Desde que Donald Trump, Presidente de Estados Unidos, aún en campaña, emitió su discurso de proteccionismo comercial, la presencia de los gigantes China y Rusia fue aumentando en América Latina, incluyendo en México, revelan cifras de la Secretaría de Economía.
La semana pasada, el Secretario de Estado Rex Tillerson lo alertó durante su gira por el continente. Ante este reajuste geopolítico, especialistas aseguran que Estados Unidos «está preocupado» por perder su hegemonía comercial en la región, por lo que podría actuar contra México durante la renegociación del TLCAN.
«Frente al poder de Estados Unidos en materia de negociación política estamos en desventaja», alertó el internacionalista Jesús Gallegos Olvera.»Están soplando nuevamente aires de Guerra Fría en el ámbito de las relaciones internacionales», aseveró Virginia Petrova Georgieva, especialista en derecho internacional.
Ciudad de México, 15 de febrero (SinEmbargo).– China y Rusia han aumentado su relación comercial con América Latina, incluyendo México, sobre todo en la era de Donald Trump, de acuerdo con cifras oficiales. Esto ha desplazado gradualmente a Estados Unidos, por lo que especialistas no descartan que la primera potencia mundial tome represalias contra México, su principal socio comercial.
«Puede tomar medidas Estados Unidos, concretamente la administración de Trump. Lo está discutiendo públicamente en cuanto a continuar o no el proceso de renegociación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) o posponerlo para 2019», afirmó en entrevista el investigador del Centro de Estudios China-México de la UNAM, Enrique Dussel Peters.
«Pero la problemática no es México, ya que está plenamente integrado a cadenas de valor como autopartes, automotriz y electrónica. El problema de Estados Unidos y de la región del TLCAN es Asia, concretamente China», agregó el economista.
Virginia Petrova Georgieva, especialista en derecho internacional del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, aseguró que «Estados Unidos está bastante preocupado por este fortalecimiento de la influencia comercial, política e ideológica de Rusia en América Latina. Sí puede tener un impacto».
La investigadora determinó que con la renegociación del TLCAN México está buscando diversificar el destino de sus exportaciones «para tratar de lidiar un poco» con la enorme dependencia hacia la economía de Estados Unidos.
«Para Estados Unidos eso significaría que uno de sus principales socios comerciales entre en relaciones con su enemigo de siempre [Rusia]. Están soplando nuevamente aires de Guerra fría en el ámbito de las relaciones internacionales», aseveró.
La semana pasada, durante su gira por América Latina, el Secretario de Estado Rex Tillerson destacó la creciente presencia de China y Rusia en la región.
En la primera entrega de esta serie, SinEmbargo expuso que el intercambio comercial entre México y Estados Unidos cayó de 81 por ciento en la década de los 90 a 63 por ciento en 2016, a un año de que el mandatario republicano emitiera desde la campaña un discurso proteccionista. En contraste, el comercio de México con China se elevó de -1 por ciento al 10 por ciento en 2016, de acuerdo con el Centro de Estudios China-México de la UNAM que ha investigado la relación trilateral Estados Unidos-China-México.
China es el segundo socio comercial de México en el mundo desde 2003, mientras México es el segundo socio comercial de China en América Latina.
Con Rusia, revelan cifras de la Secretaría de Economía, el intercambio comercial subió de 508 millones de dólares en 2009 a mil 602 millones de dólares en 2017, un 215 por ciento. Ambos mandatarios, Enrique Peña Nieto y Vladimir Putin, coincidieron en que es todavía muy menor respecto del potencial que hay.
El Consejero económico de la Embajada de Rusia en México, Nikolay Shkolyar, dijo en entrevista que las relaciones diplomáticas entre ambas naciones tienen cerca de 130 años, pero en el último trienio es cuando las dinámicas de comercio «han sido bastante positivas».
«Rusia puede ofertar a México diferentes productos sobre todo tecnológicos. Los mexicanos pueden volar en los 22 aviones rusos de las flotas de la compañía Interjet. Además, en Nayarit y Jalisco hay empresas hidroeléctricas donde trabajan nuestras máquinas de la compañía Silovye Machini. La electricidad de hidroturbinas se produce para beneficio de (los) mexicanos. Además las compañías rusas venden metales y fertilizantes», enumeró Shkolyar. Por su parte, Rusia necesita productos agropecuarios que no crecen en su territorio como la papaya, piña, limones y naranjas.
La investigadora Petrova analizó que «la idea política de este estrechamiento de vínculos comerciales es ser un contrapeso a la influencia comercial que tiene China en América Latina y por su puesto un eterno contrapeso a la hegemonía comercial de Estados Unidos en América Latina y en el resto del mundo».
No obstante, con ambas naciones se tiene una relación comercial desigual.
En 2017 mientras China nos vendió 67 mil 741 millones de dólares (productos de cómputo y de tecnologías de comunicación, prendas de vestir, aparatos eléctricos), México solo le exportó 6 mil 61 millones de dólares (productos de cómputo, electrónicos, de comunicación y autopartes). Además, la Inversión Extranjera Directa china recibida en los últimos 18 años ha sido de 788 millones de dólares, menos del 0.1 por ciento total.
El año pasado, Rusia nos envió mil 364 millones de dólares (productos químicos, equipos energéticos y siderúrgicos, helicópteros y municiones militares), pero México solo le vendió 237 millones de dólares (carne, tequila, cerveza).
«Hay diferentes premisas de parte de Rusia y México para fortalecer sus relaciones comerciales, solo hace falta elaborar modelos correspondientes para que sea para beneficio de ambas naciones», aseguró el Consejero económico Nikolay Shkolyar. «Nosotros vendemos más que compramos en México, por eso los mexicanos tienen que ver qué más pueden ofertar al mercado ruso como tecnologías del sector energético, del sector espacial, del sector aval, del sector agropecuario y también diferentes automotrices».
Respecto al reto de incentivar la inversión rusa en México, actualmente mínima, expuso que «hace falta meter más presión y hacer más reuniones y encuentros para que los empresarios rusos y mexicanos puedan encontrarse y platicar qué proyectos a futuro pueden comenzar».
EL DESCUIDO DE ESTADOS UNIDOS
En las últimas dos décadas, Estados Unidos no se preocupó por su relación económica y comercial con México, ni mucho menos del TLCAN, aseguró el investigador Enrique Dussel Peters. Fue hasta 2015 cuando el entonces candidato republicano Donald Trump lo señaló como «el peor tratado de la historia» al mencionar el déficit comercial, el cual es menor que el que tiene con China.
«Estados Unidos no ha actualizado ni ha generado instrumentos para dinamizar el TLCAN», expuso en línea con lo declarado por el ex Presidente de Estados Unidos Bill Clinton, quien hace 24 años firmó el acuerdo junto con su homónimo de México, Carlos Salinas de Gortari, y de Canadá, Brian Mulroney.
El viernes pasado, el ex mandatario demócrata aseguró que «las reacciones en contra del TLCAN en Estados Unidos se han generado porque Estados Unidos no ha hecho prácticamente nada desde que lo firmé». Durante su visita a Guadalajara, Jalisco, a un evento de béisbol, agregó: «Nosotros no hicimos lo que debimos hacer para evitar que la gente estuviera en problemas», dijo Clinton.
A más de dos décadas del acuerdo, se registró el establecimiento de nuevas empresas en México, en particular en la manufactura y en cadenas de valor como autopartes-automotriz, hilo-textil-confección y la electrónica. Pero «el TLCAN ha quedado a deber en materia de crecimiento y desarrollo económico», dice el artículo «El TLCAN, ¿Contribuye China a su integración o desintegración?» de los investigadores Enrique Dussel Peters y Samuel Ortiz Velásquez.
El internacionalista especialista en Estados Unidos y catedrático en Catedrático en el Centro de Estudios Superiores Navales (CESNAV), Jesús Gallegos Olvera, añadió vía telefónica que esta expansión china y rusa en la región Latinoamericana genera «un conflicto y lucha por el poder» con Estados Unidos no solo en el marco del TLCAN, sino también en los planteamientos realizados en materia de seguridad y migración.
«Frente al poder de Estados Unidos en materia de negociación política estamos en desventaja», alertó. Como respuesta, dijo, México puede recurrir al derecho internacional y con ello buscar un multilateralismo en coordinación con otras naciones de América Latina como Chile y Argentina, así como la diversificación por sectores a nivel mundial.
México cuenta con una red de doce tratados de libre comercio con cuarenta y seis países. Entre ellos, la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia y Perú) y un Acuerdo de Complementación Económica con Brasil, la principal economía latinoamericana. Además tiene un TLC con Chile y Perú.
«Nuestro acercamiento o alejamiento con Estados Unidos, ya sea por decisiones de ese país o por la firma del TLCAN en la década de los 90, responde a una visión geopolítica de México, la cual no se limita a la frontera norte», destacó Gallegos Olvera.
Considerando que el 90 por ciento del comercio mundial se desarrolla en los mares y México está rodeado del Atlántico y el Pacífico, el Caribe y tiene una frontera sur, por lo que «nuestra visión geopolítica debe ser mucho más grande».