Las energías renovables y la nuclear cubrirán el hueco dejado por el carbón, mayoritariamente de origen ruso.
Por Marcos Merino
Ciudad de México, 15 abril (TICbeat/SinEmbargo).- El pasado martes Kimmo Tiilikainen, Ministro de Medio Ambiente de Finlandia, anunció los planes de su país para prohibir el uso de carbón para la generación de energía a partir del año 2029 (un año antes de lo anunciado), una prohibición que presumiblemente se aprobará el año que viene, junto a un plan de subvenciones a gran escala (por valor de 90 millones de euros) destinado a premiar a las empresas eléctricas por acelerar el abandono de los combustibles fósiles.
Tiilikainen, sin embargo, afirmó en un comunicado de prensa que «las emisiones de gases de efecto invernadero deben reducirse mucho antes de lo previsto inicialmente para mitigar el cambio climático», y hace unos meses llegó a proponer un adelanto no de uno sino de cinco años en la fecha límite para la descarbonización del modelo energético finés (dependiente aún en un 10 por ciento del carbón, un dato bastante peor que el de sus vecinos bálticos y escandinavos).
Y es que la descarbonización no sólo tiene repercusión sobre la calidad del aire (y, con ella, sobre la salud humana), sino también sobre el cambio climático, si bien el director gerente de Finnish Energy, Jukka Leskelä, advirtió que “acelerar la eliminación gradual del carbón será costoso para el gobierno e ineficaz como medida climática”. El debate de los combustibles fósiles cuenta incluso con una dimensión geopolítica: dejando de lado el carbón, Finlandia puede permitirse reducir su dependencia de las importaciones de Rusia (el 66 por ciento del carbón consumido por los fineses proviene de su vecino del este).
A futuro, los planes de Finlandia pasan por impulsar las inversiones en energías renovables y en sus redes de calefacción urbana (aumentando la participación de la energía hidroeléctrica, solar y eólica en el sector de la calefacción). Pero, dado que se espera que la demanda energética aumente en los próximos años, eso no bastará a medio plazo para reemplazar el carbón en el mix energético, por lo que la energía nuclear se sitúa como el principal candidato para llenar ese vacío. A ello ayudará el hecho de que los nuevos reactores que se están construyendo, y que deben entrar en funcionamiento a lo largo de la próxima década se encuentran, según la Asociación Nuclear Mundial, entre los más eficientes del mundo.