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Adela Navarro Bello

15/05/2013 - 5:09 am

Bipolaridad política

Esto de entender a las dirigencias de los partidos está cada vez más difícil. Así como declaran una cosa hacen otra y firman una más. Ni a cual irle. Mientras el del PRI, César Camacho, parece no tener ni voz ni voto ni presencia ni opinión ante el despliegue del Primer Priista del País, los […]

Esto de entender a las dirigencias de los partidos está cada vez más difícil. Así como declaran una cosa hacen otra y firman una más. Ni a cual irle. Mientras el del PRI, César Camacho, parece no tener ni voz ni voto ni presencia ni opinión ante el despliegue del Primer Priista del País, los de la oposición “grande”, sea PRD o PAN, no se ponen de acuerdo ni con ellos mismos.

Ahí está el caso de la utilización (presunta para que no se sientan los tricolores y hasta que los tribunales si algún día les ordenan entrarle al tema, sentencian lo contrario) de recursos públicos y programas sociales (asistencialistas) de la Secretaría de Desarrollo Social, con fines electorales en el estado de Veracruz.

Allá se sirvieron de lo lindo y (presuntamente, pues) utilizaron el programa nacional de la «Cruzada contra el Hambre» para jalar votos a su partido, el Revolucionario Institucional. El primero en pegar el grito con una denuncia fue el dirigente del PAN, el minimizado Gustavo Madero. Se fue largo: denuncia penal ante la Procuraduría General de la República por uso indebido de recursos públicos contra la Secretaria de Desarrollo Social federal, Rosario Robles, contra el Gobernador de Veracruz, Javier Duarte y contra 56 funcionarios más de la dependencia nacional.

Aquella alharaca fue por ahí la última semana de abril. Lo que siguió fue una pausa en las negociaciones disfrazadas de “Pacto por México”, pues los panistas de golpe democrático de pecho no podían continuar aliados política, legislativa, e ideológicamente a los priistas y a la presidencia de la República que daba soporte a la utilización de sus programas.

Nada, después de amagar durante unos días la comisión política del PAN determinó que sí seguirían en el pacto pero que debían hacerse adecuaciones, y ahí fue cuando a las dirigencias, al Presidente y su equipo se les ocurrió el “adéndum”, que no es otra cosa –ya sabe usted– que control sobre aquello donde facultad no tienen. Los gobiernos de los estados y los municipios.

Felices, acaso un poco críticos a su propia postura dentro del pacto (no fue una autocrítica, sino la defensiva para justificar la presencia y el voto a favor de los planes de Enrique Peña Nieto), ahí los vio usted a todos firmando oooootra vez el pacto.

De eso… ¿hace unos qué? ¿siete, ocho días? Más o menos ¿no? Entonces uno como vil espectador de lo que estos personajes hacen, habría supuesto que el asunto de la Robles había quedado en el pasado, que primero fue el espaldarazo de Peña con el “no te preocupes Rosario” y luego la refirma del pacto, pues ya, una vez más la impunidad prevalecería y todos votarían gustosos las reformas de la presidencia.

Y en eso estamos cuando el 13 de mayo, o sea, unos 18, 20 días después que los panistas presentaran su denuncia contra Rosario Robles, Javier Duarte y 56 más ante la PGR, y que no avanzara en nada la investigación, vienen los perredistas ¡y hacen los mismo! Jesús Zambrano presentó, obvio en representación de su partido, una denuncia penal ante la Procuraduría General de la República por: peculado, uso indebido de recursos públicos, asociación de funcionarios públicos para mal manejo de programas sociales, contra Rosario Robles, la Secretaria de Desarrollo Social del gobierno federal.

Dice Zambrano que no bajarán la guardia, que lo que desean es una investigación de ley para fincar responsabilidades en el caso de la utilización de la «Cruzada contra el Hambre» con fines político electorales. Parece que en el PRD piensan que su denuncia sí será atendida por la PGR, a diferencia de la del PAN; eso, o el PAN obtuvo algo más de la Presidencia con su denuncia inicial y su pausa en el pacto y ahora en el PRD, siguen el ejemplo.

Un día después de la denuncia de Chucho contra Chayo, diputados locales y federales del Partido de la Revolución Democrática se apersonaron en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos para presentar una queja contra ¡Rosario Robles! También por condicionar los apoyos económicos y de alimentación de la cruzada contra el hambre a propósitos electorales obvio a favor del PRI al que ahora sirve la señora Robles.

Total que como dice la canción “todos quieren a la Chayo”, pero fuera del gobierno federal, enjuicidada políticamente e inhabilitada, pero mientras exigen, exigen y exigen justicia que no encuentran, firman pactos para laborar juntos con el gobierno de Peña que es el primerísimo que respalda a la Robles.

Esta bipolaridad de las dirigencias, que un día reniegan y denuncian al gobierno federal, y otro firman y votan acorde al gobierno federal, causa confusión política aunque es evidentemente una estrategia para ampliar las negociaciones; mientras Rosario Robles duerme tranquila, pues el “no te preocupes” público de Peña es equiparable al “No se hagan bolas” de Carlos Salinas de Gortari. ¿No?

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