«La sensación de vivir mis quintos Juegos Olímpicos es muy especial, sobre todo hacerlo con México, pues los mexicanos se han convertido en mis fanáticos más grandes”, dijo Sarah Schleper.
Por Luis Ruiz
Yongpyong, Corea del Sur, 15 de febrero (AP).- Hace cuatro años, mientras algunas de sus antiguas compañeras competían en Sochi, Sarah Schleper estaba alejada del esquí alpino. Había participado en cuatro Juegos Olímpicos, representando a Estados Unidos, y no pensaba volver a las pistas de nieve.
El jueves, sumó su quinta experiencia olímpica, por una promesa de amor… a su marido, a sus hijos y a México.
Desafortunadamente, no consiguió otro objetivo: la mejor participación mexicana en una prueba de esquí. Ese logro sigue correspondiendo a Hubertus Hohenlohe, quien se ubicó 26to en Sarajevo 1984.
En su primer recorrido, Schleper se colocó en el puesto 39, coincidente con sus años de edad. Pero en el segundo, perdió el equilibrio durante el tramo inicial, y no concluyó.
“La pista exige muchas condiciones técnicas. En mi primer recorrido tomé algunas precauciones adicionales. En el segundo quise buscar algo más, y no funcionó”, explicó Schleper. “Pero la sensación de vivir mis quintos Juegos Olímpicos es muy especial, sobre todo hacerlo con México, pues los mexicanos se han convertido en mis fanáticos más grandes”.
¿Por qué aventurarse a retomar el esquí y a representar a un país sin tradición de deportes olímpicos?
“El esquí no lo dejaré nunca del todo. Es algo que me mantiene joven”, respondió Schleper. “En cuanto a lo de México, esto nació después de que me casé. Un mes después de Sochi obtuve mi pasaporte mexicano. Mi marido es mexicano, mis hijos también, hablo español y estoy muy orgullosa de representar a este hermoso país del que es originario mi esposo”.
Efectivamente, el español de Schleper es prácticamente impecable.
“Creo que hablo muy bien. No fantástico. A veces las palabras se me atoran y no salen de mi boca, y me cuesta pronunciar la letra erre, pero lo intento”, destacó.
Tras la boda con el empresario mexicano Federico Gaxiola, Scleper comenzó a meditar si podía volver a unos Juegos Olímpicos.
“Él estaba muy ilusionado con esa idea de que yo compitiera para México”, recordó. “La verdad, el apoyo financiero que recibía de Estados Unidos no es el mismo con México, pero he trabajado mucho para conseguir esto. Al final, creo que me faltaron oportunidades de practicar. Desde junio hasta que llegué a Pyeongchang, sólo había esquiado en diciembre”.
Y aunque Schleper no emuló a Hohenlohe en la pista, vistió orgullosa una creación del legendario esquiador mexicano, cuatro veces participante en los Juegos Olímpicos.
“Hubertus fue quien creó estos uniformes, con las calaveras mexicanas del Día de Muertos. Ha sido diseñador de arte durante años”, explicó Schleper. “Es un fashionista y logró este traje. Me encanta, porque refleja la forma en que los mexicanos ven la muerte como algo natural y como el comienzo de otra vida. Eso me gusta de los mexicanos, así como el amor a la familia”.
Un amor que lleva a competir en los Juegos Olímpicos.
“Sí, creo que después de esta participación”, soy un poco más mexicana, dijo Schleper.
La latinoamericana mejor ubicada entre las tres que participaron fue Nicol Gastaldi. Curiosamente, la argentina fue también la más disgustada.
“Estoy muy enojada, no pude esquiar lo que tenía que esquiar”, manifestó rápidamente al salir de la pista. “No sé qué fue lo que pasó en el primer recorrido. No tengo idea. Son cosas que pasan. En el segundo mejoré un poco, pero ésta era mi prueba y no ha salido como quería.
Peor le fue a la chilena Noelle Barahona, descalificada desde su primer recorrido, por saltarse una bandera.
El oro fue para la estadounidense Mikaela Shiffrin, la plata para la noruega Ragnhild Mowinckel y el bronce para la italiana Federica Brignone.