María Isabel, originaria de Oaxaca, se convirtió en rastreadora desde el primer día en que llegó a Sinaloa, cuando le informaron de la desaparición de su hijo. Han tratado de privarla de la libertad en dos ocasiones, por lo que está dentro del mecanismo de seguridad para defensores de derechos humanos.
Yosimar García llevaba cinco años como agente de Culiacán y su caso formó parte de la “cacería de policías municipales” desatada tras el ataque que dejó 5 militares muertos en 2016 y que fue adjudicado a los hijos de Joaquín «El Chapo» Guzmán. Un comando con vestimenta militar y encapuchado entró a su vivienda, y frente a su novia y hermano se lo llevaron.
La madre hoy tiene la esperanza de que los restos de su hijo se encuentren en el fondo de la laguna de San Pedro: “Porque soy realista, tampoco me dejo llevar de que ‘ay, lo voy hallar con vida’, tal vez sí tal vez no, a lo mejor en el momento en que lo halle y si es sin vida me va a tumbar, pero ahorita no quiero que me duela”.
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Ciudad de México, 15 de febrero (SinEmbargo).– Los buzos de aguas estancadas se convirtieron en una esperanza para María Isabel Cruz Bernal de encontrar a su hijo Yosimar García, quien lleva más de un año desaparecido en Culiacán, Sinaloa. El pasado 4 de febrero, la madre pidió a las autoridades la intervención de profesionales que puedan sumergirse en la laguna de San Pedro y buscar los cuerpos de dos policías privados de la libertad a inicios de 2017.
Yosimar García Cruz, policía municipal de Culiacán, Sinaloa fue visto por última vez el 26 de enero de 2017. Un grupo de hombres con vestimenta militar, encapuchados y fuertemente armados llegó a su casa ubicada en la colonia Infonavit y lo sacaron frente a su novia y un hermano menor. Desde entonces no han sabido nada de él.
Cinco días antes, el comandante Israel Ruíz Félix había sido privado de la libertad en la colonia Renato Vega, en la misma ciudad, y el día después de que el convoy se llevó a Yosimar, su compañero José Antonio Saavedra Ortega corrió con la misma suerte.
María Isabel señaló que la desaparición se dio dentro de “una cacería de policías municipales”, meses después de que un comando emboscó a un grupo de militares en Culiacán, el 30 de septiembre de 2016.
El ataque, catalogado como el peor contra militares desde el 2015, dejó cinco 5 soldados muertos, diez lesionados y un paramédico de la Cruz Roja herido. Los efectivos castrenses transportaban al presunto narcotraficante Julio Óscar Ortiz Vega, «El Kevin», de Badiraguato a la ciudad de Culiacán, quien fue rescatado por el grupo armado.
Alfonso Duarte, comandante de la región militar de Sinaloa, adjudicó la autoría de la emboscada a un grupo criminal a servicio de los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Los descendientes del capo se deslindaron de los hechos. Cinco meses y medio después, «El Kevin», fue hallado sin vida, envuelto en una cobija, en Novolato, Sinaloa.
El primero de los desaparecidos, el comandante Ruiz Félix, era el jefe del grupo de policías que auxilió al convoy del Ejército atacado y fue quien entregó el informe sobre los acontecimientos. Posterior a las desapariciones, otros seis policías fueron asesinados, todos del grupo policial de Ruiz Félix, de acuerdo a información publicada en medios sinaloenses.
En febrero de 2017 encontraron el presunto cuerpo del comandante en una fosa clandestina ubicada a la altura de un predio nombrado Acapulquito, entre Culiacán y Navolato. Los restos estaban calcinados.
María Isabel dijo que el lugar donde hallaron a Ruiz Félix era usado por ladrones de combustible, a la orilla de unas aguas, y se tiene la hipótesis de que su hijo y el otro policía podrían estar allí.
“Se llega a esa conclusión porque a la orilla de esa laguna se encuentran restos del comandante que posiblemente aventaron”, dijo la mujer.
El colectivo Sabuesos Guerreras ha realizado al menos 15 búsquedas en ese paraje. “Nunca nos vamos con las manos libres siempre encontramos un casquillo, un pedacito de hueso quemado, siempre hay algo que encontramos, entonces, ahora estamos peleando la posibilidad de los buzos, esperemos que tengamos resultados”.
El pasado 4 de febrero, María Isabel hizo la solicitud a la Fiscalía de Sinaloa para que lleven a los buscadores acuáticos.
POLICÍA DE VOCACIÓN
Yosimar García acumulaba cinco años como policía municipal. Su padre fue agente durante 25 años, trabajó en la Procuraduría General de la República (PGR) y ahí se jubiló.
«Él era policía de nacimiento, no de los que se hacen por necesidad, entonces él amaba su trabajo y decía: ‘Mamá, yo quiero empezar desde más abajo e ir ascendiendo’, como lo hizo su padre”, recordó María Isabel.
Estudiaba la carrera de Derecho y estaba próximo a casarse. Se encontraba en los planes finales de boda, que sería en mayo de 2017. «Ya tenía todo: el salón, la banda. La novia ya tenía el vestido. Ella sigue triste, deshecha, en shock. Dice que no olvida la última mirada que él le aventó cuando se lo llevaron”.
Descrito como una persona alegre, formal, amorosa y hogareña, el joven gustaba de ir frecuentemente al cine y su comida favorita eran las quesadillas.
“Ahora no sabemos nada de él. Las autoridades en realidad no han hecho nada, yo me he dedicado a gritar mucho el nombre de mi hijo. Yo me le he plantado al Gobernador, me le planté a [el ex Secretario de Gobernación Miguel Ángel] Osorio Chong, en su momento cuando llegó a Sinaloa, iba [Salvador] Cienfuegos también, y ellos lo que hicieron fue voltear la cara”, narró la madre.
María Isabel, originaria de Oaxaca, se convirtió en activista desde el primer día en que llegó a Sinaloa, cuando le informaron de la desaparición de su hijo. Han tratado de privarla de la libertad en dos ocasiones por lo que está dentro del mecanismo de seguridad para personas defensoras.
Sus otros hijos ahora son desplazados, tuvieron que salir del estado por las amenazas recibidas a raíz de los trabajos de búsqueda de ella.
La primera vez que trataron de llevársela fue una tarde al regresar a su casa después de una búsqueda en estación Dimas, antes de llegar a Mazatlán, en septiembre de 2017. “En esa búsqueda encontramos un cuerpo y me fue a dejar una agente de policía en en mi casa”.
Cuando llegó a su domicilio ya la esperaban dos personas. Exigieron a la uniformada bajarse de la camioneta, la desarmaron y ordenaron a María Isabel quedarse en el vehículo oficial: «No me dejaban bajar, yo estaba en shock, la policía trató de negociar con los fulanos que no me llevaran. A ella le quitaron el arma, y no sé como me brinqué, me salí y corrí”.
El hecho fue denunciado ante la Fiscalía de Sinaloa, pero el Ministerio Público, «no más dijo ‘no pasa nada’, no iban por ustedes iban por el carro”.
Cerca de un mes después, un vehículo le cerró el paso en una calles de Sinaloa pero logró escapar de nuevo. “La segunda vez yo ya empecé a meterme al mecanismo de seguridad porque yo veía mi casa vigilada, a ver cosas raras, me han mandado recaditos de que le baje”, agregó.
La integrante de Sabuesos Guerrera comentó que le dieron como medida de seguridad un botón de pánico, del Mecanismo de Protección, “pero no sirve para nada, a veces hablas y pides monitoreo de actividades y ha pasado que cuando yo ando en Sinaloa, el monitereo del control dice que estoy en Chihuahua. Tenemos un mecanismo que no sirve para nada”.
María aseguró que pese a las amenazas no dejará de buscar a su hijo, porque es una promesa: “¿Qué más? si ya estoy muerta en vida”.
Su objetivo, al igual que miles de familiares de desaparecidos, es encontrar a su ser querido no importa el estado en que lo encuentre.
“Porque soy realista, tampoco me dejo llevar de que ‘ay lo voy hallar con vida’, tal vez sí tal vez no, a lo mejor en el momento en que lo halle y si es sin vida me va a tumbar, pero ahorita no quiero que me duela”, explicó.
Finalmente, reiteró que espera una pronta respuesta a su reciente petición, la cual se ha convertido en una esperanza:
«Nunca lo había soñado y la madrugada del sábado lo soñé de una manera que yo me desperté contenta, porque lo soñé riéndose. ¡Él se reía, él era… es muy juguetón. Yo soy de las que se despierta a las 5 de la mañana y ese día eran las 8 y yo estaba dormida soñándolo, yo lo veía feliz, entonces ojalá donde esté sea una señal ya falta poco para encontrarlo”, concluyó.