo de investigación que investiga casos de corrupción y lazos políticos es «el que más incomoda».
«La manera más fácil de silenciarles es asesinándoles», aseguró la mujer, que definió a Valdez como «un periodista incorruptible y valiente».
Triana enfatizó que su muerte no ha logrado sacudir es al Estado, ya que hasta el momento no ha demostrado que los mecanismos y medidas para prevenir y evitar cualquier tipo de violencia contra los periodistas.
Recordó que, según organizaciones dedicada a la defensa de la libertad de expresión, el 99 % de las agresiones contra el gremio queda en la impunidad, en sintonía con los datos generales de violencia en México.
«Uno de los últimos textos que Javier escribió, lo tituló Periodismo en tiempos violentos, y lo triste es que siguen siendo más violentos porque las agresiones contra periodistas no acaban», dijo sobre el país, donde cada mes matan a uno o dos periodistas.
Contó que a pesar del miedo y a pesar del apoyo de organizaciones internacionales de protección a periodistas para que su esposo saliera del país, Javier eligió quedarse.
En sus últimos años, se dedicó a narrar las historias de vida de las víctimas de la violencia.
Valdez estaba enfermo de depresión, no dormía, vivía con un estrés constante y cómo él viven muchos periodistas que se saben amenazados por su trabajo.
Por lo que Triana enfatizó que no basta con reconocer que la situación del periodismo «va mal» y el asunto de fondo es evitar que continúen la agresiones.
«Es un panorama sombrío para el periodismo. Hasta ahora no existen garantías, incluso con el Mecanismo de Protección a Periodistas y Defensores de Derechos Humanos, para que se detengan las agresiones y los asesinatos», concluyó.
Organizaciones defensoras de periodistas como Artículo 19 denuncian que México tiene niveles de violencia y crimen contra reporteros sólo comparados con países en guerra.